Capítulo 29: Yo solo quiero protegerte ✅

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"Cuando te pido que vayas con cuidado, también te estoy pidiendo que no me faltes nunca".


Retocó una última vez sus labios antes de recoger su bolso y salir corriendo hacia la puerta donde ya la esperaba el taxi al que había llamado, sabía que no debería, pero no tenía otro modo de desplazarse y Alonso ya se había ido a trabajar.

Hacía pocos minutos que había terminado la llamada con uno de los peritos del seguro de su coche, el mismo que le había informado que era imposible repararlo luego del destrozo que le causaron y que, por lo tanto, le darían el pago de una indemnización asignada en su póliza, pero que debía ir a firmar todo el papeleo lo antes posible. Por ello, por una sola vez, saldría sola y en taxi.

Mientras la llevaba a su destino, le fue imposible no pensar en los dos meses que ya habían pasado. Dos meses en los que había vivido junto con Alonso en aquella preciosa casa alejada de todo y de todos, en la que a pesar del encierro estaba viviendo los mejores momentos junto a su adorado amorcito. Aún seguían cumpliendo ese pacto que hicieron, en una relación que no tenía una etiqueta, pero en la que ambos tenían muy claro que se querían y que deseaban seguir juntos por mucho tiempo.

Cuando finalmente llegó al lugar, se detuvo un momento a pensar en la locura que había cometido, de la cual esperaba que Alonso no se enterase y pudiese regresar antes que él. No habían tenido una sola noticia sobre su acosador, apenas alguna pista muy vaga gracias al retrato robot, pero las cuales finalmente no le llevaban a ningún sitio y por ello Alonso seguía obsesionado con su seguridad. No le había permitido salir a ningún lugar sola, él era el encargado de llevarla a sus compromisos de trabajo o a cualquier otro lugar. No era algo que la molestaba, pero luego de tanto tiempo, a veces, sentía la necesidad de salir sola como lo hacía antes.

—Buenos días, señorita. ¿En qué puedo ayudarla? 

—Buenos días, me llamaron para firmar unos documentos sobre el seguro de mi auto —le informó al joven.

—Necesitaría los datos de su póliza —Asintió y sacó de su bolso todos los documentos para enseguida entregárselos al joven recepcionista—. Si me hace el favor de sentarse, enseguida informaré para que puedan atenderla.

—De acuerdo, gracias —respondió dirigiéndose a los sillones que el joven le señaló.


Fueron varias horas después que logró terminar con todo el papeleo y salir del concesionario que se había encontrado en el camino y en el cual no pudo resistirse a entrar. Le fue inevitable no pensar que necesitaría un coche nuevo luego de que le informaran que el suyo estaba completamente destrozado. Así fue que, pidiéndole ayuda al vendedor del lugar, logró encontrar uno al cual no pudo resistirse. Quiso que fuese una camioneta, más grande y segura que su anterior auto y con todos los extras para facilitar su manejo.

En el camino de regreso, pudo darse cuenta de que había sido la mejor elección. Abrió los portones y finalmente ingresó a la casa maldiciendo al darse cuenta de que el coche de Alonso ya estaba ahí y, por lo tanto, él también. Estaba segura de que ya se había dado cuenta de que no se encontraba en la casa porque lo vio salir apenas detuvo el coche junto al de él. Respiró hondo y optó por seguir como si nada hubiera pasado y mostrarle su nueva adquisición, rogando porque él ignorase su salida.

—Hola, mi amorcito —lo saludó sonriente cuando lo vio acercarse y supo que el grado de su enojo era muy alto cuando él no correspondió el beso que acababa de dejar en sus labios—. Qué sorpresa que llegaste tan pronto hoy —dijo mientras sacaba sus cosas, tratando de obviar su salida.

Pequeña Tentación #BilogíaTentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora