Monkeying .vs. Robin (Damian Wayne y tú)

Problema

Las dieciocho horas que transcurrieron desde el incidente pudieron haber sido las más largas de mi vida; sin embargo, fueron sorpresivamente llevaderas, después de todo, Damian tradujo gran parte de mis palabras (obviamente que tomándose sus licencias en ello), e incluso, el resto del equipo puso de su parte para tratar de entendernos tanto a Gar como a mí, por lo que, hacia la décima hora de convivencia ya habíamos desarrollado una especie de código para entendernos casi con normalidad.

La experiencia me recordó que los titanes éramos como una familia... no obstante, "como" es más parecido a un "casi" que al verbo "ser", y lo comprobé en varias ocasiones: cuando Dick le pidió a Kory vivir con él; cuando Jaime me dejó con el videojuego que había insistido en que jugáramos juntos para atender la video llamada de su familia; o cuando me topé con Keena perdida en sus pensamientos mientras contemplaba con anhelo las fotos del relicario. Algunos de nosotros ya tenían familias, otros estaban en camino a construir una, y el resto, sencillamente no querían o no les interesaba tener una.

Esa fue la primera vez que me pregunté cuánto tiempo nos quedaría a todos juntos ¿Meses? ¿Años? El pensamiento me afligió, tengo que admitirlo; mas no dejé que me abrumara, después de todo, fuera el tiempo que fuese, quería disfrutarlo al máximo. Quizás por ello, en cuanto las secuelas desaparecieron, me decidí a pasar tiempo de calidad con cada uno de mis compañeros: ayudé a Kory y a Dick a empacar, intenté animar a Jaime (al parecer la video llamada no había ido bien) haciendo planes para visitar un comedor al dia , posé junto con Gar para su Twitter, convencí a Keena, Terra y Raven de que me acompañasen a la ciudad al café donde alguna vez me había citado K (increíblemente, nuestra salida de chicas fue un éxito que acordamos repetir alguna vez) y finalmente, acompañé a Damian a patrullar esa noche, juntos atrapamos a unos ocho carteristas y una banda de traficantes.

Decir que fue uno de los días más productivos de mi vida es poco, aunque admito desear haberme acostado antes de las cinco y media de la mañana cuando Dick apareció a las siete en mi cuarto diciendo que tendríamos entrenamiento grupal en quince minutos... tuve que poner toda mi voluntad para abandonar la cama, y posteriormente, gastar parte de mi reserva de energía en desenredar las sábanas de mis pies y levantarme del suelo.

¿Cómo fue que llegué en quince minutos al exterior de la torre? Eso se lo debo a la ventana de mi cuarto y el gancho de mi cinturón.

-Para estar listos para lo que sea, deben de entrenar para todo-expuso Starfire con soleminidad-. Esa fue la lección más importante inculcada a mí por los dioses de guerra en Okara.

-Ellos otra vez-suspiró Chico Bestia visiblemente somnoliento.

-Garfield-le reprendió Escarabajo Azul, al parecer él sí había tenido una buena noche de sueño.

-Y así será inculcada hacia ustedes-prosiguió Starfire ajena a todo esto-. Hagan parejas, los que no peleen, observen y aprendan-le hizo un gesto a Dick para que avanzase al campo de batalla: -. Nightwing.

Él no vaciló, con el semblante serio desenfundó los bastones en su espada y se dirigió al centro del grupo, aunque claro, el ambiente se tiñó de otro tono cuando Starfire soltó:

-¿Bailamos mi buen hombre?

-Por supuesto, mi lady-correspondió Dick haciendo una ligera reverencia.

Y en cuestión de segundos, el enfrentamiento comenzó. Los movimientos de ambos eran fluidos, balanceados y calculados, lo suficiente como para que espabilase por la adrenalina que emanaban, el encuentro fue impresionante, en especial, porque Nightwing perdió por un error de balance, y acabó en el suelo boca abajo, con el bastón de Starfire a centímetros del cuello.

-Supongo que ya sabemos quién sacará la basura-bromeó Raven a mi lado con una sonrisa ligera, que no dudé en corresponder.

-Eso no fue bueno para mi ego-admitió Dick mientras se ponía de pie.