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En la actualidad.

—Así fue como perdí al amor de mi vida —comentó Aleks mientras que miraba fijamente y atento a cualquier movimiento o palabra de Samara.

Ambos estaban sentados en el sofá de él, Samara había escuchado atentamente toda la historia de amor del chico que tenía frente a ella, podía imaginar el dolor de un corazón roto que él llevaba guardado en lo más profundo de su ser, la verdad es que nunca se imaginó de que Aleks podría haberse enamorado y que lo hayan engañado, siempre pensó de que él era de esos chicos rompecorazones. Llevaban mucho rato en silencio, no se dejaban de mirar, él no la presionaría para que hablara y ella no sabía qué decirle, pues se trataba de él, pero aún así se las ingenió.

—No existe "El amor de tu vida" —hizo el gesto de las comillas con sus dedos —. Existe un amor para cada etapa de tu vida, en cada circunstancia, llegará en el momento adecuado y si es verdadero se quedara, tal vez tú y ella no estaban hechos el uno para el otro.

—No estoy interesado en esos asuntos del amor; el romance, las citas y todas las cursilerías no van conmigo, no esta vez —la miró un poco frío, aquel tema sacaba a flote todo su temperamento.

—No pierdas la fe Aleks...

—¡He dicho que no estoy interesado! —dijo fastidiado y trató de levantarse de donde se encontraba, pero una mano pequeña se lo impidió.

—No lo hagas —dijo en un tono de súplica.

—¿Hacer qué? —frunció el ceño al no saber a que se refería.

—No vuelvas a ser aquel cabrón maleducado, no tienes que serlo Aleks.

Aleks se acomodó nuevamente junto a ella, Samara entrelazo su mano a la de él, le acarició el dorso con su pulgar, Aleks la observó detenidamente, no había dejado a nadie que hiciera esos gestos cariñosos con él después de dos años, se había cerrado a cada muestra de cariño y amor que, ahora le parecía extraño, pero aún así no la alejó, la dejó allí, sintiendo como ella le entregaba cierta paz y armonía a cada parte de su anatomía. Estuvieron muy callados, ella no sabía que decirle y él le agradecía mentalmente por no decir nada, ella con lo poco que lo conocía, sabía que él era difícil; difícil en cuanto su forma de ser, su manera de pensar, difícil de tratar, de soportar y sobretodo querer, Aleks tenía un temperamento emocional muy inestable y ella dudaba si quedarse en su vida, pues tenía demasiados problemas como para lidiar con los de alguien más.

Una notificación había llegado al móvil de ella, era la invitación a una fiesta que organizaron unos chicos de su universidad, la fiesta sería precisamente allí, Samara miró Aleks que tenía recostada la cabeza en sus muslos, estaba dormido plácidamente y ésta lo movió un poco mientras que lo llamaba, pero no reaccionó.

—Aleks —lo volvió a mover.

—¿Huh? —balbuceo aún dormido, hasta que sintió como un cuerpo más pequeño que el suyo se movió.

—¡Ya, despierta! —chilló impaciente.

-¿Qué quieres Samara? -preguntó en un desorientado bostezo mientras se frotaba los ojos con sus manos.

-¿Quieres ir a una fiesta conmigo? -le preguntó tímidamente sin mirarlo.

-Claro.

Andronico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora