Cap 10: Por despecho

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Sonrío, para mi sorpresa Eva ha venido en el mismo auto que Sam y Evan, a lo lejos la veo hablar plácida con mi amiga.

─Hey ─me pone otra vez en el suelo ─, no sabes lo feliz que me pones viniendo, casi voy a buscarte.

─Hoy es tu día de suerte ─me encojo de hombros.

Agarra mi mano y me jala hacia donde Sam, mi amiga al verme sonríe pero no muy convencida, ella me conoce muy bien y sabe que para estar con ellos algo malo tuvo que pasar entre Ricardo y yo.

─Te traje tampones ─le entrego.

─Oh, gracias ─besa el empaque ─, no sabes de la que me acabas de salvar.

─Como te dije, Sam, en mi mochila dejé una falda, puedes usarla ─comenta Eva.

Sam me mira esperando que ataque, que arme un espectáculo de celos, pero yo decido callar.

─Ehm... gracias, Eva ─añade al final.

Evan me pasa una cerveza, la destapo con los dientes y le doy un trago largo. El dulzor de la bebida anestesia el caliente y amargo viaje del alcohol por mi garganta.

─Hey, bájale ─me pide Sam.

─Déjala disfrutar ─dice Evan mientras baja varias cajas de cervezas de la camioneta.

El resto de chicos se ubican en un espacio libre de las gradas, la música empieza a sonar agudizando mis oídos. Evan se aleja junto con los demás y nos deja a Sam y a mí solas.

─Ahora sí me vas a decir qué pasó.

Agarro la falda y se la paso, quedo en silencio mientras ella se cambia.

─Verónica.

─ ¿Qué quieres que te diga, Sam? ─termino la cerveza.

─ ¿Cómo que qué? Hace un par de horas te negaste a venir al concierto porque ibas para donde Ricardo, y de la nada te retractaste.

Respiro hondo, fijo la mirada en el vacío y muerdo mi labio superior.

─Vi a Renata en su casa ─la voz se me quiebra ─, lo único que tenía encima era una camisa de él. Es que la hubieras visto, parecía que acababa de hacerlo.

─Qué perra.

─Y pensar que ayer estaba en mi casa reunido con mi familia fingiendo ser mi novio.

─Él se lo pierde ─me abraza de repente ─. Vayamos con los demás, bebamos hasta más no poder y bailemos. La vida es una sola y nosotras no perdemos el tiempo prohibiéndonos nada.

Me jala para que la siga, la gente está en grupos coreando las canciones de la mezcla, el parque está atestado de universitarios amantes de la electrónica.

Después de tres horas, quizá más, la verdad ya perdí la noción del tiempo. Mi cuerpo sólo se mueve siguiendo el ritmo de la música; el alcohol no me deja pensar y se lo agradezco, ahora mismo lo que menos quiero es eso.

No me puedo sostener, así que Evan me ayuda a estar un rato más de pié, él sigue igual de sobrio que al principio. Huele tan bien, y hasta lo veo más guapo.

─Evan ─arrastro las palabras ─, estas co-omo quieresss, solteeero, riiiico y con plata.

Me muestra sus dientes alineados, su aliento huele a cigarrillo y menta.

─Y tu estás como me gustan ─me dice al odio causando que ría descontrolada, mi condición me lo permite ─, guapa, hasta ahora soltera y caliente.

El profesor Miller © (SIN CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora