"Si la dejas sola comenzará a bailar y a cantar como una loca, y el mundo se enamorará de ella."
D. S.
Aquella salida con sus compañeros de reparto estaba siendo la mejor en mucho tiempo. Por fin podía hacerlo con más libertad, aunque Nicolás seguía acompañándola muy a pesar de su opinión al respecto ya que la de Alonso era firme aun cuando ella le había asegurado que no estaría sola en ningún momento.
Un mes había pasado desde aquel día en que hicieron ese pacto entre los dos y, al menos, con respecto a eso iban muy bien. Ya no tenían que fingir aquel noviazgo y cuando salían ya no era solo por intentar salir en alguna portada, lo hacían porque así lo deseaban. Aunque a él no le gustase ser noticia a cada rato, se había tomado muy en serio su promesa y no pensaban esconderse de los demás. Ni siquiera de sus propias familias o de las personas que sabían cuál había sido el inicio de todo aquello.
Profesionalmente a ella no le podía ir mejor, pero Alonso estaba cada día más desesperado por tener pistas nuevas sobre su acosador. Era muy poco lo que habían conseguido él y no tener ni siquiera un rostro o un nombre que buscar lo mantenía en una tensión constante porque cada vez que ella recibía un regalo o una llamada era evidente su frustración y su rabia a pesar de que ella intentase convencerlo de que estaba haciendo hasta lo imposible por encontrarlo.
—¡Regina! —Giró para buscar la voz que se alzaba por encima de la música y pudo encontrar al castaño que la llamaba—. Aquí tienes tu copa.
—Gracias, eres el mejor —Besó la mejilla de Rodrigo a modo de agradecimiento y lo vio caminar hacia la pista de nuevo.
Él era otro de sus compañeros en la serie y también se había convertido en su amigo de igual forma que el resto de sus compañeros.
—¡Vamos a bailar Regis! —Rebeca la agarró y tiró de ella hacia la pista, aunque ella no pensaba rechazar aquella oferta porque si había algo que amaba, era el baile.
Varias horas después, ya sentía que el alcohol tomado estaba haciendo efecto. Aunque no habían sido más de dos o tres copas, era evidente que se sentía mucho más feliz y desinhibida. Fernanda y Rebeca eran un caso perdido. Ambas estaban en medio de la pista coqueteando con varios jóvenes que se les habían acercado mientras que Rodrigo la acompañaba a ella bailando y riéndose de sus amigas.
—¡Creo que ya deberíamos sacarlas de ahí! —le gritó al castaño al oído al ver como la rubia se acercaba peligrosamente a uno de los jovencitos con los que coqueteaba.
—¡Déjalas! ¡Se están divirtiendo! —Rieron con fuerza al ver como Fernanda tropezaba sola y finalmente reía como loca cuando otro chico la ayudó a sostenerse.
—¡Ya lo sé! Pero ¡es tarde y mañana querrán morirse de la cruda que van a tener! —Rodrigo rió al escucharla y finalmente asintió.
—¡Espera aquí y voy a por ellas! —Asintiendo aceptó la propuesta porque sabía que si era ella quien intentaba convencerlas, terminaría haciendo el loco también.
Riendo pudo ver cómo la rubia abrazaba a su amigo por el cuello, hablándole muy cerca de la cara seguramente por los efectos del alcohol que habían tomado. Fernanda imitó a su amiga y entre ambas llevaron a Rodrigo al centro de la pista. Por momentos pensó que debería intervenir, pero al fin el castaño las sacaba de ahí en su dirección.
—¡Regis! —Era evidente el estado de sus amigas y mucho más de la rubia, si bien no estaban ebrias el estado de ellas era mucho peor que el suyo—¡Dile que no podemos irnos! ¡Es muy temprano!
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Pequeña Tentación #BilogíaTentación
RomantizmTras unas merecidas vacaciones con su mejor amiga, Regina regresará a los escenarios sin imaginar lo que la vida le tenía preparado. Regalos y notas sin firma la obligaron a buscarlo... Él. Alonso Dávila, la cabeza de una de las mejores agencias de...