De verdad

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Se me atoró el aliento en la garganta cuando observé en detalle lo que ocurría en esa habitación... era horror encarnado.

La mayor parte de las jaulas estaban vacías ya, pero las camillas en el centro de la habitación estaban todas ocupadas, algunas por bolsas de plástico negras, de inmediato supe que se trataban de cadáveres, y sentí que el pecho se me comprimía, habíamos llegado muy tarde para salvaros a todos.

Sentí la mano de Robin cerrarse sobre mi hombro y apartarme hacia un lado para poder ver. El espacio dentro del ducto de ventilación era reducido; sin embargo, en lugar de incomodarme o molestarme la presión de su cuerpo contra el mío, me dio cierto valor. Me recordó la razón por la que tenía que salvar a los niños que estaban atados en las camillas, la mayoría de ellos no estaban conscientes; pero sabía que estaban vivos por los signos vitales registrados por los monitores conectados a ellos.

-Vamos a entrar-sentenció Robin antes de estamparme una mascarilla de gas contra la nariz y la boca.

-El gas puede dañar a los ni...

-No más de lo que ellos lo están haciendo-me cortó antes de tirar pequeños detonantes de gas a la habitación.

En cuanto detonaron, Robin quitó las rejas de una patada y bajó. Lo seguí de inmediato, y me apresuré a esquivar a los científicos que tiraban manotazos al aire antes de desmayarse en el suelo, para llegar hasta las camillas ocupadas por niños, rápidamente, me apresuré a desatarlos, de trece camillas ocupadas, sólo cuatro no tenían bolsas encima.

Entre esos niños afortunados, reconocí a Ryan y a Emma, ambos estaban en un co nsiderable mal estado; a Ryan se le notaban las costillas y las venas, no estaba segura de cómo lo habían logrado, pero en poco menos de una semana le habían robado toda la vitalidad. Mientras que el rstro de Emma estaba tan palido que constrastaban de una manera aterradora con lo oscuras que estaban las bolsas debajo de sus ojos. Les desconecté rápidamente todas las intravenosas que tenían conectadas, y luego procedí a sacudirlos mientras los llamaba:

-Ey, Ryan, Emma-ninguno de los dos se inmutó. Los sacudí una vez más, esta vez con más brusquedad; pero tampoco reaccionaron.

Entonces contemplé el método menos delicado que Robin usaba para despertar a los demás.

-Lamento esto-me disculpé siendo cosciente de que ya no podíamos perder más tiempo. Los abofeteé con ganas.

El método de Robin surtió efecto, pronto Ryan y Emma abrieron los ojos con debilidad y me miraron un instante, como si estuviesen decidiendo si estaban de regreso en la realidad o no. Súbitamente Ryan se echó a llorar desconsoladamente.

-No me hagas d-daño, ya no p-por favor-me suplicó-. Sólo m-mátame.

-Nadie va a matarte mientras yo esté aquí, Ryan-le dije ayudándolo a incorporarse sobre la camilla.

Mis palabras no surtieron efecto alguno en él; sin embargo, pude notar por el rabillo del ojo que Emma me observaba con una duda innegable en la mirada, pronto ese atisbo de duda salió disparado de sus labios:

-¿____?

-La misma-le sonreí-. Lamento haber llegado tan tarde.

Los ojos de la niña se abrieron a más no poder, su rostro era todo un poema, parecía no estar segura de si debía creerse todo aquello; pero tras unos segundos en los que aproveché para incorporarla, sentenció:

-Es mejor que nunca. ¿Por qué volviste?

-Porque eso hacen las amigas-respondí brindándole una sonrisa-. Ahora ven, ayudame con Ryan, parece no poder ponerse de pie.

Monkeying .vs. Robin (Damian Wayne y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora