Cap 24: Está trastornado

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Ricardo

Vuelvo a la oficina después de clases, me quedo sobre el escritorio mirando la inmensa panorámica mientras pienso en Verónica. Hoy tuve la sensación de odiarla, luego me dije "la amas demasiado para pensar esas cosas" y sí, la verdad es que la amo, puede maldecirme un millón de veces pero ahí estaré dos millones más; estaba tan hermosa como segura, llevaba una camiseta lisa color negro, un pantalón estampado en cuadros grises y negro a juego con unos botines. Ni siquiera me miró, me ignoró lo que restaba de clase, ¿podía ser peor? Viniendo de ella no.

─Regresaste ─salgo de mi ensimismamiento, me vuelvo para verla ─, ¿Olvidaste algo?

─No, vine porque quería adelantar algunos informes pero ya no tengo ganas ─Renata me da un beso en la mejilla ─, ¿qué haces aún aquí?

─Estaba en reunión con mi querido padre, pensaba volver a invertir en la compañía ─trago grueso.

─ ¿P-por qué?

─Es de muy mal gusto que actúes así. ¿Por qué más va a ser? Porqué a la bolsa le ha ido de lujo ─se sirve una copa de champaña.

─ ¿Qué dijeron los socios?

Entrecierra los ojos con cierta malicia

─ ¿Has dormido lo suficiente? ─mi cara es un signo gigante de interrogación ─, Riqui, pintas mal, te ves agotado.

─ ¿Me dirás o no lo que decidieron los socios?

─A veces te vuelves insoportable ─se acerca a mí y con sus brazos rodea mi cuello ─. Mi papi decidió que no, sus socios igual y no me sorprende.

La tensión de hace unos minutos vuelve a desvanecerse.

─ ¿Por qué no?

─Pues... ─me mira con sensualidad mientras sigue cada movimiento de mi boca ─, quizá consideran que tú eres más valioso que yo.

─ ¿A qué va eso? ─la alejo de mí, su semblante se trastorna.

─Me crees estúpida ─escupe ─, la única razón por la que trabajas aquí es porque no estoy como socia, me quieres lejos, y mi padre te apoya.

─No sé de qué hablas.

─De que te estorba mi presencia en todos lados, Ricardo, tengo la cadena de restaurantes en mis manos eso no lo olvides.

─ ¿Segura?

─Muy ─sonríe pedante ─, ni crean que me van a dejar fuera, primero muerta que sin capital.

─Estas loca ─agarro mi maletín y mi saco, abro la puerta y salgo.

─ ¿Más que la niñita esa con la que sales?

Hundo el botón del ascensor, sus tacones vienen en manada detrás de mí, siento un ardor en mi pecho y me cuesta tragar.

Sus alaridos siguen sucediendo pero antes de que pueda alcanzarme entro al aparato y las puertas se cierran.

Verónica

Quedo sentada sobre la tapa del retrete, respiro calmada en lo que el horrible sabor del vómito se me pasa.

─Te hice limonada, ayudará a que el mal sabor desaparezca ─Evan me entrega el vaso ─. ¿Sabes por qué tienes náuseas?

─Cuando está para venirme la regla suelo ponerme así, es común estos síntomas ─me empino el jugo.

─Bueno, vamos a dormir mañana estarás mejor ─con su ayuda me pongo de pié y camino a mi cuarto.

Nos despedimos con una simpática sonrisa y después cada quien desaparece tras la puerta. Camino hacia la cama con las luces apagadas, la ventana le permite a la luna resplandecer el lugar.

El profesor Miller © (SIN CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora