Verónica
Muy dentro de mí no existía rastro de tranquilidad, estaba herida, muerta si se podía decir. Incluso ir agarrada de la mano del hombre que amo había pasado a un segundo plano, ni siquiera tenía razón de ser.
─ ¿Sigues conmigo? ─después de varios minutos lo miro perdida. Seguimos en el hospital dando vuelta por los pasillo para dar con la salida ─, no te me vayas, ¿Okey?
─ ¿Podemos detenernos? ─me siento tan mal que no consigo mantenerme en pie.
─Cariño, vayamos al auto, ahí será más cómodo.
─Quiero hacerlo ─suelto sin entender la magnitud de mis palabras.
Ricardo por supuesto sonríe, sabe que le he pedido algo no propio de mí en momentos así.
─Verónica, amor, no estás bien ─sus suaves y húmedos labios rozan mi frente.
─Ahora ─hinco mis largas uñas en barniz rojo en su mandíbula, me mira fijamente con fascinación, sonríe y niega.
─Dijimos que nada de hacer el amor hasta...
─Ya sé ─planto ─, pero no quiero hacer el amor, quiero sexo.
Veo cómo su expresión tranquila y juguetona se torna dura.
─No Verónica, olvídate ─retira mi mano de su cara con fuerza ─, no eres un instrumento de placer, ¿entendiste?, tampoco el sexo es salida para los problemas.
─ ¿No te apetezco?
─Cariño ─suaviza ─, me atraes más de lo que nadie pudiera pensar. Eres mi debilidad.
─ ¿Entonces por qué te rehúsas a tocarme?
─No es momento. Estamos en un hospital. Acabas de pelear con tu familia y no hemos superado nuestra perdida, ¿te parece correcto practicar sexo con todo eso?
─Es que... ─me muerdo el labio superior, siento que las lágrimas estallarán en cualquier segundo ─, necesito evacuar la tensión. Me estoy odiando ahora mismo.
─No tienes qué, recuerda lo perfecta que eres siendo tú. Si no fueras como eres te juro que no sería tu pareja.
─Soy egoísta, ya escuchaste a Cristina.
─Eres Verónica, los absurdos calificativos que te pongan los demás no importan. Te amo, ¿lo sabes?
Asiento, por un instante pierdo la concentración y atiendo lo que sucede a espaldas de mi profesor.
Veo pasar a varios médicos corriendo hacia una sala restringida. A lo lejos escucho un leve llanto.─Verónica, ¿me estás escuchando?
─Ricardo... ─le devuelvo la mirada agolpada de hace unos minutos ─, sí, sé que me amas.
Sonríe, antes de presionarme contra sus firmes pectorales contesta una llamada. Parece intranquilo.
Lo escucho nombrar a su padre, algo sobre el mismo que le preocupa.
─Vayamos al pasillo de cirugías, mi padre sufrió un accidente.
Asiento plenamente convencida de que mi tristeza ahora no importa tanto. «Ya entiendo por qué Sam vio a Renata y a Margot aquí en el hospital»
─ ¿Se encuentra bien?
─Renata comenta que ha perdido mucha sangre, hacen lo posible por salvar una de sus piernas.
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El profesor Miller © (SIN CORREGIR)
RomantizmElla no es la típica chica objeto de acoso por parte de su profesor. ¡Eso jamás! Verónica es... la acosadora, la desquiciada, loca y pervertida estudiante sin límites; que a un semestre de graduarse decide arriesgarse a dar una optativa ajena a sus...