Cap 8: ¿Es tu novio?

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Compramos comida suficiente para varias semanas, se queja cuando echo al carrito de mercar pan y carne para hamburguesas, salsas y tocino.

En la zona de aseo se vuelve loco agarrando desinfectante, jabones de los más caros y un sin fin de cosas para llevar.

─Hola ─me acerco a la caja registradora donde atiende un chico ojos miel como los míos. Le entrego la tarjeta que Ricardo me encargó antes de irse a la sección de lácteos.

─Hola ─sonríe ─, me llamo Brando.

─Yo Verónica ─le empiezo a pasar las compras al mostrador.

Demora un poco registrando todo, casi sacamos diez bolsas, por suerte Brando es amable y me ayuda a acomodar todo en el carrito. Ricardo nada que viene.

─Estuvo agotador, gracias.

─De nada Verónica, no lo hubiera hecho si fueras otro tipo de chica.

─Según tú, ¿qué tipo de chica es Verónica? ─aparece Ricardo tomándome por la cintura y me beso el hombro. Celos.

─Déjalo así, Brando. Gracias nuevamente ─arrastro el carrito a la salida mientras Ricardo me sigue ─. ¿Qué fue eso?

─ ¿Qué cosa?

─No te hagas el inocente, sabes de lo que hablo ─me detengo ─, trataste de mostrarte dominante, no era necesario.

─Te estaba coqueteando.

─Estaba siendo simpático ─me cruzo de brazos ─, no debiste.

─A la próxima no lo haré ─acaria mi mejilla.

─ ¿Me lo prometes? ─sonríe ─, di que sí o ya verás como te cobro esta.

─Qué pesada eres ─me roba un beso.

Huele a fresco, también lo está y la forma en que se ha vestido ayuda. Tiene puesto un jersey del mismo equipo de fútbol que le gusta a mi hermano, un pantalón gastado roto a la rodilla y unas vans sencillas.

***

─Te llamó fácil, pendeja, ¿lo olvidaste?

─No lo olvidé, Sam ─me tiro en su sofá ─, pero tampoco puedo tiritar en ese punto el resto de mi vida. Ricardo me pidió disculpas por todo lo que pasó y yo también.

─Verónica, ¿qué te está haciendo ese madurito? ─me lanza un cojín ─, ¡Pol dio, hasta te ha hecho pedir perdón cuando antes no lo hacías!

─No exageres.

─Hey, ese es un retroceso para tu personalidad pero un avance para la humanidad.

─ ¡Perra! ─le tiro varios cojines.

Reímos.

El timbre empieza a sonar con insistencia haciendo que chillemos.

─ ¡Voy! ─grita Sam antes de abrir.

Al hacerlo ambas nos llevamos la no grata sorpresa con Rodrigo, tiene un aspecto repugnante, desde donde estoy puedo percibir el olor a alcohol y cigarro.

Sam intenta cerrarle la puerta en la cara pero él es ágil y alcanza a detener la pesada madera con una mano.

─Lárgate ─le dice Sam.

─Quiero hablar con Verónica.

─Ella no tiene nada qué hablar contigo, maldito infeliz, déjala ─Sam le obstruye el paso pero Rodrigo es más fuerte y la tira de un empujón al piso.

El profesor Miller © (SIN CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora