Capítulo 8

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A las tres y media de la tarde ya estoy lista para irme a casa. Esto de ser periodista tiene sus ventajas; casi siempre estoy persiguiendo alguna historia, otras veces llegan solas. El tiempo libre es maravilloso, pero cuando se acumula el trabajo, no dejo la oficina en días.

Tomo mi bolso, además de papeles con algunas notas que tengo que hacerle a la entrevista a Mónica. Solo pensarlo se me hace un vacío en el estómago. Camino por los pasillos ante las miradas de todos; ellos siguen incrédulos ante lo que va pasado por la mañana. Alexa ha desaparecido por completo en todo en día, y es cosa que agradezco al cielo, hubiese terminado asesinándola.

Me subo al coche y antes de que pueda encender el motor, el sonido del teléfono me interrumpe.

-¿Diga?

- Hola corazón, ¿En donde estás?

- Hola, voy camino a casa. Temporada de poco trabajo.

- ¿Quieres salir a comer? Me gustaría mucho ir a ese restaurante de mariscos... El señor camarón, me parece.

El alma se me va a los pies... ¿Acaso sospecha algo? Dios, solo puedo pensar en que me ha seguido, ha visto los besos que nos dimos y que cree que soy la zorra desgraciada que en realidad soy.

- ¿Andy?

- Si, aquí sigo... No se me antojan mucho los camarones. Pero si tu quieres ir, vamos.

- Sí, quiero ir. - el tono decidido de si voz me indica que ya sabe lo que he hecho ¿o acaso es mi propia consciencia? - Además he reservado un lugar especial, un lugar en el balcón.

Mierda. Lo sabe.

- Eso es... Romántico. Ya estoy emocionada.- Soy de lo peor, solo esperó que no acabe mal todo esto.

- Paso por ti a las ocho. Ponte guapa, la situación lo amerita.

El nerviosismo que siendo todo al llegar a casa es totalmente justificado. Sebastián ha sido mi pilar, mi sustento. El me ayudó cuando yo era una mierda, cuando me sentí como tal. Es la persona que recogió todos los pedazos de lo corazón y poco a poco los fue pegando hasta tener algo parecido a lo que soy ahora. Me renovó, me dio seguridad, me apoyó en todo y siempre me tendió la mano cuando le necesité. No quiero perderlo, no es justo, no por él.

Al rededor de las siete y media, ya tengo todo listo. Me he bañado, maquillado y arreglado. Visto un sencillo vestido color blanco de verano, un suéter color amarillo adornado con bonita pedrería y me he puesto unas sandalias doradas.

Aun tengo estragos de la hinchazón en mis ojos, pero la disimulo muy bien con sombras doradas y maquillaje neutral. Me veo bien. Para que me termine mi novio.

Pero siento que me falta algo. Así que me pongo a rebuscar entre mis cosas si es que hay algo, unos pendientes o un collar que pueda usar. Nada. No encuentro nada.

De pronto, la puerta en donde guardo todos mis triques me llama la atención y sin pensarlo dos veces, reviso su interior. Pronto doy con la enorme caja de recuerdos que contiene el titulo: MEMORIAS DE UN CORAZÓN DESTROZADO. Algo dramático el título debo decir.

Rebusco en su interior y lo primero que veo es el montón de fotografías de Sergio y mías. Y recuerdo todos y cada uno de los momentos. Todos. Pero, en una caja de terciopelo color naranja, está lo que creí la señal de amor.

FLASHBACK

La vista es impresionante. Nunca creí que el bosque estuviera así de hermoso. Las mariposas, la reserva, la comida, el pueblo tan pintoresco y la excelente velada. El sexo, el muy buen y tremendo sexo.

Olvidarte es Imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora