Siempre pensé que las historias de amor, son para los gays y las personas con corazón. Nunca en mi vida imaginé que yo, de hecho, iba a enamorarme.
Andrea llegó a mi vida en un momento difícil. La relación que tenía con mis padres era poca. Ellos eran de esos típicos ricos, quienes tenían a sus hijos con nanas y escuelas privadas todo el tiempo.
Son contadas las veces que puedo decir, que mi padre me abrazó o me dijo un te quiero. Mi madre, tampoco lo hacia.
Mónica y yo, fuimos hijos modelo. siempre queriendo llamar su atención. Debo decir que las esculturas de Mónica funcionaron más, que mis travesuras.
Cuando crecí, dejé de preocuparme. Ya no me importaba la familia, solo las mujeres. Ellas, mostraban más afecto que mi madre.
Así fue que comencé a ser un hijo de puta. Porque por alguna razón, nunca pude sostener a una mujer a mi lado más de una noche.
Me daba miedo. ¿Si veían lo mismo que mis padres? A un niño mal portado, inquerible... Por eso, no. Me negué a ser rechazado. Ya había pasado por ello muchos años.
Entonces, el día en que me dicen que he dejado a una mujer con mi hija... Mi mundo se cae. Tenía una hija de dos años, y mis padres, dejaron de apoyarme. Si es que alguna vez lo hicieron.
Esa mañana, pensaba en las distintas maneras en las que había fallado, en cuanto daño había causado a aquellas mujeres, me sentí el hombre más vil de la tierra.
Después... Choqué con ella. Su rostro, sus ojos hermosos y la forma de su boca, hicieron aje toso en mi temblara. Además, aquel choque eléctrico que nació de nuestro breve contacto, me dejó noqueado.
Desde ese día supe que nunca la dejaría ir. Ella era la única.
Con Andrea, la cagué infinidad de veces. Dejé que pasara mucho tiempo, y los años me hicieron un hombre.
La dejé ir dos veces. La primera con Sebastián. Él nunca me preocupó; es más, siempre me pregunté como hizo para que ella tan sólo lo considerara una pareja.
Ella es noble, muy dulce y amable. Todo en ella es dulce. Sus labios, sus pechos... Todo.
Pero cuando pensé que realmente la perdía, fue cuando Max vivía. Él fue un hombre excepcional, un hombre que me hubiese gustado conocer más, ser su amigo, su hermano.
Dio la vida por mi hija, y no sabe lo eternamente agradecido que estoy por ello. No me alcanza la vida para agradecer.
Pero las cosas pasan por algo. Y creo que su muerte, sólo hizo que Andrea y yo tuviésemos nuestra historia.
Yo la amo. La amo con toda el alma, con mis venas, con mi sangre, con cada partícula en mi cuerpo.
Fue mi agua en tiempo de sequía.
Mi luz en la obscuridad.
La vida, cuándo pensé que no la tenía.
Ahora mismo, la veo bailar. Sigue tan guapa y hermosa como siempre. Tan ella. Tenerla en mis brazos siempre es una delicia.
- ¿Que piensas?- dice en mi hombro.
- Lo mucho que te amo.
Ella sonríe y me da un beso en los labios. Pero quiero más. De ella lo quiero todo.
- Tranquilo tigre, los de la luna de miel son Lía y Marcos. - me dice Max, dándome unas palmadas en la espalda. Le gruño.
- Jovencito, si no dejas que bese a tu madre, prometo que no habrá teléfono, computadora y todo lo que sea que ames.
Mierda, habló muy en serio.
Me mira divertido y luego me abraza.
- Te pones peor que cuando sacó malas notas.- dice entre carcajadas.
Andrea saca de su bolso 200 pesos y se los da.- Ten, ganaste la apuesta. Y deja de burlarte de tu padre.
El chico se va muy alegre, gritando sobre comprar un vídeo juego o algo así; mientras que mi esposa, me besa de nuevo.
Horas más tarde, dejo ir a mi hija, con el hombre que la ama. Si ella es feliz, yo lo soy.
Andrea y yo estamos en casa, ya acostados y listos para ir a dormir. Max, sigue con sus primos, quienes seguramente hacen alguna tontería de muchachos. Sé que son buenos hombres. Fueron educados por Julia y Jaime; dos de las personas mas buenas que conozco.
- ¿Y si no nos extraña?- pregunto contra el cuello de mi mujer.
- Siempre lo hará. Es tu hija.
- Pero si se olvida de nosotros? Si se olvida de su padre.
- Qué dramático eres. Ella solo va a Francia por un mes, no toda la vida.- dice entre risas.
- Es en serio... Mi niña...
- Tu niña, tiene 30 años y es feliz. Además...por experiencia propia puedo decirte esto.- se da l vuelta para quedar delante de mi. Besa mi boca con sus suaves labios rosados y termina.- Sergio de Anda: Olvidarte es Imposible.
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Olvidarte es Imposible.
RomanceImagina esto por un momento: Un novio perfecto, una hermana adorable, una amiga incondicional y el trabajo que amas. Andrea tiene todo eso, pero solo Dios y ella saben que le falta algo, y ese algo se llama Sergio de Anda. Él, quien un día le rompi...