Monkeying .vs. Robin (Damian Wayne y tú)

Absoluto

Los robots no tardaron en hacer llover más de una docena de disparos lásers por minuto, por lo que nos refugiamos a toda prisa detrás de los contenedores metálicos que abundaban en la base.

La mayor parte del equipo (todos a excepción de Starfire y Nightwing) quedamos apiñados del lado izquierdo, buscando el mínimo error por parte del enemigo para poder contratacar; sin embargo, como era de esperarse de nuestros líderes (porque aunque a Dick no le gustase admitirlo, él también estaba al mando), a través de una maniobra en equipo que consiguió que contuviese el aliento de la emoción, acabaron con dos de los tres robots, dejándonos el camino libre para encargarnos del restante y de los guardias aun en pie.

Todos nos dispusimos a regresar a la acción, cuando sucedió.

Si tuviera que describirlo, diría que fue tan súbito como un anhelo.

Aquel aroma terroso y de sutiles notas florales en el fondo impregnó mis fosas nasales de pronto, provocando que todo lo que me rodeaba se desdibujase rápidamente, incluso aunque me esforzaba por enfocarme en la situación, me resultaba cada vez más difícil, como si todas las alarmas que intentaban mantenerme conectada a la realidad se fueran ahogando en la esencia... sencillamente, me estaba hundiendo en aquel aroma tan familiar que desataba un fuerte sentimiento de nostalgia en mi pecho; pero a la vez, tan desconocido; que me abrumaba.

Me sentía adormecida, mi cuerpo entero estaba compenetrado con aquella fragancia que pululaba desde alguna dirección ¿Desde dónde? Olisqueé el aire casi instintivamente como un animal y mi cuerpo comenzó a moverse tambaleante pero seguro en dirección al origen, un rincón apartado, creí oír a alguien llamarme; pero su voz se escuchaba tan lejana que apenas si le presté atención. En la oscuridad de aquel rincón emergieron estelas de humo rojo que bailaron mientras ascendían para luego disolverse, mi pecho se contrajo de emociones que no sería capaz de poner en palabras.

Continué avanzando con la mirada empañada en lágrimas fija en aquellas estelas de humo.

Tenía que llegar hasta ellas antes de que fuera demasiado tarde... pero ¿Tarde para qué? La pregunta provocó que las lágrimas cayeran por mis mejillas a raudales. Creí distinguir una ranura de luz abriéndose en aquel rincón, las estelas de humo rojo se agitaron por el aire que debía de colarse por allí. Estaba tan cerca de estar donde una parte de mí anhelaba estar, cuando algo me lo impidió. Me sujetó con fuerza desde detrás, me removí instintivamente... en ese momento, todo lo que hacía era así: por instinto. Lo que fuera que me aferraba lo hizo con más ímpetu, y antes de que siquiera pudiera intentar morder, algo fue apretado contra mi rostro, traté de resistirme con desesperación, pataleé, arañé y me retorcí a más no poder; pero, aun así, el ente se adhirió a mi rostro, privándome del aroma... lloré aún más, sólo que ahora, con cada parpadeo, lo que había sido borrado: mi entorno, comenzó a aparecer a una velocidad impresionante, como si de pronto me hubiesen pegado sobre un fondo.

Oí a un chillido animal, por lo que volví la cabeza en esa dirección automáticamente. Parpadeé repetidamente antes de ser capaz de comprender toda la escena.

Vi a Gar en forma de mono con una máscara de gas adherida al rostro, y a Keena soltarlo lentamente, como si temiese que algo malo pudiese pasar de un momento a otro. Luego miré por encima de mi hombro y me encontré con Robin a menos de un paso de mí, contemplándome como si estuviese analizándome a profundidad... me llevé las manos al rostro, lo que se había adherido como un pulpo a mi rostro, no era más que una máscara de gas.

Abrí la boca con intenciones de preguntar qué había pasado; pero en cuanto la preguntó abandonó mis labios, la cerré casi atónita... ¿Hacía cuanto tiempo que no hablaba chino? Dos años, y ni siquiera entonces éste había abandonado mis labios sin que yo quisiese, entonces ¿Por qué sucedía entonces? Mi corazón se aceleró mientras miraba a Keena y Robin alternadamente, la primera parecía tan confundida o tal vez, más que yo, mientras que Robin arqueó una ceja como si quisiera que le explicase a qué se debía mi repentina pregunta en chino, quise exponer que yo tampoco estaba segura del motivo; pero nuevamente las palabras salieron en ese idioma.