Cap 12: Quiero que seas mía

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Jadeo contra algo firme que de seguro no es la almohada, me remuevo y siento la incomodidad causar réplicas de dolor en mi cuello y en la espalda.
Pestañeo, suelto una bocanada de aire y me concentro en las próximas imágenes.

Estoy sobre el pecho firme de Ricardo, dormí así toda la noche y con razón no aguanto la tortícolis.
Con cuidado me quedo a horcajadas, reparo los surcos de su abdomen, cada músculo en completa relajación. Echo un vistazo a mi alrededor, a los pies de la cama está Rocky.

Estiro mis brazos y bostezo, me reviso la ropa, estoy en braga y con un suéter suyo que huele exquisito, a él.
De repente Rocky me comienza a lamer, trato de alejarlo sin despertar a Ricardo pero su tamaño complica todo.

─Rocky, fuera ─escucho su voz, me sobresalto un poco pero de inmediato sonrío ─. Buenos días, cariño.

Su inconfundible voz con mucho cuerpo impresiona por las mañanas, se escucha más ronca. Su sonrisa de lado me da gusto, sus ojos se vuelven más claros y es por la luz que entra a raudales por la ventana y se planta en su cara.

─Buenos días, profesor.

─ ¿Llevas mucho tiempo despierta? ─se inclina un poco, se apoya sobre sus codos, estira un brazo y agarra su reloj de pulso para ponérselo.

─Apenas unos minutos ─me restriego los ojos.

─Son las siete de la mañana ─pone sus manos a lado y lado de mis piernas ─, ¿qué quieres desayunar? Por favor, que no sean las asquerosas hamburguesas esas porque esta vez no te lo permito.

Hago un puchero, ladea la cabeza con una sonrisa que hace más sensual la comisura de sus labios.

Le doy el espacio para que salga de la cama y se estire, sólo lleva puesto un pantalón de ceda, su cabello es un alboroto. Por primera vez deseo en cantidad despertar a su lado todos los días, verlo gruñir y sentirlo roncar.

─Mientras piensas qué quieres de comer me voy a dar una ducha, quiero hacer ejercicio antes de salir ─me avisa.

─ ¿Salir adónde?

─ ¿Cómo que adónde? Pues a comprarte algo para la celebración de hoy con mi familia. No te me vas a escapar.

Me muerdo el labio.

Cómo puede ser tan posesivo sin demostrarlo, comienza con alguna repuesta radical y termina dando órdenes.

─Ven aquí ─le pido.

─Mejor ven tú aquí ─pone sus brazos como jarras procurando mostrarse coqueto ─, vayamos a la ducha juntos.

Niego divertida.

Al final de encoje de hombros y desaparece en la salida.

Alcanzo mi móvil y reviso los mensajes y llamadas. Sam es la primera en la lista de correos de voz. Leo uno de sus mensajes.

Verónica, aparece ya, Rodrigo ha venido buscándote varias veces.

¿Qué?

Mi corazón palpita fuerte

Amiga, llevas un día perdida, ¿dónde carajos te metiste?, ¿estás con Evan?

─ ¿Qué lees? ─de un raponazo me quita el celular, intento alcanzarlo pero es demasiado tarde ─, ¿Por qué Sam te pregunta si estás con Evan?, ¿quién es Evan?

Arrastra el dedo sobre la pantalla y sigue leyendo.

─ ¿Por qué Rodrigo sigue buscándote?, Verónica espero que tengas una respuesta a esto.

El profesor Miller © (SIN CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora