Capítulo 19: Ella coqueteaba conmigo ✅

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"La vida está hecha de días que no significan nada, y de momentos que lo significan todo."


Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y sonrió al sentir unos labios dejar suaves y cálidos besos sobre su espalda desnuda. Tumbada boca bajo sobre la cama se dejó acariciar y miró por encima de su hombro cuando llegó hasta su nuca, besando tras su oreja donde desde hacía algún tiempo tenía ese tatuaje tan significativo para ella y que era una simple palabra: <<Patience>>

—Buenos días, amorcito —lo saludó y recibió el beso que dejaba sobre sus labios.

—Buen día, tesoro —Le sonrió y al verlo levantarse se sentó en la cama cubriéndose con la sábana.

—¿Y eso? ¿Me trajiste el desayuno? —preguntó cuando dejó una bandeja frente a ella.

—Son más de las diez, iban a cerrar el comedor —explicó—. Dormiste mucho, tesoro.

—Pues claro —Se inclinó hacia delante y lo obligó a acercarse agarrándolo de su camiseta—, pero fue tu culpa porque no me dejaste dormir en toda la noche.

—No era yo quien encontraba un nuevo lugar a cada rato —susurró haciendo que sus mejillas se enrojecieran, dejándola sin palabras.

Lo escuchó reír con su reacción y tomando la taza de café que le había traído trató de zanjar el tema. Nunca pensó que eso le pasaría con Alonso, pero en ese viaje estaba conociendo su lado más pícaro y descarado.

—Iré a darme una ducha rápida mientras desayunas —le informó.

—¿Piensas salir? —Asintió girándose para mirarla con una sonrisa misteriosa—. ¿Adónde?

—Tenemos planes.

—¿Tenemos?

—Sí, tesoro, tenemos. Tú y yo, juntos —aclaró para no dejarle ninguna duda y se acercó de nuevo a ella inclinándose para quedar muy cerca de sus labios—. Aunque me gustaría, no podemos quedarnos aquí todo el día. Debemos que aprovechar nuestro último día aquí.

—Pero dime dónde vamos. ¿Qué me pongo? —Negó lentamente rozando sus labios haciéndole sentir que sonreía divertido—. Alonso.

—Ponte un traje de baño y algo cómodo encima —dijo por fin dejando un beso sobre sus labios—. Termínate el desayuno que tenemos que irnos en media hora.

Caminó hacia la ducha sin darle opción a preguntar más y resignada a no obtener respuestas decidió tomar su desayuno mientras en su cabeza se sucedían todos los momentos inolvidables que en apenas dos días él había logrado que fuesen los mejores de su vida.

Ese sería su tercer día en Tulum y al siguiente, en las horas de la tarde, tomarían un avión de regreso a Madrid, aunque en realidad deseaba poder quedarse ahí por tiempo indefinido.

Era cierto que todo su cansancio se debía a la noche de pasión desenfrenada que habían tenido, igual o más intensa que todas las que habían vivido durante la última semana, pero mientras el sol permanecía fuera, a pesar de que a ninguno le importaría no salir de esa cabaña, se dedicaron a realizar numerosas actividades.

Estaba segura de que ese día también le tenía alguna sorpresa y probablemente tan inolvidable como la del día anterior porque la había llevado, luego de investigar a fondo, a practicar buceo por algunos de los cenotes más bonitos que existían en aquel lugar.


Lo siguió tomada de su mano por la orilla de la playa y es que estaba claro que una vez más había escogido alguna actividad relacionada con el mar. Se alejaron un poco del hotel y del lugar donde habían pasado esa primera tarde que nunca podría olvidar. Podía sentir su entusiasmo por lo que estaban por hacer al igual que el día anterior, era evidente que le gustaba bastante estar allí.

Pequeña Tentación #BilogíaTentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora