"Ella llegó a mi vida así, de golpe, y yo tan distraído, que me enamoré del susto."
R.H.
Cuando entró al edificio recibió un nuevo mensaje de su hermana y al leerlo supo que nunca le perdonaría lo que le había hecho esa noche.
Después de más de una semana en el país, Alicia la había invitado a una noche exclusiva de chicas a la que solo asistirían ellas dos y su madre. Aceptó sin dudar la invitación porque, a pesar de no querer separarse de Alonso, le encantaba la idea de hacer una noche únicamente de mujeres en su casa.
Con él... De solo pensarlo una sonrisa boba se dibujaba en su rostro, pero era imposible no hacerlo al recordar esa primera noche que pasaron juntos y de igual forma las que le fueron siguiendo. Ni siquiera tenía un nombre para su relación, no tenían ninguna etiqueta para todo lo que estaba sucediendo entre ellos y la realidad es que no le importaba. No le importaba porque con Alonso todo era especial, era increíble en todos los aspectos porque no solo se entendían muy bien en la cama si no en cada cosa que hacían. Se había dedicado a mostrarle la ciudad en la que nació y creció gran parte de su vida y era consciente de que él estaba haciendo un gran esfuerzo por olvidarse del trabajo para disfrutar de esas vacaciones que estaban siendo un antes y un después en su relación.
Y era por todo eso que en aquel momento se encontraba entrando en su apartamento luego de haberse disculpado con su madre y hermana por no poder pasar la noche con ellas. Sabía perfectamente que a él lo tenía cerca todo el tiempo, pero también que en cuanto llegasen a España cada uno volvería a su casa y el pasar una sola noche lejos de él ya era algo que no podía soportar.
Soltó los tacones a un lado en el suelo al ver que las luces de todo el apartamento estaban apagadas. Pasaban las tres de la madrugada y era evidente que él ya dormía. Dejó su bolso sobre el sillón y sin hacer mucho ruido caminó hasta su habitación para cambiarse de ropa con la esperanza de encontrarlo ahí, aunque no fue así.
Decidida a pasar otra noche sin dormir, si es que él ya no lo hacía, optó por solamente quitarse el vestido y quedarse con el sexy y provocativo conjunto de ropa interior de encaje que había escogido unos días antes de su viaje con la ayuda de Fernanda.
Abrió la puerta de la habitación del rubio con sigilo y lo vio dormir sobre aquella enorme cama que a él se le quedaba pequeña. Era un hombre alto y con la mejor condición física y eso ella misma lo había comprobado. Su ancha y perfecta espalda estaba descubierta puesto que la sábana solo lo cubría hasta la cintura, estaba extendido en la cama y, aunque le iba a ser difícil entrar en ella, no pensaba regresar a la suya. Había vuelto para dormir entre sus brazos y pensaba conseguirlo.
A oscuras y en el más absoluto de los silencios, caminó hacia él y se refugió entre las sábanas buscando que sus brazos la rodearan. Para su buena suerte, Alonso dormía como una marmota y seguramente si un tsunami pasara por aquel apartamento ni siquiera se enteraría. Sonrió cuando lo vio removerse e instintivamente, cuando cambió de posición para dormir bocabajo, alargó el brazo para dejarlo descansar en su vientre y rodear su cintura con posesividad.
—Tanto que te sentiste cuando te dije que esta noche no dormiría aquí y al final fui yo quien no pudo resistirse a estar lejos de ti —susurró pasando los dedos por su hermoso y revuelto cabello rubio—. ¿Qué me estás haciendo, amorcito? —preguntó sin la intención de obtener respuesta.
Suspiró y apenas rozando sus labios para besarlo se acurrucó contra su cuerpo y finalmente Morfeo la atrapó entre sus brazos del mismo modo en que Alonso lo había hecho.
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Pequeña Tentación #BilogíaTentación
Storie d'amoreTras unas merecidas vacaciones con su mejor amiga, Regina regresará a los escenarios sin imaginar lo que la vida le tenía preparado. Regalos y notas sin firma la obligaron a buscarlo... Él. Alonso Dávila, la cabeza de una de las mejores agencias de...