"Si lo piensas mucho, lo complicas más."
Tumbada en la cama, estudiaba el guion de un posible nuevo proyecto que Alberto le había entregado el día anterior. Con su postura boca abajo, pero apoyada en sus brazos, podía observarlo de vez en cuando en el salón mientras trabajaba sin descanso.
Habían pasado ya varios días desde lo sucedido con su acosador y debía reconocer que se encontraba más tranquila. No había salido de aquel apartamento desde entonces, pero por el momento lo prefería así porque las grabaciones de la serie se habían pausado y el resto de sus compromisos podían ser aplazados sin problemas. Aunque su preocupación en ese momento era otra.
Alonso había salido tan solo para ir a la agencia en un par de ocasiones, aunque no por mucho más de unas horas, y siempre dejándola custodiada por Raúl o Nicolás. Desde que Mateo le contase la verdad de lo sucedido se había vuelto más protector, pero no era esa su preocupación, sino su actitud.
Aunque él creía e intentaba que no se diera cuenta, poco a poco había notado que se la pasaba pegado a su ordenador y rodeado de papeles en los que había leído claramente que eran relacionados con su caso. Sabía que por las noches se quedaba en la cama hasta que ella se quedaba dormida, o fingía estarlo, para levantarse y seguir pegado a esa pantalla haciendo quien sabe qué cosa. Las ojeras era la prueba más evidente de sus sospechas, aunque su intranquilidad por él no solo era las pocas horas de sueño que hacía, también porque sus comidas eran escasas o casi nulas.
—¿Se puede saber qué te pasa? —protestó Fernanda dándole una sacudida.
—¿Qué? —Atendió su protesta sin comprender, ni siquiera la estaba escuchando mientras hablaba por estar pendiente de todos los movimientos del rubio.
—Que estás en las nubes. Ni el guion estás leyendo —Señaló el manuscrito que tenía abierto sobre la cama.
—Lo siento, Fer, tengo la cabeza en otro lugar ahora mismo —confesó soltando un suspiro al sentarse en la cama.
—Te entiendo, amiga. Perdona —se disculpó la morena tomando su mano—. No es fácil por lo que estás pasando.
—No es por lo del acosador que estoy en otro sitio —reconoció negando con la cabeza—. Aunque sigo muy intranquila, sé que Alonso y sus empleados están haciendo todo lo posible por encontrarlo cuanto antes y mantenerme a salvo de él.
—Entonces ¿qué te preocupa, Regis? —preguntó su mejor amiga con seriedad.
Miró hacia su derecha por un momento y lo vio, rodeado de papeles y pegado a la pantalla tal y como llevaba haciéndolo los últimos días. Se levantó de la cama pidiéndole un momento a Fernanda y caminó hacia él, consiguiendo que solo al sentir su presencia levantase la vista de sus cosas.
—¿Necesitas algo? —La miró. Tenía los ojos rojos e hinchados por la luz del aparato y, probablemente, por haber estado leyendo con poca luz durante toda la noche.
—Nada, amorcito, solo quería saber si quieres algo de tomar o comer —Se acercó a él y se sentó en su regazo apartando los papeles que sostenía entre sus manos.
—Estoy bien, tesoro —Trató de sonar convincente, pero no lo consiguió.
—Okey —aceptó sin la intención de discutir—. Cogeré algo de comer para Fernanda y para mí, pero si necesitas algo me llamas.
Asintió sin decirle nada más y cuando se levantó, luego de besar sus labios, no tardó un segundo en tomar de nuevo los documentos que ella le había quitado.
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Pequeña Tentación #BilogíaTentación
RomanceTras unas merecidas vacaciones con su mejor amiga, Regina regresará a los escenarios sin imaginar lo que la vida le tenía preparado. Regalos y notas sin firma la obligaron a buscarlo... Él. Alonso Dávila, la cabeza de una de las mejores agencias de...