Monkeying .vs. Robin (Damian Wayne y tú)

Despertar

KEENA

No podía estar muerta ¿O sí?

Contemplé con horror cómo uno de los seguidores de Sangre la levantaba del suelo, las cadenas alrededor de sus muñecas tintinearon, mientras que su cuerpo se agitó por la inercia del movimiento, sin resistencia, como si estuviese hecho de trapo; aunque lo verdaderamente descorazonador, fueron sus ojos, estaban abiertos; pero lucían tan vacíos, tan carentes de toda esa chispa y amabilidad que los caracterizaban.

Se me hizo un nudo en la garganta... quería llorar, nunca creí que fuera posible perder dos veces a la misma persona; pero allí estaba, más de veinte años detrás de mi tiempo, perdiéndola de nuevo, los ojos se me cristalizaron, y tuve que morderme el interior de la mejilla para no llorar. No tenía ese derecho, no cuando había toda una generación en el futuro peor que yo... gente que no había tenido siquiera la oportunidad de llegar a mi edad.

Aun así, no pude evitar recordar la última vez que la había visto en mi tiempo, entonces tenía unos cinco años, todavía no podía olvidar la sonrisa forzada en su rostro mientras se despedía, siempre manteniendo una distancia prudente de cuando menos dos metros y manteniendo las manos apretadas con fuerza alrededor de las correas del bolso que Martha y yo le habíamos hecho con ayuda de Alfred para su cumpleaños. También podía recordar a mi abuelo preguntándole por última vez, si estaba segura...

Ella le miró con ojos tiernos, antes de asentir con la cabeza y agregar:

-Sólo será temporal, después de todo.

En ese momento le creí, quizás por ello, no insistí en abrazarla. Y creo que ella también lo creía. Mas, la siguiente noticia que tuve sobre ella, fue que estaba muerta. No hubo funeral, no hubo tiempo de despedidas o sentimentalismos, porque ella sólo fue la primera de muchas víctimas... a los seis años, ya no me quedaba más familia que mi hermana y Alfred.

La máquina empezó a ascender con un siseó suave que desató una oleada de vítores, lo cual me trajo de nuevo a la realidad, al pasado, ese que se estaba torciendo de maneras peligrosas...

Demonios, ¿En qué momento lo había arruinado? No se suponía que eso pasase, se suponía que el tío Dick se liberaría de la máquina con una de sus llaves escondidas en las mangas... que Monkeying le daría una paliza bien merecida a Deathstroke. No se suponía que estuviesen muertos, ¡Diablos! Sus muertes lo cambiaban todo... Nightstar y sus hermanos ya no existirían... ¡Ella tampoco!

¡Nadie tenía que morir!... bueno, por lo menos nadie entre los buenos.

La máquina se activó y tras una descarga dolorosa de lo que creí era electricidad, comencé sentirme enferma, débil, la máquina me estaba drenando como si fuera uno de esos vampiros de las películas viejas que mi hermana veía una y otra vez cuando éramos crías. Tuve que morderme el interior de la mejilla aun con más fuerzas.

Lo siento, Mar, me lamenté mientras comenzaba a marearme, lo eché todo a perder. Tú tendrías que estar aquí no yo, tú sabrías qué hacer... siempre sabías que hacer. Por eso ibas a ser Robin...

Y entonces, casi como si el tiempo se estuviese concediendo una nueva oportunidad, uno de los seguidores de Sangre subió rápidamente a la plataforma de la máquina y se quitó la túnica... Siendo honesta, nunca me alegré tanto de ver al tío Dick en su traje. De alguna manera, entendí lo que ____ me había dicho sobre la primera vez que le había visto, de alguna manera, el tío Dick era como una bocanada de esperanza en medio de la oscuridad.

Pronto, hizo estallar la fuente de fusión de la máquina, y los aros metálicos que nos aprisionaban, se abrieron con un siseo que se convirtió en mi definición de alivio; sin embargo, nuestros problemas estaban lejos de acabar, de alguna manera, la imagen pacífica del pasado que había idealizado durante años, se tambaleaba más y más mientras mis días en él continuaban contando.