Fourty four

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  Corro de regreso a la cabaña con Niall, limpiándome las lágrimas que empiezan a salir de mis ojos.
  Es solo una coincidencia, ¿no? Harry es mi mejor amigo, él no me haría esto nunca.
  Entro y en vez de ir a la cama, entro al baño. Debo de tranquilizarme antes de que Niall se dé cuenta de que he llorado.
***
  —____, despierta.
  Me tallo los ojos y después los abro. Me doy cuenta de que estoy sentada a un lado de la bañera, por eso la espalda me duele. No recuerdo haberme quedado dormida aquí.
  —¿Qué estás haciendo aquí?
  —Yo... vine anoche a hacer pipí —él se ríe.
  —No puedo creer que te hayas quedado dormida aquí.
  —Sí —intento hacer que mi risa suene real, pero me siento culpable por haberle mentido.
  —Entonces, ¿crees que pueda hacer pipí?
  —Sí, claro —me levanto del suelo y salgo del baño.
  Liam me manda un mensaje diciendo que todos nos reuniremos en el mismo lugar que anoche, así que cuando Niall sale del baño, vuelvo a meterme para bañarme.
  Cuando salgo, Niall ya está arreglado, así que salimos.
  —¿Te sientes bien? Te ves preocupada.
  —Sí, es solo que estoy algo mareada.
  —Supongo que es normal, has estado preocupada todo este tiempo.
  —Sí. ¿Puedes adelantarte? Tengo que ir con Harry para decirle unas cuantas cosas.
  —Hum está bien —beso su mejilla y espero a que siga caminando para yo después ir con Harry.
  Llego a su cabaña y la sudadera ya no está en la ventana. Toco la puerta y él abre casi al instate.
  —Hola —me sonríe—. Estaba a punto de ir a desayunar con ustedes, creí que ya estabas allá con Niall.
  —De hecho ya íbamos de camino, pero he decidido venir contigo primero.
  —¿Y eso? —sonríe extrañado.
  —Suena tonto, pero estaba pensando en que has de tener todo desordenado aquí y quería venir a ayudarte.
  —¿En serio?
  —Sí —camino hasta la ventana pero no hay ninguna sudadera negra a la vista.
  —Te conozco demasiado bien para saber que mientes, y tú me conoces demasiado bien para saber que lo sé.
  —Tienes razón, no hace falta que siga con esto —me siento en la cama.
  —¿Entonces a qué viniste realmente?
  —Nunca me harías daño, ¿verdad?
  —Lo sabes mejor que nada.
  —Y nunca me mentirías —se tarda en responder.
  —Todos mentimos a todos —se encoje de hombros.
  ¿Eso significa que sí me haría daño? Creo que nota la desconfianza en mi mirada, porque dice:
  —Excepto por eso, no te mentiría sobre tu seguridad.
  Pero sí, ya me ha mentido sobre eso.
***
El fin de semana pasa rápido, y pronto todos regresamos a nuestras casas. Theo ha salido con Harry a comprar un helado, mientras que Niall y yo ordenamos todas las cosas que nos llevamos este fin de semana.
  —Estuvo muy divertido, deberíamos volver a salir todos juntos —me dice y besa mi mejilla.
  —Solo no vayamos a donde haya agua —me río.
  —Creo que ahora cualquier lugar es peligroso para nosotros —intenta bromear, pero no me río, ni él tampoco—. Lo siento.
  —No, la que lo siente soy yo —me siento en la cama y después el se sienta en a mi lado—. Jamás me voy a cansar de repetirlo, esto es mi culpa.
  —Si te sirve de consuelo, es más culpa de Harry —ahora sí me río.
  —Eso no me consuela.
  —Lo sé, sonó pésimo —se ríe y me abraza—. Escucha, no tenía planeado decírtelo aún, pero...
  —Pero... suéltalo Horan.
  —Mi jefe quiere enviarme a trabajar a México unos meses. Creo que podría ser una buena idea —se encoge de hombros.
  —No lo sé, sería un gran cambio —hago una mueca—. ¿Tú quieres ir?
  —Pues... sí, sería una gran oportunidad. Pero no iré si tú no vas, no puedo obligarte.
  —Pero es tu sueño.
  —A veces uno deja sus sueños por amor.

Criando a Theo Horan (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora