Cap 1: Origen de la persecución

40.4K 1.7K 984
                                    

Rompo el casco protector de la moto, quería romperle la cara a Eva de la misma forma pero Rodrigo me detuvo.

─Si haces algo así puedes ir a la cárcel, esa mujer no importa, lo que vale es que estamos juntos, sin Eva ─miro a quien juraba serme fiel.

Le doy una bofetada, retrocede atónito tocándose la mejilla.

─Para que me recuerdes, gilipollas, a mí me respetas ─lo escupo y subo a mi moto.

Antes de que pueda detenerme acelero y abro paso entre el gentío que veía el espectáculo de dos mujeres jalándose las greñas por un imbécil a las afueras de una fraternidad.

Acelero el doble y me paso varios semáforos hasta llegar a casa de mi hermano.

─ ¿Qué te sucede?, ¿por qué vienes con la blusa partida? ─me sujeta pero me zafo al instante ─. Verónica, explícame, ¿el bueno para nada de Rodrigo te ha hecho algo?

No voy a llorar, le diré a mi hermano la verdad, que me equivoqué metiéndo a Rodrigo en la familia. Qué tenía razón, tan pronto agarrara confianza me iba a defraudar.

─ ¿Y?

─Le partí la nariz a una chica ─confieso mientras le entrego las llaves de su moto y lo que queda del casco.

─ ¿Que hiciste qué?

─Chris no me hagas repetir, ya te dije que le rompí la nariz a una mujer. Se lo tenía merecido ─me quito la chaqueta y me tiro en el sofá ─. Besó a Rodrigo en mi cara, le importó que yo estuviera ahí.

─Ya. ¿Te parece correcto?, ¿sabes qué pasará si nuestros padres se enteran de eso? Verónica, tienes 21 años no eres una adolescente, deja de actuar así. Rodrigo seguro va a seguir con ella, es obstinado, lo sabes.

─Pues yo soy el doble, y si quiere andar con ella que lo haga, a todas estas ya no estamos juntos. Terminé con él ─abro el cierre de mis botas ─. Y ni creas que le pegué a Eva por él, lo hice para que aprenda a respetar, Rodrigo también se llevó una tajada.

Miro a mi hermano quien sonríe mientras recoge mi reguero.

─ ¿Le volviste a romper la boca? ─me pregunta con sorna.

─Ganas me sobraron, sólo le di una bofetada.

─Eso me tranquiliza, suficiente con la nariz rota de la tal Eva. Ve, duerme, mañana te llevaré a casa.

─No le dirás nada a mamá, sabes cómo se pone.

─No le diré nada ─me jala del sofá y me arrastra hasta las escaleras.

Ambos nos sonreimos.

Espabilo varias veces antes de abrir un ojo, puesto que la luz me pega de golpe en la cara. «Lunes. Clase con el profesor Miller. Puntual» salgo corriendo al baño y no tardo más de diez minutos en asearme.

─Son las 6 y 15 de la mañana, Verónica, calma ─matiza mi hermano mientras conduce a casa.

─Tengo clase a las 7. ─me miro por el retrovisor y veo unos cuantos arañazos en mi cara. Eva.

─ ¿Finales?

─Prácticamente, en dos meses será la ceremonia de grado. Ya casi soy Psicóloga ─le doy un codazo.

─Una psicóloga con más problemas mentales que los de sus futuros pacientes ─se burla.

─Ya ya, tampoco me jodas.

Al llegar a casa me encuentro con mamá preparando el desayuno, a mi padre leyendo el periódico y a mi hermana arreglando la mesa.

¿Qué hace Cristina aquí?

El profesor Miller © (SIN CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora