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—¿Por qué siempre termino volviendo a ti? —suspiró la castaña y se acurrucó junto a él.

Aleks miraba a Vahi sin saber que responder, deslizó su dedo sobre la espalda desnuda de ella, ambos estaban cubiertos por las sábanas de la cama de él, estaban exhaustos después de haber tenido una apasionante noche de sexo. Aleks le dio una calada al cigarrillo que portaba en su mano izquierda, por su mente pasaban muchas cosas, no sabía porque seguía acostándose con ella cuando acordó que no se acercaría jamás, de verdad que no quería seguir dañándola, aquella relación que mantenían oculta se volvía más tóxica con el pasar del tiempo.

—Supongo que después de todo nunca podremos huir el uno del otro —le dio otra calada a su cigarrillo.

Había pasado un mes, durante ese mes se veían cada vez que podían, Vahi seguía con su relación con Izan y, Aleks se había alejado de Samara, no sabía nada de aquella pelirroja, hablaba de vez en cuando con su mejor amigo, su vida en este último mes se había vuelto algo monótona, por fin tenía a Vahi de vuelta en su vida, pero comprendió que no era lo mismo, sentía un vacío en su pecho y sabía a que se debía. Se separó del lado de la castaña y se sentó en la orilla de la cama, cogió su ropa interior y se la colocó, Vahi no entendía que sucedía con él.

—¿Sucede algo Aleks? —se acomodó en la cama.

Aleks se levantó y la observó, vio en ella que ya era toda una mujer, no quedaba nada de aquella chica dulce de la que se enamoró cuando era un adolescente, ella había cambiado, ya no era la misma, ella estaba rota y eso era culpa de él.

—No estamos pensando con claridad Vahi —dijo con tranquilidad.

—¿A qué te refieres? —levantó una ceja y se acomodó un mechón de cabello detrás de su oído.

—Esto no esta bien, tú no eres así —sentenció.

—¿Podrías ser más directo? Te lo agradecería —chasqueó la lengua y rodó los ojos.

Aleks se detuvo a mirarla por unos segundos, pasó sus manos sobre su rostro y suspiró profundamente para decirle lo siguiente.

—¡Tienes novio y lo estás engañando conmigo, joder! —dijo alzando sus brazos —Yo no tengo ningún interés en seguir siendo el “otro”.

—¡¿Y tú crees que me siento orgullosa de serle infiel?! ¡¿Crees que no me odio a mí misma por ello?! —cuestionó enfadada y se levantó de golpe de la cama para coger su ropa interior y colocársela.

—¡Tampoco haces algo para no seguir con esto! —le refutó.

—¡Tú tampoco me dejas seguir con mi vida!

—¡Esto no tiene sentido Vahi! —la señaló a ella y luego a sí mismo.

—¡Bien! —gruñó.

Vahi se terminó de abrochar sus pantalones, cogió su blusa y salió molesta de la habitación, Aleks rápidamente se colocó su pantalón chándal, una sudadera y unas zapatillas, salió de la habitación y no la vio, así que salió de su piso para ir detrás de ella. Afuera llovía pesadamente, cuando salió del edificio miró para ambos costados y la divisó a distancia, Vahi caminaba abrazándose a sí misma, estaba congelándose por el frío que hacía, sus labios estaban tomando un color morado, en su cabeza sonaban en ecos las palabras que él le había dicho, en un abrir y cerrar de ojos él la cogió del brazo y la arrastró hacia él.

—¡Déjame en paz Aleks Gras! —dijo tratando de zafarse de las manos de él.

—No, no lo haré hasta que te tranquilices y dejes de actuar como una niñata —dictaminó serio.

Andronico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora