"Somos una casualidad llena de intención."
M.B.
La adrenalina corría por sus venas como nunca, era cierto que cada evento era único y especial y, a pesar de llevar casi toda su vida en el medio, no podía evitar los nervios ante cada nuevo proyecto o presentación. Eran miles de personas las que se habían reunido esa noche para escucharla cantar por primera vez en Madrid. Era la primera presentación que ofrecía en la capital y por la cual sentía los nervios más intensos que nunca.
Pero todo pasó en apenas unos minutos, cuando ya la música se desvanecía junto con el eco de su voz entonando la letra en directo, saludó a todos los espectadores frente a ella y se despidió en un grito:
—¡Gracias, Madrid! ¡Los amo! —gritó, lanzando besos al aire con una sonrisa en el rostro.
Corrió por la pasarela hasta llegar al escenario y enseguida se adentró hasta backstage donde su asistente la esperaba con una botella de agua de la que bebió sin dudar. Cuando la ayudaron a deshacerse de los in-ears se encaminó hacia su camerino, seguida de su asistente y un guardia de seguridad.
—¿Y esto? —Se dirigió al tocador donde se encontraba un gran ramo de flores en agua junto a una caja de chocolates acompañada de un sobre con algo escrito en él—: "Para mi hermosa Regina."
Frunció el ceño al leerlo y miró a Olivia, su asistente. Una chica alta y muy guapa de cabello rubio y ojos claros que la acompañaba en cada evento o nuevo proyecto desde hacía más de cinco años. Algo que la ayudaba muchísimo era su edad a la hora de entender sus necesidades, pues apenas era un par de años mayor.
—Debieron de traerlo mientras estabas en el escenario —le aclaró, dándole a entender que ella tampoco tenía ni idea de eso.
Abrió el sobre y al sacar el contenido descubrió varias fotos suyas de los días anteriores. Había una en la que entraba al gimnasio, otra entrando al lugar del evento de esa misma noche, pero la que hizo que un escalofrío recorriera su columna fue la última: Fernanda y ella frente a su casa en Madrid.
—Creo que es otra vez la misma persona —Revisó el reverso de las fotos y el sobre, pero no encontró ni una sola pista. <<Ya van varias veces>>, pensó al mirar las flores y los chocolates—. Me está vigilando todo el día y esto no me está gustando nada, Olivia.
Le entregó las fotos y pudo ver la preocupación reflejada en su expresión al verlas una por una.
—No te preocupes, iré a preguntar si alguien vio quién lo trajo —Acarició su brazo tratando de calmarla, pero lo cierto es que no podía lograrlo—. Te traeré una tila. Cámbiate mientras regreso.
Asintió no demasiado convencida, aunque sabía que había personas afuera que cuidaban de su seguridad. Pero es que ella no se sentía en lo absoluto segura porque esos anónimos eran escalofriantes y mucho más saber que una persona desconocida seguía cada uno de sus pasos. Estaba acostumbrada a que personas la siguieran por interés, tratando de buscar una nueva noticia sobre ella, pero era completamente diferente porque ellos solo querían exclusivas sobre su vida, esta persona... No, ni siquiera sabía que quería de ella.
Tan solo unos días habían pasado desde el evento en el que recibió una vez más los regalos de esa persona que ahora podía decir que se estaba convirtiendo en su acosador. Todavía no podía hacerse a la idea de que algo así le estuviese sucediendo, pero es que lo de aquella noche solo era una pequeña parte de todo. Luego de eso, se había encontrado fotos en el buzón de su propia casa, en la taquilla del gimnasio donde iba a hacer ejercicio o en su propio auto.
ESTÁS LEYENDO
Pequeña Tentación #BilogíaTentación
RomanceTras unas merecidas vacaciones con su mejor amiga, Regina regresará a los escenarios sin imaginar lo que la vida le tenía preparado. Regalos y notas sin firma la obligaron a buscarlo... Él. Alonso Dávila, la cabeza de una de las mejores agencias de...