veintisiete.

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Mary no estaba enojada realmente,sólo algo molesta por algo que no tenía mucho que ver con es "mentira". Se fue al cuarto que ocupaba en esa casa y se quedó sentada en la cama.
Whis vio a Bills seguirla así que partió tras ellos,pero el dios sólo iba a su habitación. Así que el siguió en busca de Mary y al encontrar la puerta entreabierta sólo entró.

-Déjeme explicarle la razón de...

-No querías que yo corriera peligro así que fuiste solo con Pier para no exponerme ¿Es eso lo que ibas a decirme?

-En esencia-le respondió y se sentó junto a ella-No quería...

Whis no hizo más comentarios al respecto. Sintió que no era ese el motivo exacto por el que ella estaba así. Le tomó la mano y le hizo una caricia en la mejilla intentando que ella lo mirara, pero como no lo hizo la tomo con cuidado por la barbilla y le giró el rostro hacia él.

-¿Qué sucede?-le pregunto.

-Quedate un poco más-le dijo al cabo de un rato y con tristeza.

Quería ayudarlo a volver,pero no quería que se fuera tan pronto. Una especie de lucha se desató en el interior de Mary ,pues si bien estos sujetos denominados los "kataharos" eran una amenaza para ellos,también era la posibilidad más concreta que Whis y Bills,tenían para volver a ese su lejano cosmos y si bien ella entendía esto como lo correcto,
no podía negarse que contemplar la separación era algo que estaba empezando a doler.

Busco refugio entre los brazos del ángel,que se abrieron para ella y allí se quedó aferrada al breve y frágil lapso que compartía con él. Un paréntesis entre dos mundos que los separaron desde el principio,
pero entre los que ellos decidieron levantar un puente que podía desmoronarse en cualquier momento.

¿Podía Whis decirle algo que cambiara la realidad? No y él también era atormentado por aquello. Sólo que Whis prefería exprimir cada momento junto a ella,que ponerse a pensar en lo que vendría. Cada minuto a su lado era precioso y no tenía interés en desperdiciarlos. Era celoso de cualquiera que pudiera robarselos.Era celoso de cualquiera que considerará una amenaza para esa relación fugaz, pero que le era infinita a la vez.

La contuvo allí un momento, luego busco esos labios de los que estuvo privado por una noche y un día,esos que le causaban un hambre de índole ajena a la carne,como propia de la carne;un apetito difícil de explicar y que no conocía la saciedad. El sabor de esa boca era como la de un vino embriagante.Una maldición que lo hacía no conseguir estar satisfecho y no querer probar nada más. Conforme los besos fueron aumentando entre ellos, hasta llegar a ese momento,
tambien habían ido creciendo las ganas de tenerla más,más y más cerca,hasta que no existiera límite de ninguna clase  entre los dos.Ni siquiera el que mantenían las prendas que llevaba puesta. Que molesto le resultó a Whis el tacto del suéter de la muchacha, él quería sentir su piel y esa estaba escondida debajo de aquella lana tejida y tiñida de negro,asi que con cuidad como si temiera advertir a algo que aguardara allí, fue metiendo sus dedos debajo de aquella prenda hasta lograr sentir la cálida piel de ella,esa que pareció agitarse con su contacto.Separó su boca de la de Mary para buscar un lugar nuevo que besar,uno sin explorar y que estaba próximo,
sólo debía bajar un poco más, ese cuello del que emanaba ese olor mezcla del natural y un perfume tenue que la muchacha solía ponerse invadió su nariz,como una sutil y natural invitación a...

-Whis...-lo llamó Mary,buscando terminar con lo que estaba iniciando-Whis detente... ¡Whis!

Los ojos de Whis se abrieron como si lo acabarán de despertar y se quedó un momento con el rostro sobre del hombro de la muchacha,que buscaba la distancia.

-Yo...-balbuceo Whis saliendo de ese éxtasis.

Ella no le dijo palabra alguna y salió del lugar.¿Fue imprudente? No,ella se estremeció en sus brazos y le dió el consentimiento,pero el último temblor de su cuerpo delató el miedo que sintió por alguna razón que él desconocía y no descubrió cual era. Mas ahora sabía que ella también anhelaba aquello y que debía sólo ser paciente aún que tal vez no había tiempo...

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