Capítulo 38: Será tan grande como su padre ✅

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"Lo importante de una familia no es vivir juntos, sino estar unidos."


La cena transcurrió con total tranquilidad y agradeció que su Puntito se estuviera comportando esa noche para así lograr mantener su secreto por un rato más y no fastidiar su sorpresa. Conversaron muy animadamente sobre el próximo nacimiento de su sobrino y de igual forma les habló de sus conciertos en el país, sintiendo la felicidad de toda su familia al contarles que estarían por varias semanas allí.

—Iré por el pastel que trajeron Alonso y Regina —informó su madre.

—No, deja que vaya yo por él. Tú quédate sentada, mamá —se ofreció, temiendo que arruinara su sorpresa, y nadie objetó.

Ingresó en la cocina en busca del pastel que aún estaba dentro de la caja, la abrió para asegurarse de que todo continuaba en su lugar y la tomó para regresar al comedor.

—Espero que les guste —dijo dejándola en el centro de la mesa—. Pasamos por una pastelería de camino y tuve el antojo de este delicioso pastel. ¿Verdad, amorcito?

—Sí, tesoro —respondió tratando de sonreír a pesar de los nervios y besó su mejilla cuando volvió a sentarse en su lugar.

Esperó con paciencia que su madre abriese la caja y encontrase la tarjeta que ella misma había colocado en la tapa, en el interior. Supo que había entendido cuando vio que su madre abría mucho los ojos y la miraba tratando seguramente de comprender su mensaje.

<< ¡COMAN! Mi mamá no quiere ser la única con una panza. Puntito>>, era el mensaje que había escrito en la tarjeta junto a un corazón y las huellas de dos pequeños piececitos.

—¿Es una broma, Regina? Porque si lo es, no tiene gracia —advirtió su madre, pero ella solo se encogió de hombros con una sonrisa divertida en sus labios.

—No es broma, mamá, es exactamente lo que estás pensando —confirmó.

—¿Qué pasa, mamá? —preguntó su hermana intrigada.

—Creo que tu hermana sintió envidia y me hará abuela también —Les mostró a todos la tarjeta y, aunque sus mejillas se volvieron rojas de inmediato, no pudo evitar no sonreír al ver las caras de su hermana y padre.

—¿Voy a ser tía? —preguntó Alicia con un hilo de voz, mirándola atónita cuando ella asintió—. No... no, no puede ser —Al escucharla quejarse y llevarse la mano al vientre todos se alarmaron y de inmediato Pablo corrió a atenderla.

—¿Qué pasa, cariño? ¿Qué tienes? —la interrogó preocupado.

—Nada, no es nada... —respondió haciendo que todos soltasen un suspiro de alivio porque, por un momento, llegó a pensar que ese mismo día conocería a su sobrino.

—¿Estás segura, hija? —quiso asegurarse su padre, a lo ella solo asintió.

—Tu sobrino se alteró —la informó mirándola—. ¿¡Por qué tienes que contar estas cosas así!? —le reclamó—. Voy a ser tía y tú lo dejas escrito en una tarjeta como si no fuera algo importante.

—Quise contarlo de una forma especial —se justificó acercándose a su hermana.

—Entonces ¿es cierto? —intervino su padre—¿Estás embarazada?

—Sí, papá —confirmó con una sonrisa.

—Envidiosa —soltó su hermana, mirándola con los ojos entrecerrados, pero su gesto solo provocó que ella riera.

Pequeña Tentación #BilogíaTentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora