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Al día siguiente después de aquella noche llena de adrenalina, ambos adolescentes asistieron al instituto, uno de ellos más radiante que nunca, pero el otro estaba en su estado normal y era Aleks que, le urgía hablar con Vahi sobre aquel tema un poco complicado, no quería que ella se dejase llevar por ciertos malos entendidos. Caminaba apurado por los pasillos del instituto, la había buscado en cada aula que ella asistía, había averiguado su horario tras insistirle varias veces a Muna. Sin embargo no logró encontrarla, pero pensó o más bien recordó que Vahi era voluntaria en la biblioteca, así que tal vez estaría allí.

Tardó en llegar a la biblioteca, pues una chica que, de hecho él no la recordaba o no sabía de su existencia, lo detuvo para poder invitarlo a un baile de enmascarados que organizaba el instituto para reunir fondos. Cuando logró llegar a su destino, fue donde la bibliotecaria para preguntarle dónde estaría la castaña, en un momento aquella mujer no quería darle esa información, pero después de los coqueteos encantadores del pelinegro, se la dio a ojos cerrados.

Vahi estaba ordenando los libros en sus respectivas categorías y por abecedario, estaba tan enfocada en su labor que, no se percató que aquel chico se le acercaba.

—Debe de ser un poco tedioso hacer todo esto —le susurró por detrás.

Vahi reconocía al dueño de la voz, pero le parecía extraño que él estuviese allí con ella cuando dijo que no asistiría a clases.

—Pensé que no vendrías a clases —dijo una vez que se giró para encararlo.

—Yo tampoco pensé que vendría —encogió sus hombros.

Vahi lo miró y se fijó que no tenía aquella escayola en su brazo.

—¿Dónde está tu escayola? —se cruzó de brazos.

—Me la he quitado anoche, no la soportaba más, era un puto estorbo.

—¿Eres idiota o qué? Todavía no te la podías quitar y menos tú solo —lo regañó y le regaló una mirada de enfado

—No empieces tú ahora, ya tengo suficiente con Catriel —se masajeó la cien.

—¿Qué no empiece? Eres un inmaduro Aleks, un niñato que no puede ejercer lo que le ordenan —bufó —. Perdón, se me olvidó que hablaba con Aleks el chico "Ay, estoy bien, me importa todo una mierda, nadie me jode" —imitó su voz.

—No te pongas como loca, si no es para tanto alboroto.

—¡Haz lo que te venga en gana! —se giró con violencia —Tú no escuchas a nadie.

—¿Te vas a molestar conmigo por algo tan insignificante? —levantó la ceja.

—Eso no te importa —escupió molesta.

—Claro que sí, no quiero que te enfades conmigo, no lo soportaría —dijo rápido sin pensar en su comentario y ella se volteó a verlo.

—¿Qué? Aleks no creo que sea tan importante en tu vida, no hagas como si lo fuera, porque nos conocemos hace tan sólo unas semanas.

Siguió ordenando aquellos libros sin importarle la presencia de aquel chico, pero él todavía analizaba las palabras que ella le había dicho ¿Cómo podía decir que ella no era importante? Pensó, claro que le importaba y mucho, sólo que no se atrevía a explicarle cómo le interesaba.

—Claro que me importas, recuerda que eres mi amiga —dijo con incomodidad y ella lo volvió a mirar.

—Cierto y como tú has dicho que lo somos, necesito preguntarte algo.

—Lo sé, es por esto que he venido a buscarte.

—¿Y qué sabes? Porque yo no te he mencionado nada de lo que quiero hablar —se cruzó de brazos.

Andronico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora