Capítulo 9

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~LEXA~

Vuelve la voz que me dice que corra. Sin da er porque me levante e intente correr. Pero Clarke es más rápido y fuerte.

Y tal como pensé me detiene a la fuerza. Habla en mi oído.

- Soy capaz de cosas que no puedes imaginar. Provócame otra vez y te lo demostraré.

Me soltó a pesar de si misma. Y se fue a sentar. Me dejé caer sin pensar, de nuevo a cuatro patas, una vez más mirando fijamente sus zapatos.

Estaba segura que colapsaría si intentaba imaginarme todas las cosa que yo no era capaz de imaginar, porque podía imaginarme algunas cosas bastante horribles.

De hecho, me imaginaba algunas de esas cosas horribles cuando su voz interrumpió mis pensamientos.

-Tu vida entera va a cambiar. Deberías intentar aceptarlo, porque no hay forma posible de evitarlo. Te guste o no, luches o no, tu vieja vida se ha acabado. Dice con firmeza. Se había acabado mucho antes de que despertara aquí pienso.

No había palabras, no para mí, no aquí. Esto era una locura. Había despertado con sudor y con miedo a esto, a esta oscuridad. Miedo, dolor, hambre, a esta mujer.

A pesar de eso queria poner mi cabeza encima de las puntas de sus zapatos.
Clarke me daba a entender que nunca saldría de aquí. Que nunca más vería de nuevo a mi familia, que nunca más tendría que estar con mi padre, o con ninguno de los que hombre que habían abusado de mi.

Tenía que haber esperado ese tipo de palabras cada villano tiene un discurso parecido: "No intentes escapar, es imposible», pero hasta entonces no me había dado cuenta lo verdaderamente significaban esas palabras.

Clarke me miraba desde arriba, como si fuera un dios que hubiera hecho pedazos el sol sin importarle mi devastación.

-¿Cómo quieres llamarme ? ¿Ama, Domina, Señora, Mistress, o Diosa,?. Pregunta arrogante.

No respondo, no veo porqué debería escoger uno de esos nombres tan ofensivos para mi.

-Dirigete a mi como Ama, ya que no deseas escoger. Cada vez que lo olvides, me veré forzada a recordártelo. Así que puedes elegir obedecer o elegir ser castigada. Depende enteramente de ti.

Levanté la cabeza rápidamente y mis estupefactos, horrorizados y cabreados ojos se encontraron con los suyos. No iba a llamarle Ama. De. Ninguna. .Jodida. Manera.

Estaba segura de que ella podía ver la determinación en mis ojos. Ellos gritaban: «Intenta obligarme, imbécil. Tan sólo inténtalo.

Levantó una delineada ceja, y sus ojos azules respondieron: Con gran placer, mascota. Tan sólo dame una razón. Mejor que arriesgarme a una pelea que no me seria posible de ganar, volví a bajar mis ojos al suelo. Iba a salir de allí. Sólo tenía que ser lista.

-¿Lo has entendido?.Dijo con aire de suficiencia.

Si, Ama. Las palabras siguieron sin ser dichas, su ausencia debidamente advertida.

-Lo. Has.. Se inclinó hacia delante..

- Enten. Dido?. Dibujó cada palabra como si estuviera hablando con un niño, o con alguien que no entendiera el español.

Mi lengua empujó contra mis dientes. Fijé la mirada en sus piernas, incapaz de responderle, incapaz de enfrentarme a ella.

Un nudo empezó a formarse en mi garganta y tragué saliva fucr6te para bajarlo, pero las lágrimas finalmente llegaron. No eran lágrimas de dolor o de miedo, sino de frustración.

-Muy bien, entonces supongo que no estás hambrienta. Pero yo lo estoy. Con la mención de la comida mi boca se llenó de saliva otra vez. El olor de la comida retorció mi estómago con nudos apretados.

Mientras ella partía pedazos de pan , mis uñas escarbaron en la fina alfombra donde mis lágrimas ahora caían.

¿Qué quería de mí que no podría simplemente tomar? Gimoteé, intentando no sollozar. Me tocó otra vez, acariciando la parte de atrás de mi cabeza.

-Mirame. Me sequé las lágrimas de la cara y levanté la vista hacia ella. Se sentó de nuevo en si silla, con la cabeza ladeada.

Parecia estar considerando algo. Esperaba que, lo que quiera que fuera, eso no me causara más humillación, pero lo dudaba. Tomó un pedazo de carne de su plato y despacio se lo metió en la boca, todo ello mientras me miraba a la cara.

Cada lágrima que salía de mis ojos, yo rápidamente la secaba con el dorso de la mano.

A continuación, tomó un pedazo de ternera troceada. Trague aliva. Se inclinó hacia delante y llevó el bocado de olor delicioso hacia mis labios.

Con un casi descarado alivio abri la boca, pero me lo arrebató Me lo ofreció otra vez. Y otra. Cada vez gateaba avanzando más y más cerca, hasta que me quedé atrapada entre sus piernas, mis manos a cada lado de su cuerpo.

Derente levanté mis brazos alrededor de su mano y envolví con mi boca sus dedo para quitarle la comida.

Oh, Dios mio, qué bueno. Sus dedos eran delgados y salados contra mi lengua pero consegui arrancar la carne.

Se movió rápido, sus dedos salieron rápido. Me miro con burla.

- ¿ Dedeas comer?. Volvió a preguntar ahora seria.

No sé porque mierdas no podía pronunciar dos palabras. Pero aún sabiendo lo que venía decidí no responder.

- Eres muy orgullosa. Dijo con lo que parecía decepción. Se levantó y se llevó la comida. No podía creerlo.

Mi estómago protesto y no pude más. Me deje caer por completo en el suelo. Mis lágrimas ya salían sin ser limpiadas libremente.

Queria gritarle que volviera, que haría lo que quisiera, pero no podía, eso sería demostrarle que yo no era una persona, si no su mascota.

Captive in his armsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora