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Después de aquel mal rato que tuvieron que pasar aquella pareja de jóvenes, las inseguridades de Aleks aumentaron, tuvo una conversación con su madre, la cual le envenenó la cabeza con que él jamás sería lo suficientemente bueno para ella y que la dejara ir, mientras que por lado Vahi si estaba convencida de que lo amaba, sólo que no se atrevía a confesárselo, estaban teniendo el mejor verano que pudieron tener a comparación de los anteriores, iban a fiestas, de vez en cuando se fugaban a la playa, también fueron a conciertos de Rock, incluso follaban en lugares públicos. Hoy se daría una fiesta que llevaba siendo organizada durante meses, Vahi había quedado en encontrarse con su mejor amiga en una peluquería, quería hacerse un cambio de look radical, como siempre iba demasiado atrasada, caminaba lo más rápido que podía, notó el rostro de aburrimiento de Muna, así que llegó con una alegría inmensa que llevaba teniendo desde que estaba con Aleks.

—Demonios Vahi, creí que me haría vieja esperándote —rodó los ojos.

—No es para tanto Muna, ven vamos y entremos.

La cogió del brazo derecho y la llevó hasta adentro del local, le dijo a la estilista lo que se quería hacer, se dejaría el cabello desflecado junto con un flequillo en diagonal, además se pintaría un mechón de cabello rojo que sería en todo un costado, ya no se dejaría lacio su cabello, dejaría que sus rizos castaños tuvieran vida. Después de que pasaron toda la tarde alistándose para aquella fiesta, quedaron en encontrarse allá, pues Vahi iría con su novio, lo esperaba impaciente, quería que él notara lo que se había hecho, sintió que un auto tocó la bocina, sabía que era él, así que bajó corriendo las escaleras y al salir por la puerta caminó un poco con sensualidad hasta él, éste la miró un poco boquiabierto y parpadeó rápidamente, realmente su cuerpo decía en mayúsculas la palabra lujuria, llevaba una minifalda de cuero apegada a sus caderas, unas medias caladas con unas botas militares negras de charol y arriba traía puesto un bralette junto con una chaqueta de cuero.

—¿Qué tanto miras? Pareces un baboso —se hizo la tonta mientras se subía al vehículo

—¿Acaso no te puedo mirar cómo yo quiera? —levantó levemente la ceja.

—¿Y cómo sería esa mirada? —lo miró curiosa.

—Que quiero arrancarte ahora ya la prenda de encaje que traes... —dijo sin quitarle el ojo de encima.

—¿Ah, sí? ¿Y cómo lo harías? —le siguió el juego.

—Bajaría lentamente los tirantes con mis dientes...

Tragó saliva con lentitud mientras que lo miraba, inconscientemente sus labios se entreabrieron y su respiración se aceleró un poco, todo eso solamente lo provocaba él con tan poco.

—Pero vamos tarde a la fiesta —cambió de tema.

—¿Desde cuándo se llega temprano a una fiesta? —enarcó la ceja.

—¿Vas a conducir o lo hago yo? —se cruzó de brazos.

La mirada de Aleks bajó rápidamente al escote de ella, porque al tener los brazos en aquella postura hacía que sus senos resaltaran aún más, Vahi se fijó en lo que él miraba y se tapó de inmediato.

—Eres un descarado Aleks.

—Ya sabes cómo soy, encanto —le guiñó el ojo con chulería.

Encendió el motor del vehículo mientras que se reía por la mirada fulminante de ella, colocó un poco de música y comenzó a cantar en el trayecto hasta la casa donde se llevaría a cabo la fiesta, Vahi lo miraba de reojo, miraba el pecho desnudo de su novio, éste traía desabrochados los tres primeros botones de su camisa como siempre, le gustaba la mirada seria de él cuando conducía y le daba una larga calada al cigarrillo, se había acostumbrado al olor a tabaco de él, se acostumbró a todo de él, estaba más que convencida de que con él podría ser feliz, sabía que Aleks no era un chico correcto, pero se esforzaba por ser lo mejor para ella.

Andronico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora