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—¡¿Besaste Aleks, Vahi Merchán?! —exclamó Muna sorprendida luego de que Vahi le mencionara lo sucedido de la otra noche.

—Sí, él quiso besarme... Pensé  que me odiaba —dijo mientras revolvía su batido con la pajita.

Vahi pensaba que él la odiaba después de todo lo que se dijeron aquella noche hace dos años atrás, ella jamás lo odió por eso, quedó herida, pero no lo odió nunca.

—¿Qué piensas hacer respecto a eso? ¿Qué hay de Izan? Es tu novio Vahi, le haz sido infiel y encima con tu exnovio —le reprochó mientras bebía su café.

La castaña mordió su labio, sentía que la culpa la invadía, no sabía que hacer respecto a eso, porque Izan había sido bastante bueno con ella y le pagó de tal manera, su mente era un completo caos, sólo pensaba en Aleks y el beso que le dio, un beso que jamás espero, una probabilidad que pensó era que él debió haber estado muy ebrio, que no pensó  con claridad y se dejó guiar por sus impulsos.

—No sé que rayos hacer, Izan no merecía eso, soy una porquería de novia… —su labio inferior comenzó a temblar, quería llorar.

—No sacas nada con llorar, ya cometiste el error de tu vida, ya no hay nada que puedas hacer, sólo afrontar el problema y decirle la verdad a Izan —dijo fríamente.

—Eso lo destrozaría, Muna.

—¿Y mantenerlo viviendo una mentira? Eso sí que lo destruiría Vahi, no seas estúpida —farfulló.

Muna era muy directa para decir las cosas y eso le jodía a Vahi, en esos momentos sólo quería llorar y estar sola.

—¿Vas a llorar? —preguntó Muna sin suavidad.

—¡¿Y qué mierda te importa Muna?! —escupió molesta —Lo único que has hecho es hacerme sentir aún más mierda —las lágrimas comenzaron hacerse presente en ella —¡Se supone que eres mi mejor amiga!

Muna quedó mirándola boquiabierta,  realmente se había pasado esta vez con su actitud.

—Lo siento Vahi, sé que no debí comportarme así contigo —fue lo único que pudo decirle.

Vahi, fastidiada cogió su bolso, dejó el dinero de su batido en la mesa y se levantó violentamente de allí y la miró una última vez.

—No importa,  ya lo haz conseguido, me siento una mierda de persona —dijo dolida.

Se aproximó rápidamente hasta la salida sin importarle nada más, no quería ver a nadie, quería estar sola.

***

Ya era tarde, se estaba oscureciendo y Vahi  estaba sentada en aquel tronco que le traía recuerdos, pensaba en Izan, en que le diría o cómo realmente se lo diría, porque tenía que hacerlo, no podía seguir ocultándoselo, él no lo merecía, también pensaba en Aleks, pensó en que quizás esta vez el universo conspiraría a su favor, que tal vez podrían estar juntos, sólo tal vez. Escribía en su diario de vida todo lo que sentía, cómo el aire se comprimía en su pecho, había comenzado a escribir lo que le pasaba o sentía  desde que Aleks  terminó con ella, pues en las terapias que asistió, su psicólogo se lo recomendó, había pasado por tanto, incluso habían noches en las que no dormía debido a las pesadillas que tenía con aquel chico de ojos oscuros como la noche y, cuando eso ocurría, tomaba pastillas contra el insomnio que el psiquiatra le recetó, lo pasó tan mal, se había hecho muy dependiente a él, su dependencia emocional  estaba atada a él y cuando éste la dejó, su mundo se vino abajo, pensó incluso en morir, porque sinceramente él era su vida, su razón de vivir, su todo.

Andronico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora