Capítulo 30: Estoy enamorado de ti ✅

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"Quédate con alguien que no pueda estar enojado tanto tiempo contigo, que no pueda dejar de hablar contigo y que tenga miedo de perderte".


No supo cuánto tiempo pasó mientras en su cabeza trataba de encontrar la mejor forma de acercarse a ella, pero cuanto más lo pensaba, mayor era la seguridad de que el enojo de Regina estaría aumentando porque aún podía recordar sus ojos cristalizados mientras lo miraba dolida por sus palabras.

¡Cómo pudo ser tan insensible! Estaba enojado, furioso... Ni siquiera pudo imaginar que terminaría por decirle todo aquello hasta hacerla llorar sin ni siquiera importarle, quiso hacerla comprender que para él su seguridad era lo más importante y terminó lastimándola.  Y cuanto más lo pensaba, más ganas tenía de golpearse a sí mismo por ser un bruto capaz de decirle todas esas cosas. ¡Ella estaba sensible y cómo no se dio cuenta! Llevaba varios días actuando de forma extraña, pidiéndole más caricias y besos de lo habitual, abrazándose a él y pidiéndole que lo hiciera más fuerte aun cuando era imposible. 

Y finalmente todo aquello tenía una explicación: estaba embarazada... ¡Embarazada! Esa palabra no lograba salir de su cabeza y se repetía una y otra vez sin parar. Regina llevaba en su vientre un hijo de los dos y él le había gritado, la había hecho llorar y se había ido sin importarle que sus palabras y el recordarle aquella horrible noche la hubiesen lastimado.

—Idiota, estúpido... Eso soy —dijo para sí mismo y se dejó caer en el sillón del salón.

Ya no soportaba estar encerrado en su oficina, no cuando esas cuatro paredes lo estaban asfixiando. Era un idiota y lo sabía, aunque lo más importante de todo es que debía encontrar la forma de pedirle perdón por sus gritos, pero, sobre todo, la forma de decirle que ya sabía de su estado y que él iba a estar junto a ella.

Suspiró colocando un brazo sobre sus ojos y fue entonces que escuchó unos ruidos que provenían de la habitación principal, como unos pasos rápidos que enseguida dejaron de escucharse. Preocupado, se levantó y caminó hacia la habitación para darse cuenta de que ella seguía ahí adentro, pero que había dejado la puerta entreabierta.

Volvió a escuchar ruidos, esa vez que venían del baño de la habitación, y supo que estaba ahí. Entró sin dudar y se acercó a la puerta cerrada para escuchar lo que era el inconfundible sonido de que estaban vomitando, otro síntoma más que él ni siquiera había notado. Sabía que ese era un síntoma muy repetido en las embarazadas porque podía recordar a la perfección cómo su madre lo había sufrido al inicio del embarazo de su hermana.

Cerró los ojos conteniéndose de entrar y ayudarla, de estar con ella y decirle que todo iba a estar bien, pero la conocía... Y sabía que, si hacía eso, lo más probable es que lo sacara de ahí a patadas. Escuchó el agua correr y decidió que debía salir de ahí para no complicar las cosas. Fueron pocos minutos los que ella tardó en atravesar el salón, ignorándolo por completo para regresar nuevamente a la habitación con una infusión entre sus manos. Pudo sentir el aroma de la manzanilla y suspiró porque ese remedio lo había visto utilizar por todas las mujeres de su familia para aliviar las náuseas del embarazo.


Varias horas más pasaron y él se dedicó a trabajar en el salón de la casa, tratando de encontrarse con ella, si es que volvía a salir de la habitación, pero no tuvo éxito. Pudo ver que ya había anochecido y ella ni siquiera ido a buscar algo que comer ¡y debía comer! Fue a la cocina él mismo y buscó algo que pudiese prepararle, no le importaba si estaba enojada con él o si le tiraba el plato de comida a la cabeza, porque pensaba alimentarla fuese como fuese.

Al terminar de preparar un poco de ensalada y pasta escuchó que una gran tormenta se había desatado y al ver cómo un rayo iluminaba toda la casa, no dudó en guardar todo y correr hacia la habitación. Regina odiaba las tormentas y él lo sabía. Sabía cuánto era el miedo que le daban porque ya lo había vivido alguna que otra vez luego de esas semanas viviendo juntos.

Pequeña Tentación #BilogíaTentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora