- Entonces... ¿Que pasó?
- Pues, explicó todo. Me dijo muchas cosas que al principio pensé que eran mentira...Pero algo me dice que son verdad.
- Y, ¿Que decidiste?
- ¿Como?
- Sí, tú y él... ¿Que son?
- Ay, amor mío. Él es el pasado, tu eres mi futuro. - lo beso muy suavemente y el suspira de alivio contra mi boca.- Todo tiene un tiempo, un momento y una etapa. Tú y yo...- nos señalo en ambas direcciones- esto apenas comienza.
- Te amo. No sabía si te perdería.
Estamos solos n mi departamento, después de que Lía haya pintado a Max de la forma más ridícula, por diversión, Sergio nos ayudó a recoger todo, y después vimos una película en la sala. Lía se quedó dormida y su padre tuvo que llevársela en sus brazos. Sorprendentemente, mi ex, y mi novio se caen bien y ellos soliros quedaron para un partido de basket ballet la semana próxima.
Max, es el mejor; y Sergio por fin entendió su lugar en mi vida.
- Sabes, me habló de algunas cosas que son delicadas.
Le digo todo lo que platiqué con Sergio, pero lo más importante y lo que más le llama la atención es que haya adoptado a Lía desinteresadamente.
- Bueno... Eso es noble, habla muy bien de él. - se queda pensativo por un momento y después me voltea a ver - Es un buen tipo Andy, uno que cometió errores en el pasado, y el karma se ensañó un poco con él.
- Lo defiendes? So no tiene sentido.
- La verdad es que no. Solo me pongo en sus zapatos, y pienso como hubiera reaccionado yo ante todo eso. Es demasiado duro, yo no me imagino una vida sin ti.
Esta es una de las tantas razones por las que lo amo. Es un hombre realmente bueno y muy noble. Tiene la capacidad de ver más allá de lo que pasa, el ve la motivación de las personas, la causa.
Él es mío.
Como nos encontramos en mi habitación, quitando los restos del maquillaje que le ha quedado entre la barba, le he quitado la camisa. Lo que me da una tentadora idea.
Me quito la blusa y me siento a horcajadas sobre él. Max pasa sus brazos por mi cintura y después baja lentamente hasta mis glúteos.
Lo beso. Pienso dejarle muy claro que ya he hecho mi elección y esa solo tiene unos rizos hermosos y una sonrisa de infarto. Paso mis labios por su mandíbula, hasta llegar a su oreja, para seguir con su cuello. Beso y chupo, para terminar con una pequeña mordida en aquél lugar, donde el cuello y el brazo se funden.
- Te amo, mucho...- Murmuro contra su piel y oigo como sonríe.
- Yo también mi amor, mucho.
Se levanta conmigo en sus brazos, para después dejarme en la cama, con él encima mio. Me besa el cuello y el contorno de los pechos, me derrito por completo. Max es intenso, hacer el amor con el es divino. Pero precisamente ahora, es tierno a morir, es amoroso y suave.
Me besa los labios muy lento, tan lento que me hace suspirar en su boca. En el mismo ritmo, nos deshacemos de la ropa y todo lo que nos estorba, y nuestros cuerpos se fusionan en uno solo.
Es un vaivén lento, pausado. Nuestras respiraciones son forzadas por el placer que nos une, y nuestros ojos transmiten lo que nuestros corazones sienten.
- Te amo...- me susurra al oído.
- También te amo.
Ambos nos dejamos ir.
*****
Un mes después.
Casi llega Navidad. Estamos a unos días de ello, y pues aunque ha sido gradual, creo que Max y yo ya vivimos juntos.
No es oficial, pero solo va una o dos veces a su departamento cada semana, y eso es para recoger algunos de sus zapatos o revisar el correo. Es perfecto, me ayuda con el aseo de la casa en las mañanas, y hace unos hot-cakes increíbles.
Hoy es sábado, así que nuestro fin de semana comienza con cereal con leche, la cama y una película mexicana de Cantinflas. Perfecto. Tal cómo la imitación de Max.
Me tiene partida de risa con sus ocurrencias. Trae puestos sus pantalones de franela con pequeños dibujos de anclas color rojo y gris, una camiseta blanca y el cabello alborotado.
Yo soy algo similar. Una pijama verde, una blusa de tirantes azúl y unos calcetines blancos. Max siempre me hace burla sobre ello, ya que siempre, haga color o frío, no puedo dormir sin los pies cubiertos.
- Hoy hace frío. - digo quitando el plato de la cama, para ponerlo en el buró de al lado. Me acurrucó en su pecho y aspiro su aroma.
Besa l corona de mi cabeza y me abraza, frotando nos brazos. - Está frío, demasiado. Si no me lo dices antes, nunca lo hubiese notado. - responde irónico y yo le doy un pequeño manaso en el pecho.
Van a dar las diez de la mañana. La verdad es que nunca me he quedado hasta tan tarde.- Me encantan tus pelos necios. ¿No has pensado en teñirte el cabello?
- Cuándo era adolescente tenía el cabello azul. ¿Te gustaría ese color?
Se ríe, me besa la frente por un momento, para después darme una nalgada. - Graciosa. Es que tengo curiosidad. ¿Cuantos años llevas de rubia?
- Muchos... Como desde los veinte.
- No son tantos.
- ¿Quieres que cambie el color de mi cabello?
- No. Para nada, es solo una pregunta. Sólo me da curiosidad saber por que llevas casi cuatro años con el mismo color.
Esta es la pregunta más rara que me ha hecho hasta ahora. Y creo que la pregunta exacta que quiere hacerme es si acaso lo he dejado así por Sergio.
- No sobre analices todo. A él le importa poco el color de cabello, mientras sea mujer o tenga pechos, todo está bien.
- Me cae bien Andy. Adoro a su hija, pero no se me pasa por alto el hecho de que también te ama. Te quiere en su vida, de una forma u otra, y... Bueno, admito que soy un poco celoso. Pero no le diré o te diré algo solo por celos, por que confío en ti al cien por ciento.
Su confesión me deja atónita. Mi Max es alguien que no solo vale la pena, si no que merece que le de una dosis de seguridad. Por que la verdad es que todo no sé I en su lugar, podría aguantar todo lo que él ha dejado que pase entre Sergio y yo.
- Max...- Susurro algo atemorizada por lo que diré.- Mudate a vivir de una buena vez conmigo. Iniciemos nuestra propia familia.
La valentía y el amor han hablado por ellos solos. Siento que me abraza más fuerte de lo que lo hacia anteriormente y me besa la sien.
- Sería un placer compartir todas mis mañanas contigo.
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Olvidarte es Imposible.
RomanceImagina esto por un momento: Un novio perfecto, una hermana adorable, una amiga incondicional y el trabajo que amas. Andrea tiene todo eso, pero solo Dios y ella saben que le falta algo, y ese algo se llama Sergio de Anda. Él, quien un día le rompi...