─Te quedé esperando ─desprende su cuerpo del escritorio y camina hacia mí ─, ¿por qué nunca llegaste?
¿Cómo puede? Es un cínico. No puedes reprocharle nada porque le has pagado con la misma moneda. Gruño ante mi repentina represión mental.
─Me quedé dormida ─me levanto ─, tuve un día cansado.
─ ¿El ensayo te dejó así? ─se me acerca, acaricia mi mejilla ─, pues valió la pena, estuvo impresionante.
─Gracias ─respondo cortante. Retrocedo un poco para evitar que me siga acariciando, él entiende mi gesto y cambia de semblante, arruga el entrecejo y se vuelve tenso.
─ ¿Qué harás ahora? ─sus voz pierde calidez.
─Iré con Sam.
─ ¿Y si vamos a mi apartamento? Podemos pasar una tarde...
─ ¿Como la que pasaste con Renata?
─Ah, es eso ─se cruza de brazos ─, ¿qué sabes de lo que pasó esa anoche?
─Lo necesario para entender que no puedo seguir atrás de ti.
─Si me das chance de explicarte verás que no es lo que piensas.
─Explicar ─digo con una risita agria ─, ¿explicar qué? Eres soltero, Renata está a tu nivel...
─ ¿Ha sido Renata?
─Fui a tu casa, ¿a que no adivinas lo que me encontré?
─ ¿Por qué no lo supe?
─Porqué no quise, le pedí a tu ex que no te dijera nada.
─Verónica, entre Renata y yo no sucedió nada. Llegó por sorpresa a visitarme, le serví una copa de vino que sin querer derramé sobre su ropa.
─No, Ricardo, ya te dije que no me debes explicaciones ─me acerco al pomo de la puerta ─. Así nos evitamos la jaqueca.
─Dime que lo único que te tiene molesta es lo de Renata, dímelo y dejo de pensar que hay algo más.
─ ¿Qué más puede molestarme? ─el polvo con Evan, por ejemplo.
─No lo sé, dime tú ─sonríe ─. Venga, vayamos a casa.
Entorno los ojos.
Con Ricardo es tan fácil llegar a esto, siempre me convence; admito que me molesta ser tan... ¿flexible? Y es precisamente la razón por la que busco no enamorarme, porque siento que si lo hago ese sentimiento se agrandará y sin darme cuenta podría dejar secuelas irremediables en mí.
Con Rodrigo tuve una relación, y lo que sentíamos era tan fácil de interpretar, tan sencillo de manejar. Pero ahora... ahora no comprendo lo que siento por mi profesor, es como una maldita frustración por no controlarme cuando pienso en él.
─No te hagas la dura.
─No empieces ─miro sus labios mojados, lo único que me provoca es besarlo, arrancarle la boca y luego molerlo a golpes por jugar conmigo así.
─Verónica ─se le escucha como una súplica.
─Renata estaba en pelotas, la muy... ─No hablemos de perra, recuerda que también la cagaste ─, ridícula disfrutó verme, aún peor, que yo la viera vestida así.
─Ya te dije lo que ocurrió ─acuna mi cara ─, entre ella y yo no pasó absolutamente nada.
─No quiero explicaciones, no estás obligado a darmelas.
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El profesor Miller © (SIN CORREGIR)
RomanceElla no es la típica chica objeto de acoso por parte de su profesor. ¡Eso jamás! Verónica es... la acosadora, la desquiciada, loca y pervertida estudiante sin límites; que a un semestre de graduarse decide arriesgarse a dar una optativa ajena a sus...