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Aquel día llegó en menos de lo que se pensaba, Aleks todavía dudaba sobre asistir aquella carrera, realmente no quería hacerlo, pero sentía la fuerte presión de Catriel respecto a lo que dijo Lenny, por un lado no quería meterse en problemas con personas peligrosas, pero por otra parte era su orgullo el que estaba en juego, jamás nadie lo había mandado a golpear así, le enfurecía el hecho de sólo recordarlo. Sus tardes ahora las pasaba con ella, tenían que terminar aquel proyecto, pero eso era la escusa perfecta para pasar tiempo juntos, ella todavía seguía sospechando de las cosas que hacía él, así que esta noche asistiría al sitio del que le había hablado su mejor amiga, no se atrevía a preguntarle directamente a él, sabía que le mentiría.

En el instituto seguían corriendo los rumores, el día de hoy se hablaba sobre la grandiosa carrera que se llevaba organizando durante meses, la mayoría de los estudiantes asistirían, era la carrera del año o la carrera de la muerte también solían decirle. Aleks estuvo sofocado por los continuos mensajes y llamadas de su mejor amigo, estaba consciente de todo lo que ocurría, incluso había mejorado mucho conduciendo y había arreglado su coche, pero aún así el presentimiento que algo malo sucedería no se iba.

Estaba en la cafetería junto con su mejor amigo, era la hora de almuerzo, ni siquiera apetito tenía, ya que sus nervios estaban de puntas, hoy nuevamente le diría a Lenny que dejaría atrás ese mundo y no sería nada fácil, Catriel había notado que él estaba fuera de órbita y suponía a que se debía.

—Hey Aleks, deja de atormentarte con tus pensamientos, no es nada bueno —dijo sin apartar su mirada.

—No me atormento, sólo pienso en las probabilidades de que está noche Lenny no mande a sus matones por nosotros —apoyo su mano en su barbilla.

—No sucederá nada, porque ya se nos ocurrirá algo —trató de ser positivo, pero terminó rascándose la nuca por el nerviosismo que tenía.

—Vaya, que positivo eres, alucino demasiado con tus planes —rodó los ojos.

—Ya verás que al finalizar la noche, saldremos ilesos de toda esta mierda —palmeó la espalda de él.

—Espero que así sea.

Se levantó de su lugar para tomar su bandeja e ir a dejarla junto con las demás, al regresar donde su mejor amigo, su vista viajó hasta algo o más bien una persona de su interés, la vio a ella conversar con un grupo de chicas, luego los ojos de ella encontraron a los de él y se detuvieron sólo para mirarse, pero esta vez ya no era una mirada amistosa, era una mirada dulce, una mirada de amor joven. Él dejó de mirarla para caminar hasta la salida de la cafetería, en cambio ella se despidió rápidamente de las chicas con las cuales hablaba, lo seguiría a donde sea que fuera, pero cuando salió de aquel sitio, lo perdió de vista, caminó por los solitarios pasillos, no se percató de quien la había cogido por atrás, tapándole la boca y metiéndola dentro del cuarto de mantenimiento, al no saber quién había sido, optó por morder la mano de aquella persona, escuchando un quejido con una voz bastante grave, se separó y sus ojos nuevamente se encontraron.

—Me has asustado Aleks —dijo poniendo una mano en su pecho agitado.

—Vale, lo siento, pero me gusta ser sorpresivo —hizo un mohín.

—Ya veo, pero no hacía falta encerrarme aquí contigo —dijo un poco tímida.

—¿Por qué no? —se acercó un poco más.

Andronico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora