Capítulo 35

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La noche de ese lunes no pudo pasar nada, ya que yo tuve mucho trabajo con la columna del periódico, al igual con el programa de radio. Además, por atrasos con el proyecto del edificio, Sergio ha trabajado hasta tarde.

Aunque debo decir que hemos tenido momentos... Íntimos en estos días. Trabajamos mucho con el tacto y el gusto. Aunque solo se queda en insinuaciones, por que si no son de mi trabajo, o el de Sergio,  incluso Lía, quienes nos interrumpen.

Como ayer en la noche. Ambos estábamos un poco acalorados y yo le ayudé a deshacerse de sus bóxer... Con los dientes.  Pero una niña hiperactiva, a la que quiero tanto como a su padre, llegó y nos fastidio los planes.

Es el efecto que tiene Sergio en mí. Hace que salga la parte más descarada y pícara en. Me incita a ser sexy y me da dosis de erotismo con solo una mirada. Sergio es adictivo, peligroso y muy experimentado; para mi es perfecto.

Es raro que lo diga, por que mi hombre perfecto es Max; aun lo es. Pero esto es tan diferente... Es más.

Mas intenso.

Más pasional.

Más duro.

Más trabajo.

Pero siempre hay más recompensa, lo que hace que mi ser sea expectativo y esté alerta. Además, no sé si sea por el tiempo, pero hay más amor del que alguna vez imaginé sentir.

Hoy es viernes, y sé que hoy es inevitable que pase. Lía irá a casa de sus abuelos a pasar el fin de semana. Nosotros no tenemos trabajo, y por ende... La casa solo para nosotros.

Espero con ansias todo. Por lo que, al salir de la radiodifusora, fui directamente a mi tienda favorita de lencería.

Compré un bonito conjunto negro y gris de encaje. La parte de arriba es de media copa, y la parte de abajo es completamente genial. Consiste en una tanga de encaje, que va directamente a un liguero para las piernas. Es muy, muy sexy.

Ahora mismo estoy en casa. Sergio ya ha dejado a Lía con sus abuelos, y no tarda en llegar a casa. Todo ya está preparado: Vino tinto, una carne en salsa de champiñones y queso feta, y de postre... Yo.

Me he puesto un vestido negro que me gusta mucho, es recto, y se amolda muy bien a mis curvas, no tiene mangas, pero es cubierto del torso con una transparencia de velo, pero el escote en corazón, se ve a la perfección.

Me veo sexy. Además que lo complemento con un maquillaje letal en labios rojos.

Voy de un lado al otro. Mis zapatillas suenan en las moquetas del piso. Me siento más nerviosa que la primera vez que tuvimos sexo.

Unos minutos más tarde, veo las luces del auto llegar y estacionarse en la entrada. Corro a la cocina para servir los platos. Los acomodo en la mesa; tomo el vino, sirvo dos copas. Espero paciente parada en la sala.

Se abre la puerta. Claramente no me ha visto, por que comienza a quitarse el saco y la corbata, para después dejarlos en el pechero, muy bien acomodados. Mete el maletín a el closet y camina un poco. Levanta la vista. Ahí están esos dos hermosos luceros verdes que me encantan.

- Esto sí que es inesperado.- avanza lento y decidido. Tal como me gusta.

Le entrego la copa, deposito un beso en sus labios y lo jalo de la mano. - He preparado una cena para ambos. Pensé que eso estaría bien.

Volteo a verlo; tiene una expresión de fascinación en su rostro. Me dedica una sonrisa al notar mi mirada. Me ayuda a sentarme y después él lo hace.

Mientras comemos, me platica cómo va todo con su proyecto, que casi está listo, solo le hace falta algunos detalles.

Por mi parte, le cuento de mi programa y la nota en la columna. La verdad es que no hay mucho que contar.

Olvidarte es Imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora