El regreso a casa luego de tantos días con su familia había sido tan triste como feliz. Sus hormonas estaban demasiado alteradas y el despedirse de su familia había sido muy duro para ella. Ahora más que nunca necesitaba a su madre a su lado, a su hermana... Y aunque la familia de Alonso la visitaban cada día, no era lo mismo.
—¡Tesoro, tu desayuno ya está listo! —Lo escuchó gritarle desde la cocina.
—Ya voy, amorcito —respondió terminando de guardar la foto que acababa de tomarse, mirándose al espejo una vez más mientras acariciaba su ya notable vientre—. Buen día, Puntito —lo saludó y con una sonrisa en sus labios fue a encontrarse con su prometido.
El aroma de la comida fue su mayor guía y su estómago ya rugía pidiendo probar las delicias que estaba segura que había preparado, pero fue el olor del chocolate lo que la hizo correr en su busca, encontrándose con un gran plato de tortitas con su sirope favorito. ¡No podía creerlo! Definitivamente, Alonso era el mejor hombre del mundo y era todo suyo.
—¿Qué hacías, mi amor? —preguntó al servirse un poco de café y acercarse para ayudarla a sentar.
—Tomando mi foto de Puntito —explicó sin poder despegar su vista de aquel desayuno—. ¿Son para mí?
—Claro. ¿No dijiste anoche que morías por comerlas? —preguntó, haciendo aparecer sus hormonas nuevamente, las cuales anegaron sus ojos de lágrimas—. ¿Qué sucede, tesoro? Si no las quieres puedo prepararte otra cosa, no me importa. Dime...
—Alonso, no —lo interrumpió entre sollozos—. Es que... es que te acordaste —dijo hipando por el llanto que aquel detalle y su sensibilidad habían provocado.
—Mi amor, por favor —Le sonrío con ternura, acariciando sus mejillas—. Por supuesto que me acuerdo de cada cosa que me dices y mucho más cuando son antojos por nuestro hijo.
—¿Sabías que eres demasiado lindo? —lo cuestionó sin intención de obtener respuesta, porque ella ya la tenía, y tomando su cara dejó un beso en sus labios.
—Sí, mi amor. Ahora vamos a desayunar o se va a enfriar —replicó sentándose junto a ella.
Nunca había probado algo tan rico y delicioso como aquello. Con solo un primer pedazo, su estómago saltó de felicidad y no pudo resistirse a comerlas todas hasta no dejar nada en su plato. Fue mientras bebía el último sorbo de su jugo que reparó en la revista que se encontraba sobre la encimera y sin dudarlo la tomó, viéndose en portada junto a Alonso y un gran y exclusivo titular que decía:
<<Regina Hendrich y su prometido nos revelan todos los detalles de su futura paternidad.>>
—<<La actriz confesó sentirse muy emocionada por la noticia que, aunque inesperada, la llena de felicidad —leyó en voz alta llamando la atención del rubio—. También en exclusiva nos revelaron los detalles del momento en que Alonso, novio de la actriz, se decidió a proponerle matrimonio.>>
—Mi hermana la trajo ayer. Estaba muy emocionada porque todas sus amigas están preguntándole sobre ti desde que nos vieron en la revista —explicó, rodeando los ojos y haciéndola reír.
—No hagas esas caras, mi amor —pidió mostrándole una de las páginas que ocupaban—. ¿Acaso no te encantan estas fotos?
—Sabes que sí, tesoro —admitió dejando un beso en su sien—. Ahí estáis tú y mi hijo, así que la imagen no puede ser más perfecta.
—Eso lo sé —alardeó provocando la risa de su prometido—, pero esta es mi favorita... —Señaló la imagen y definitivamente sí que lo era.
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Pequeña Tentación #BilogíaTentación
Roman d'amourTras unas merecidas vacaciones con su mejor amiga, Regina regresará a los escenarios sin imaginar lo que la vida le tenía preparado. Regalos y notas sin firma la obligaron a buscarlo... Él. Alonso Dávila, la cabeza de una de las mejores agencias de...