Capítulo 6: No me dejes sola, Alonso ✅

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"¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?

V. V. G."


La observó de reojo todo el camino hacia su casa. Sentía un gran alivio de saber que estaba bien, pero continuaba con un nudo en su pecho al ver que no había dejado de temblar. Permaneció todo el camino acurrucada en el asiento a su lado, con los ojos llorosos y sin pronunciar una sola palabra, y eso no era típico de ella.

Detuvo el coche en la puerta de su casa y al bajar de él lo rodeó para abrirle. Ella ni siquiera habló y solo aceptó su mano, entregándole las llaves para que fuera él quien se encargase. Aferrada a su brazo y sin dejar de temblar ingresaron en la casa y llegaron hasta el salón. Se sentó ahí y colocándose frente a ella tomó sus manos.

—Ve a darte una ducha y trata de relajarte —sugirió, acunando su cara entre sus manos para dejar un beso su frente—. Te prepararé algo de cenar mientras tanto.

—No...

—Ve, relájate y cámbiate —La cortó cuando quiso negarse a su propuesta—. Yo no me voy a mover de aquí.

Finalmente asintió, caminando hacia las escaleras y despareciendo por ellas. Fue entonces que se encaminó a la cocina sacando su móvil del bolsillo y marcando el número de Jaime lo puso en altavoz mientras rebuscaba algo con lo que preparar la cena.

—Alonso —Escuchó la voz de Jaime del otro lado.

—Cuéntame que has podido averiguar —Fue preciso y directo. Nunca le gustaba andarse con rodeos y menos en aquel momento.

—No hay demasiado que pueda contarte —Las palabras de su socio lo tensaron, sintiendo un enojo que evitó descargar respirando muy hondo—. Interrogué a todos los empleados, pero nadie sabe cómo pudo entrar ni mucho menos lograron verlo.

—¿La puerta trasera?

—No tienen, por lo tanto, entró y salió por la principal.

—¿Y las cámaras? Al entrar vi que tenían varias repartidas por la recepción y los pasillos —preguntó sacando unas cuantas verduras de la nevera junto con unos filetes de pollo.

—El dueño del local me dio acceso a ellas —Asintió para sí mismo, satisfecho al saber que le estaban poniendo las cosas fáciles—y pude conseguir una imagen del tipo...

—¿QUÉ? —preguntó sorprendido—¿Me lo estás diciendo completamente en serio?

—Sí, Alonso, solo no te ilusiones —Frunció el ceño y sus esperanzas se esfumaron—. Tenemos una imagen, pero el tipo se cubrió las espaldas y en ningún momento se le puede ver la cara.

Dejó el cuchillo con el que estaba cortando las verduras a un lado y apoyó ambas manos sobre la encimera para respirar lo más hondo posible y calmar la desesperación que estaba sintiendo en ese momento. Agradeció el silencio de su mejor amigo al otro lado de la línea porque necesitaba un segundo para asimilar que el miedo que estaba sintiendo Regina no había servido para nada.

—¿Alonso?

—¿Qué hay de la nota y la flor? ¿Pudiste conseguir huellas o algún rastro que podamos seguir? —lo interrogó, esa era ya su única esperanza.

—Siento decirte que estamos igual, solo tenía las huellas de Regina —Intentando no descontrolarse, ante la impotencia que estaba sintiendo, tomó de nuevo el cuchillo para seguir preparando y cortando las verduras—. Moveré algunos hilos e intentaré conseguir las grabaciones de las cámaras de los alrededores. Quizá por la altura o la complexión podamos conseguir alguna imagen que nos dé más pistas de un posible sospechoso.

Pequeña Tentación #BilogíaTentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora