En la Tierra

cincuenta y cinco

Podía pedírselo,mas eso no cambiaba nada,pero tenía,tenía que escuchar a esa mujer decirlo del mismo modo,era esa la frase que Mary traía atorada en la garganta. Más que cualquier cosa en este universo o en el otro;ellos querían permanecer juntos,una vida,la eternidad o un sólo minuto más. Tan sólo un minuto mabrazarce,para besarse, para mirarse,para sentirse;para amarce.

El tiempo era valioso desde que la conoció y desperdicio tanto.En ese momento lo sentia más que nunca,en ese instante mientras se aferraba a su cintura y la apretaba contra él,era cuando más sentía haber sido tan débil y haberse privado de ella y haberla privado a ella de él,porque sentía cuanto lo amaba y cuanto lo necesito cerca y cuan difícil le debió ser no tener sus besos,sus caricias,sus palabras No queria dejarla,no quería soltarla, no quería que el tiempo avanzará.
Era ese instante la eternidad misma y el más efimera de los momentos ¿De que valía todo su poder si no podía conseguir estar al lado de esa mujer? Hubiera renunciado a todas sus facultades por volverse un hombre ordinario.Uno de los miles que había en esa ciudad y que podían llegar a tener una vida con ella. Con ella que era tantas cosas, cosas que ni siquiera soñó, que tuvo y ahora le quitaban ¡Como dolía! Dolía ser él mismo de nuevo,pero en realidad ese Whis que se estaba llendo,no era el mismo que llegó a ese mundo. Estaba el Whis antes de ella y el Whis después de ella.

¿Qué le quedaba en este mundo sin él? Literalmente nada,él se llevaba consigo todo lo que le importaba,porque lo único que le importaba era él. No queria abrir los brazos que cerro entorno a ese cuello,ni que él separará los que cerro entorno a su cintura;quería quedarse así para siempre,sin el pasado con él y sin el futuro sin él. Siempre supo que dolería,pero nunca imagino que tan intenso podía ser ese sufrimiento;dejar ir a quien amaba sin más motivos que el hecho de que así tenía que ser nada más,era injusto y era cruel,despiadado; desolador.

-Tengo que irme-le dijo Whis al final,haciendo acopio de sus fuerzas.

-Lo sé...

-Suéltame-le pidió Whis sujetándose a ella más fuerte.

-Suéltame tú-le respondió ella aferrándose a él, en un intento desesperado de retenerlo un poco más.

-No puedo,no quiero-le dijo él ángel con el rostro empapado en lágrimas-Queria tantas cosas. Tantas cosas que sin ti,Mary suenan vanas...De verdad quería quedarme,pero...

-Somos lo que somos,Whis...

-Te amo,Mary...

-Te amo,Whis...Tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,tan cerca que si cierras los ojos yo me duermo...

No podían postergarlo más, debían dejarse ir para siempre. Un beso con sabor a sal,la sal se las lágrimas de dos amantes que hicieron un puente de cristal que sabían que no los sostendría para siempre.La última caricia,la última mirada,el último beso. Whis comenzó a apartarse deslizando su mano por el brazo de Mary hasta que sus manos se engancharon,sus dedos se resistieron un poco, sujetándose por un segundo y luego sólo lo vio alejarse hacia el cielo iluminado por la luz del amanecer. Tres sombras contra una esfera de luz,luego un fuerte resplandor y el vacío.

Ese fue el momento en que el llanto tranquilo de Mary se volvió vehemente y poco a poco, con dificultad,como resistiendose,se fue doblando sobre si misma hasta terminar de rodillas en el piso aferrada al barandal. Un grito ronco subió desde los confines de su ser y rompió con ímpetu el silencio del amanecer. La luz palpitante del sol que venía desde el oriente a apartar la oscuridad,la baño con calidez.

Mary veía directamente al amanecer ¿Habrá escogido Daishinkan ese momento del día a propósito? Tal vez,porque era una metáfora que ella comprendió y en medio de las lágrimas más intensas que había derramado,desde la muerte de su abuelo,tambien esvoso la más bella de las sonrisas. Podia no estar,Whis con ella nunca más,pero lo tenía en su mente y su corazón;ni por un momento aquello tenía comparación a sentir su calor,su olor,oir su voz,mas era la parte de él que nadie podía quitarle.