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Las bodas siempre fueron lo que más amaba Vahi, a pesar de que terminara llorando, anhelaba con algún día casarse, se preguntaba si Aleks pensaba en hacerlo también, no se hacia falsas expectativas con llegar a algo así con él, pero sólo pensarlo la dejaba en la nubes, mientras se terminaba de acomodar bien su cabello, miraba su apariencia, se alistaba para una boda a la cual Aleks la había invitado, era la boda de un familiar de él, a éste no le hacia mucha gracia ir, pues no quería otro enfrentamiento con su madre respecto a la chica que era su novia, pero le había prometido a su primo que iría, pues era quien se casaba.

Aleks se terminaba de acomodar la corbata, odiaba usar esmoquin, pero aún así lo hacia, tenía muchísimas ansias por saber cómo luciría Vahi, claro que ya la había visto vestida con elegancia, pero la diferencia que está vez ella sería su acompañante. Llegó en tiempo récord a casa de ella, trató de no ir con voracidad hasta allí, caminó con naturalidad y cuando llegó hasta la puerta, presionó pacientemente el timbre, Vahi al sentir el sonido, bajó rápidamente las escaleras y antes de abrir respiró hondo, giró el pomo de la puerta y lo vio, lo observó detenidamente, jamás lo había visto de tal manera, le pareció extraño verlo así, Aleks tenía aspecto de ser un hombre de negocios o fácilmente algún miembro de alguna mafia, en cambio él la miró descaradamente, le encantaba cuando ella utilizaba escotes en sus atuendos.

—¿Ya terminaste con tus sucios pensamientos, Aleks? —lo miró con una ceja levantada.

—Creo que tendríamos para rato...

—No empieces, vamos tarde al matrimonio de tu primo —pasó por su lado.

—A la mierda eso Vahi, hace tiempo que no hacemos nada, necesito sentir tu cuerpo con el mío —la jaló suavemente del brazo y la giró para que lo mirará.

—Aleks no te morirás por no hacer el amor un día —rodó los ojos.

—¿Un día? —la miró incrédulo y la soltó —Vahi, no hemos follado en varios días, más bien diría una semana ¿A caso he hecho algo que no te agrade? Dímelo para saber en qué estoy mal.

—Entiende que yo no soy igual que las mujeres con las que solías revolcarte Aleks —suspiró y miró hacia otro lado.

—No te complazco lo suficiente ¿Verdad? —la miró con sus cejas medias levantadas.

—No es eso Aleks, de hecho contigo llegó al placer máximo que he experimentado en mi vida, pero no he tenido ganas de hacerlo.

—Claro —dijo de mala gana y no muy convencido.

Caminaron hasta el vehículo de Aleks, una vez adentro éste sólo manejó, ninguno dijo algo al respecto, Aleks no quería discutir con ella y Vahi no sabía cómo explicarle la incomodidad por la que estaba pasando su cuerpo, para ella claro que era lo mejor hacer el amor con su novio, sólo que en estos momentos no estaba de ganas, pero sabía que Aleks era un cabeza dura y no le creería. Llegaron al recinto donde se llevaría a cabo la boda, habían demasiados vehículos estacionados en el aparcamiento, era un recinto privado, donde sólo podían ir personas adineradas o miembros del club, caminaban tomados de la mano hasta que él reconoció a distancia a su familia, no tenía más opción de ir donde ellos.

—Vaya, si ha llegado Aleks y... —se detuvo a mirar a Vahi la madre del pelinegro —La gentuza.

—Te agradecería que te comportaras como sueles aparentarlo con los medios, Rhonda —dijo con los dientes apretados.

—Sólo fingiré no conocerlos, confórmate con eso.

Se marchó con la barbilla en alto y con un toque sofisticado, Rhonda Gras podía ser la mujer más frívola, pero siempre educada y eso era lo que le molestaba a todos, Vahi abrazó cariñosamente a su novio que parecía que en cualquier momento iba a explotar, el tacto de ella era un tranquilizante para él, le encantaba cuando ella lo tocaba. En el transcurso del día se dedicaron a pasar tiempo con todos a excepción de los padres del pelinegro, estaban sentados en la mesa que les asignaron, todos estaban sumamente callados, la hermana de Aleks no pudo más y quebrantó el silencio.

Andronico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora