Capítulo 39.

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Al fin.

Al fondo suena nuestra canción. Con la que me pidió matrimonio. Desde que lo hizo, se convirtió en mi himno.

Me encuentro parada frente al espejo. De nuevo, viendo mi vestido de novia. Lo amo, tiene un escote en la espalda muy bonito, todo de encaje y lo complementa un listón con pedrería en el medio de color champán. Es hermoso.

El cabello, lo han dejado suelto, pero bien peinado de lado. Y como siempre, un maquillaje sutil.

No puedo creer que, después de todos estos años, vaya a casarme con Sergio de Anda.

Un ególatra, mujeriego y desgraciado arquitecto, cotizado como uno de loa hombres más guapos de México, y uno de los arquitectos más influyentes de nuestros tiempos.

Pero lo que todo veo es a un hombre con un gran corazón, que da todo de sí para cuidar y amar a las personas que más importan. Que ha pasado por tantas cosas en la vida, que nunca te imaginarias. Por ejemplo: Hasta la fecha, no sé por qué no menciona a sus padres. Pero es obvio que le duele mucho, y ahora, tenemos todo una vida juntos, para que me diga. Yo sé que Sergio es un hombre de tiempos, y hasta que esté listo, me dirá lo que siente y lo que piensa.

La boda, fue organizada por nada menos que Sara. Ella al final, terminó enamorándose de un  gran chef italiano, que conoció una de las tantas veces que no supe que hostigaba a mi futuro marido.

Decidí darle un voto de confianza, puesto que sé lo que se siente amar a Sergio de Anda. Es un mar de emociones.

Mi hermana... Es una máquina de hacer bebés. Con todo su tratamiento de fertilidad, la vida le ha dado cinco hijos. Un embarazo gemelar y otro de trillisos, la dejó con una gran familia. Siempre está ocupada.

Raquel. Raquel está muy embarazada. Es decir, tiene jn panza enorme, y juro que va a explotar en cualquier momento. Joel es muy feliz. Todo el mundo lo es al lado de Raquel.

Mi pequeña Lía... Ya no es pequeña. Ya tiene mi altura, y va por sus 15 años. Sí, ya ha pasado año y medio desde que nos comprometimos. Sergio y yo, decidimos darnos un tiempo y disfrutar de todo lo que incluye.

La puerta se abre, y entra Lía, con su hermoso vestido color verde. Sus ojos son una copia exacta de él. Me sonríe, para después sentarse en el sillón que hay al lado.

- La tía Julia ya llegó. Sus hijos están haciendo estragos en mi habitación... Pero mantienen a Max entretenido.

Si. Soy mamá.

Después de nuestro compromiso, me enteré que estaba embarazada. Sí, fue la mejor sorpresa de mi vida.

Todo tuvo sentido: Dormir todo el día, estar emocional, y tener ganas de comer todo lo que pudiera. El cielo se apiadó de mi al no darme náuseas.

Sergio se impactó cuando recibió la noticia. Ama a sus hijos, daría la vida por ellos. En cuanto supimos  que seria un niño, los tres decidimos el nombre al unísono: Max. Solo espero ser una madre excepcional y criar a un hijo tan bueno como lo fue él.

Mi pequeño ángel de once meses y mi señorita de quince años, son la mejor cosa que la vida me ha dado.

Estoy segura de una cosa: La vida siempre tiene tiempos perfectos para todos. Y el tiempo de Sergio y el mío, es perfecto. También es eterno.

- Mamá... ¿Crees que mi papá se quede sin palabras cuando te vea?- pregunta admirando también mi reflejo en el espejo.

- No lo sé. - Sólo espero que sí.

- Yo solo estoy segura de algo: hoy ya serás mi mamá oficialmente. Y estoy tan contenta.- Se que Lía está emocionada y contenta. Le he dado una familia. Ella merece una familia.

- Mi niña hermosa.- toco su rostro suave, y le beso la frente.- Siempre serás la niña bonita que conocí.

- Y tú, la princesa de mis cuentos.

Las emociones nos sobrepasan. Nos rodeamos  con los brazos y lloramos. El día más feliz de mi vida

- ¡¡¿¿Que hacen aquí??!!

Sara entra a la habitación y nos saca del trance feliz que vivimos. Me da tanta risa saber que muchas cosas no cambian: Lía sigue rodando los ojos cuando la oye hablar. - Ya vamos... Estamos en tiempo madre e hija.

- Lo sé, pero el padre, el juez y el novio, ya están esperando a la novia. - Dice preocupada.- Me matan si no sales.

Después de una rápida repasada a mi maquillaje, salimos directo al patio de mi casa.

Camino por la sala, llego al patio y sigo el camino de flores. La música comienza a sonar.

El aire se me va.

Jaime me toma de la mano y no dice nada. Sergio voltea y me ve.

Es puro amor, admiración, persistencia y felicidad lo que veo en sus ojos. Yo siento lo mismo.

Llegamos hasta la tarima, en donde el padre nos espera para dar inicio a la misa.

Jaime, me abraza antes de entregarme y susurra a mi oído: -Procura que esta boda si se termine, por favor. No quiero haber gastado en valde por otro traje.

Me río ante el comentario. Jaime le entrega mi mano a Sergio.

Nuestra electricidad sigue ahí. Siempre lo hará. No nos decimos nada. Nuestros ojos hablan por nosotros.

La misa comienza. El padre sigue su protocolo y llega a la típica pregunta:

- Andrea, ¿aceptas a Sergio cómo tu legítimo esposo; para amarlo y respetarlo, en lo próspero y en lo adverso; en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?

- Sí, todos los días de mi vida.

Pongo la argolla de plata y oro en su dedo anular. Lo miro, y le doy una sonrisa.

El padre prosigue y dice:- Sergio, ¿aceptas a Andrea, para amarla y respetarla, en lo próspero y en lo adverso, en la salud y la enfermedad; para amarla  y respetarla; hasta que la muerte los separe?

Se  queda callado. Los invitados se quedan en ascuas, el padre espera, los murmullos comienzan y se tensan.

Pero yo no. He llegado a conocer tan bien a este hombre, que sé, que las decisiones fuertes, aquellas que marcaban su vida, le llevan a tiempo.

- Sí. Siempre, para siempre si.

FIN.

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ÉSTE ES EL FINAL DE LA HISTORIA. AÚN FALTA EL EPÍLOGO, QUÉ SERÁ NARRADO POR SERGIO.

MUCHAS GRACIAS POR SEGUIRME EN ÉSTE VIAJE, POR ENAMORARTE DE MIS PERSONAJES, POR COMENTAR Y VOTAR.

SERÍA MÁS QUE LINDO, VER ESTA HISTORIA PROMOCIONÁNDOSE EN UNA LIBRERÍA, BAJO MI NOMBRE Y CON UN GRANDIOSO SELLO EDITORIAL QUE LA AVALE.

TE INVITO A QUE ME CONOZCAS, Y LEAS LO QUE MI LOCA MENTE IMAGINA A DIARIO.

ATTE. AMÉRICA A. BACA.

LA CHICA QUE QUIERE DEMOSTRAR, QUE NINGÚN SUEÑO ES MALO, TONTO O GRANDE.






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