Capitulo 5

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La llamada.

El teléfono lo tengo en las manos y he estado al menos cinco veces repitiendome que todo estará bien, que ya nada me puede afectar. ¡Si, claro!

Respiro de nuevo por la nariz, exhalo por la boca y comienzo a marcar el numero. Dos tonos mas tarde:

- Sergio de Anda...

- Humm... si, hola... yo...

- ¿Andy?

- Sí, soy yo. Solo te hablaba para pedirte un gran favor.

- Esta si que es una gran sorpresa,- su tono de voz lo denota, pero se esfuma cuando su lado arrogante aparece- Dime ¿ exactamente, de que tipo de favor hablamos?

- Bueno, tu me dijiste que tu hermana es Mónica Allist. ¿cierto?

- Eso es verdad.

- Bueno, entonces tan solo por haberte acostado con mi hermana que aun está casada, me debes algo.

- ¿Y Mónica que tiene que ver con esto?

- Quiero que me de un a entrevista. Y si tu me ayudas a obtenerla, cree me que desistire de cortarte los huevos en cuanto te vea.

- Bueno, señorita agresividad, y ¿cree que con esas amenazas yo le diré algo a mi hermana? Mmmm... Nop, no cuentes con ello. ¡Vamos Andy, eres más inteligente que eso! Dame algo a cambio.

La maldita confianza desbordada que exhala este hombre hasta por teléfono, me abruma y me emociona. Me provoca querer besarlo hasta que me quede sin ganas y después matarlo.

- Y según tú ¿cual sería un trato justo?

- Una cena. Solos tú y yo; como en los viejos tiempos.

- En los viejos tiempos tu yo terminábamos con sexo, bueno amigo, eso no pasará, tengo novio ahora, ¿recuerdas?

- Si, bueno, no me vuelvo loco al recordarlo- Mi dios, esta es una revelación, está celoso.- Pero por extraño que parezca, solo quiero una agradable cena de amigos. Solo tú y yo. Mañana a las 8.

FLASHBACK

- Hola...

- ¿ Qué haces aquí?

- Bueno, tú dijiste que estarías ocupada, así que yo pensé que a esta hora ya deberías de estar hambrienta. A demás te debo un desayuno.

Encontrarlo de nuevo a las afueras de la universidad si que es una sorpresa. Pensé que ya no le vería de nuevo. Además el hombre tiene razón, me debe un desayuno y por llenarme de cosas por hacer (como siempre) no he comido nada.

- ¿Entonces?

- No lo sé... ¿como sé que no me vas a secuestrar o algo así?

- Creeme cuando digo que no haré nada que no quieras. - La promesa en su voz me hace temblar completamente.

- Bueno... entonces quiero pasta. En mi apartamento. - Ahí me siento mas segura, además también está Jazz. Ella me cuidará de no hacer algo estúpido.

- Pasta. Listo. Tu apartamento, listo.- abre la puerta del pasajero en su coche y me hace una reverencia para que pase- ¿Alguna otra cosa señorita?

- Se lo haré saber mas tarde señor.

Nos subimos a su auto, puso en marcha el motor. En silencio nos dirigimos  a mi apartamento y solo su llamada a un restaurante corta  el agradable momento.

- Es aquí. - digo señalando la pequeña casa de interés social en la que vivimos.

- ¿Aquí?- me ve con preocupación y de nuevo dirige la mirada a la casa - ¿enserio?

- Si. - contesto algo molesta- Soy estudiante universitaria, ¿esperabas un palacio?

- No... pero...bueno...

- Si quieres pasar, la invitación está en pie. No tengo sarna, rabia o pulgas. Gracias por el aventón.

Salgo de su auto enojada. La cara de horror me deja mas que claro cuales son sus sentimientos. Me caen gordos los elitistas.

Saco las llaves y abro la puerta de color blanco. No he tenido el dinero para comprar un numero decente a la puerta por lo que el numero pintado muestra el #1304.

A pesar de ser un lugar pequeño, es acogedor. La casa solo tiene dos habitaciones, un baño completo y una cocina pequeña. El espacio designado para la sala consta de dos sillones pequeños y varios almohadones hechos por nosotras; todos acomodados en una esquina. La televisión es grande, pero la compramos en rebaja.

La mesa de lo que es el comedor es de madera y cristal, un regalo amable por parte de la abuela de Jazz, y no tenemos sillas, solo unos bancos de madera. Un trastero estilo abuelita nos sirve de alacena también. A pesar de ser pequeño, es lindo y acogedor, además siempre está limpio. Jazz se vuelve loca si ve algo desordenado o sucio.

Cuando entro y dejo mis cosas sobre la mesa, la puerta suena. Espero que sea el repartidor y me doy una patada mental, por que seguro, Sergio ya se ha ido. ¿Como voy a pagar la elegante pasta italiana que el pidió?

Abro la puerta y ahí está el. Parado con cara de arrepentimiento en la puerta de mi casa. Suspiro, es inevitable.

- Perdón. - Agita las bolsas en sus manos- ¿Pasta?

Findel flashback

- Andy, ¿sigues en la linea?

- Sí, lo siento. Bueno, una cena de amigos. Solo una y en donde yo diga.

- Como en los viejos tiempos. ¿Pasta?

Sonrío. Me sorprende que ahora de verdad se acuerde, lo que quiere decir que siempre lo hizo, lo cual me enfurece.

- No, ahora quiero salmón.

- Salmón, anotado. Y vino...

- Blanco, por supuesto.

- Anotado; por cierto, Andy , si tu eliges el lugar, y la comida, yo elijo el postre.

Cuelga. El maldito me cuelga y yo me quedo viendo a la bocina como tonta. Por dios, si que estoy bien jodida, aún lo amo.
 

Olvidarte es Imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora