Capítulo 32

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El imbécil cree que solo es el dinero. Nunca fue eso. Yo la amaba de verdad; pero ella se enamoró de él. La maté. Ella solo me tenía que querer a mí, porque ella era mía. Después, él se quedó con todo lo que es mío. Ella es mi hija. Y aún así la tenga que matar, ella se quedará conmigo. Al igual que él lo hizo conmigo, también le quitaré todo. Poco a poco. Empezando por el dinero... Terminando con la rubia.

Han pasado cinco días desde que enterramos el cuerpo de Max. No la he pasado nada bien, lo extraño como loca.

La mamá y hermanas de Max, estuvieron unos días en la ciudad, después regresaron a Monterrey. Todo fue rápido, pero aún así, pude ver por que Max era tan buen hombre: fue criado por una verdadera mujer.

Los días se han hecho eternos para Sergio, quien también tuvo la oportunidad de convivir con la madre de Max. Él ha estado muy preocupado, y ha vendido dos de sus casas en México, incluyendo a una pequeña cabaña que tenía en Napa, California. ¡Ni yo sabía que tenía tanto dinero!

Pero aunque se han vendido las propiedades en tiempo récord, la cantidad es insuficiente. La policía parece estar trabajando más lento que una tortuga con sueño y tememos que la vida de Lía esté en peligro.

Mónica, la hermana de Sergio, ha estado también aportando, esperan tener el dinero para hoy mismo.

Ahora mismo, estoy en casa, preparando todo para irme con Julia y Jaime a casa de Sergio.

Cuando llegamos al departamento de Sergio, me sorprende ver todo el desorden que hay. Papeles tirados aquí y allá, tasas de café sucias por todos lados y una cobija con una almohada en el sillón, al lado del teléfono. Sergio es un completo obsesionado con la limpieza, no al extremo de ser obsesivo, pero si un poco controlador.

- ¡A esto le urge una limpieza ahora.!- dice Julia sin pensarlo.

- Disculpen el desorden... No he tenido mucho tiempo para limpiar.

- No te preocupes.- le digo tomadole el brazo, lo que hace que ambos nos apartemos de golpe; tanto, que Julia y Jaime lo notan.- Si... Bueno... Te ayudo un poco a limpiar.- digo nerviosa y caminando por la casa, sin encontrar las cosas para la limpieza.

- Nosotros tenemos que salir.- Dice Jaime llegando hasta la puerta con Julia de la mano.- vamos a comprar algo para que podamos comer, por que creo que no hay nada. Ambos salen rápido y nos dejan ahí... Solos.

De inmediato me siento incómoda. Sergio se da cuenta, y me conduce hasta una pequeña habitación en la que tiene todo lo necesario para hacer el aseo.

- Muchas gracias, Andy. De verdad.- se recarga en el marco de la puerta y nos miramos a los ojos.- ¿Como estás?

- Bien... Pasando los días.

- Sí, lo sé.

Suena el teléfono y los dos corremos a la sala. Es la primer llamada que tenemos en días.

- Bueno...- se oye la voz del otro lado de la línea, una muy enojada voz.- si, estoy solo... Casi están completos, si tan sólo me das mas días, y una garantía de que me hija está viva... Confío en tu palabra, pero necesito una prueba...

Olvidarte es Imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora