─No nos sirves, ni si quiera te has graduado.
─No tienes el perfil que buscamos.
─Necesitamos gente con experiencia.
─Pareces recién salida del instituto.
─Ya escogimos a una chica ayer.
─Vuelve otro día.
Me rindo.
Todo un día buscando trabajo y parece que el universo conspira en mi contra, estoy frita. Pensé que podría ser más fácil si decía que estaba apunto de graduarme de la mejor universidad del Estado, pero resulta que necesitan más que una universitaria con información fresca.
Solo me acompaña un dólar, una barra de chicle que me robé de un mostrador en la penúltima entrevista, y varias monedas que si bien podría meter en la alcancia, si estuviera ahorrando, claro está.
Tengo el estómago pegado y la piel que me arde por tanto caminar a pleno sol. Tengo ampollas en los pies por los tacones de aguja que me prestó Christina para asistir a las entrevistas.
El celular empieza a vibrar.
Es Sam.
─Verónica, ¿te puedo ver?
─ ¿Hoy? Es decir, ¿ahora? ─pongo las manos como viseras sobre mis ojos para darle un vistazo al letrero que decora un colorido edificio de dos plantas, y dice: "Kinder"
─Sí, sí, ojalá y te apures porque lo que te voy a decir te va a caer como laxante en el estómago.
─Bueno pero dime de una buena vez qué pasa ─camino directo al local mientras Sam me dice en dónde nos encontraremos. Leo un cartel que dice los horarios de atención ─. Hablamos en un rato.
Vuelvo a leer la información del letrero, de repente abren la rejilla de entrada y varios niños salen con sus padres.
─ ¿En qué le puedo ayudar? ─se me acerca una mujer con amabilidad.
─Mucho gusto ─estrecho su mano ─, me llamo Verónica, soy estudiante de psicología de último semestre.
─Soy Jude, maestra, atiendo los niños de párvulo. ¿Vienes a inscribir a tu...?
─No, no ─«eso no lo diga ni de broma» ─, estoy buscando trabajo, ¿conoce de alguna vacante disponible?
─Verónica ¿cierto? ─afirmo ─, no conozco ninguna pero puedes darte la vuelta por aquí mañana en horas de la tarde, vamos a ver qué consigo.
─ ¿En serio? ─por fin alguien solidario ─, no tengo cómo agradecerle.
─Me pareces buena muchacha. Lo único que quiero saber es si te gustan los niños.
Desde ahora sí, los amo.
─Claro que me gustan, hasta tengo cierta afinidad con las niñas.
─Es bueno saberlo. Bien. Vuelve mañana ─me despide con un jovial sonrisa. Me quedo varios segundos sumergida en la esperanza.
ha vuelto la suerte.
Voy con Sam, al llegar a la cafetería del campus me recibe con una coca cola fría. Sentadas en una de las mesas empiezo contándole cómo ha sido mi día, aunque no pierdo mucho tiempo en los detalles puesto que sostengo los nervios con la garganta, no tengo ni puta idea de lo que me dirá y por la cara que se manda apuesto que no es agradable.
─ ¿Y entonces... ?
─Jurame que no irás con Bárbara después de lo que te voy a decir.
─Te advierto una cosa, Sam ─me inclino un poco sobre la mesa ─, si es sobre lo que pasó con la tesis, ya no pienso darle color al asunto.
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El profesor Miller © (SIN CORREGIR)
RomanceElla no es la típica chica objeto de acoso por parte de su profesor. ¡Eso jamás! Verónica es... la acosadora, la desquiciada, loca y pervertida estudiante sin límites; que a un semestre de graduarse decide arriesgarse a dar una optativa ajena a sus...