Monkeying .vs. Robin (Damian Wayne y tú)

Segunda oportunidad

En cuanto su rostro entró en mi campo visual, jalé de su mano y lo hice colapsar sobre mí para poder atraparlo en un abrazo, uno en el que sentí, por fin había hallado la paz, como si de pronto hubiese encontrado mi sitio en el mundo, ese que realmente era mío.

Los brazos de Damian me rodearon y me apretaron con fuerzas, estábamos tan cerca uno del otro que podía percibir el latido apresurado de su corazón contra mi pecho. Hundí el rostro en su cuello y sentí que una marea abrumadora de emociones me embargaba: euforia, desesperación, amor... las lágrimas cayeron sin remedio por mis mejillas. Súbitamente, los recuerdos de las horas antes de mi muerte llegaron a mi mente, tuve que luchar contra el pánico para apartar mi tiempo con Slade, en cambio, decidí concentrarme en Damian, me separé apenas y tomé su rosto entre mis manos inspeccionándolo:

—¿E-estás bien? —formulé escrutando a consciencia su rostro magullado—. Vas a necesitar hielo...

—Eres increíblemente irritante— soltó él escurriéndose de mi agarre para volver a atraparme en un abrazo contra toda expectativa, sus brazos me rodearon con más fuerza aún, y su rostro se apretó contra hombro—. Acabas de volver de entre los muertos y lo primero que haces es preocuparte por mí, demonios Grayson, eres...

—¿U-Una molestia? —traté de suplir relajándome entre sus brazos, permitiéndome recargar mi mejilla contra su hombro.

—No... sólo eres tú—pronunció en un suspiro de alivio.

Aquellas palabras provocaron que un sentimiento cálido se detonase en mi pecho.

Amor, no puede ser otra cosa, me dije a mí misma mientras más lágrimas pesadas caían por mis mejillas. Mis brazos volvieron a apretar a Damian a consciencia, quizás fue en ese preciso momento, el instante exacto en el que me hice consciente de que, probablemente, ya no podría ignorar ese sentimiento. Tal vez nunca lo he hecho realmente.

Tras unos segundos más, Damian se apartó y se incorporó, fue sólo un instante; sin embargo, estoy casi segura de que pude distinguir un color carmín en sus mejillas, antes de que se diese la vuelta y me tendiese la mano sin siquiera mirarme. Y aunque era consciente de que algunas cosas iban a comenzar a cambiar entre nosotros, el ver aquella reacción, consiguió apaciguar en parte los temores que la idea detonaba en mi interior, después de todo, existían cosas que iban a continuar tal y como las recordaba, Damian iba a seguir siendo Damian, y eso era todo lo que quería.

Tomé su mano, y él jaló de mí esta vez, ayudándome para que me pusiese de pie, tardé un momento en estabilizarme sobre la superficie semi móvil de la barca; pero en cuanto lo logré, Damian no dudó en ayudarme a bajar de la barca y pisar suelo firme. Sólo entonces, cobré consciencia de nuestros alrededores, era alguna clase de playa, del lado de la barca, parecía extenderse un río con un caudal tan ancho que parecía no tener fin, del otro lado, en la playa con la arena más blanca que alguna vez hubiese visto, a varios metros de nosotros, pude ver a Keena, a una mujer que se me hacía vagamente familiar, y a Dick...

No me pude contener, la última vez que había oído algo de Dick, había sido que estaba muerto. Corrí hacia él prácticamente arrastrando a Damian tras de mí, puesto a que me negaba a soltar su mano, y de alguna manera, él tampoco creyó necesario hacerlo, incluso aunque lo oí chasquear la lengua mientras me seguía el paso con facilidad. Sólo cuando estuve a menos de un paso de Dick lo dejé ir, y me arrojé contra mi hermano mayor.

—E-estás bien— lloriqueé sin poder evitarlo mientras hundía el rostro en su pecho—. Creí que habías... pensé que no iba a volver a verte...

—Llegué a pensar lo mismo, pequeña— me abrazó con fuerzas y me acarició el cabello con delicadeza—. Pero los miembros de esta familia somos testarudos ¿No?—me soltó con suavidad y se inclinó apenas para poder verme a la cara, sus manos me secaron las lágrimas con los pulgares—. Ya pasó lo peor—una sonrisa sentimental se posó en sus labios—. Sea lo que sea que venga, vamos a afrontarlo juntos, como familia. No vas a estar sola. Te lo prometo.