Capitulo 48

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Nathan sale de casa de Alan en dirección a la oficina. Alan llegará más tarde, necesita despejarse un poco y tomarse algo para la resaca. Nathan va directo al despacho de René, donde ella trabaja rematando algunos de sus dibujos.

- Buenos días. - Dice René al ver a Nathan entrar al despacho. - Tengo buenas noticias para ti. Alan y yo ya tenemos una buena idea para la campaña de Snacks, nos faltan unos flecos, pero enseguida estará lista para presentárselo a Mikel.

- Eso suena bien, pero hay algo que me ronda la cabeza desde ayer. Ayer tu forma de tratar con Alan cambio por completo.

- ¿Y que? ¿No puedo ser amable?

- Teniendo en cuenta lo cruel que fuiste con el, ¿Cómo es que has cambiado 180 grados la manera en que lo tratas?

- ¿Tan raro es que lo trate bien? Tengo que trabajar con el para presentar la campaña, ¿Quieres que nos llevemos a matar y que arruinarnos la campaña? Seras el único con dolor de cabeza si papá se entera de que dejamos colgado a Mikel sin la campaña.

- ¿Seguro que esa es la única razón?

- ¿Porque haces tantas preguntas molestas? - Dice nerviosa René moviéndose por el despacho. - Con qué te avise cuando la idea para la campaña este lista es suficiente, ¿No? Te llamaré cuando hayamos terminado. Ahora puedes irte.

- ¡Ey, René! ¡Tú...! - El teléfono de René suena antes de que Nathan pueda seguir hablando.

- ¡Ey René! - Cristal está al teléfono. - ¿Estás ocupada? ¿Te moleste?

- No, dime qué necesitas.

- ¿Tienes planes para comer? Me gustaría que comieramos juntas. Tenemos que ponernos al día.

- Claro, te espero en la cafetería a la hora de comer. Espera un segundo. - René se aparta del teléfono para dirigirse a su hermano. ¿Te importaría irte?

Nathan sale del despacho de su hermana con más dudas que antes, desde que su hermana ha vuelto, presiente que está ocultando algo, y no parará hasta descubrir que es. Pero de momento no tiene tiempo para preocuparse por ella, debe dirigir una empresa, además esta noche le va a pedir a Erika que se case con el.
Alan llega a la compañía con unas gafas de sol puestas que llaman la atención de todo el mundo que lo ve pasar. Aunque los calmantes han aliviado su dolor de cabeza, todavía le molesta la luz. Tan pronto llega coge su portátil como cada mañana y se dirige al despacho de René para seguir trabajando en la campaña. Cuando René lo ve entrar no puede evitar echarse a reír:

- ¡Valla, te has pegado con alguien y te han dejado un ojo morado? - Dice riéndose.

- Calla, pille una resaca horrorosa ayer, me molesta hasta la luz.

- Es lo que tiene acabarse una botella de whisky tú solo. Tienes que controlar mejor tus emociones.

- Lo se, pero el ver a Michelle ayer con otro tío, me dejó mal cuerpo.

- ¿Recuerdas algo de lo que ocurrió después de que bebieras?

- No, ¿Hice alguna cosa muy ridícula?

- Bueno...por dónde empiezo. - Dice riéndose René. - Primero te metiste con todos los que se te cruzaron de frente. Le estuviste ladrando a un perro...

- ¡Noo! - Alan se sienta y apoya su cabeza sobre la mesa.

- Luego te tuve que llevar a la espalda hasta tu apartamento, y luego... - René hace una pausa recordando el beso accidental que se dio con Alan.

- ¡No me digas que hice alguna locura!

- No, - René prefiere no contarle nada más a Alan viendo lo avergonzado que está. - Después te echaste en la cama y te quedaste dormido.

Alan's PhobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora