capítulo 20

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~LEXA~

Aprovechando mi actitud, me irguió lentamente en su regazo. Con mi enredado pelo pegado a la cara, cuello y espalda. Clarke lo apartó hacia atrás. Los pensamientos normales y racionales aún no habían regresado. Estaba agradecida.

Los pensamientos normales y racionales dictaban que estaba asustada, cabreada o alguna variación de los mismos. Era agradable estar desprovista de tales cosas.

Los ojos de Clarke vagaron a mis labios, y luego de vuelta para encontrarse con mi mirada ausente. Sacó una pequeña llave de su bolsillo y abrió el cierre que me sujetaba los brazos a la espalda.

Gentilmente los puso en mi regazo, la conciencia comenzó a arrastrarse de vuelta. No me gustaba.

-Bésame. Y antes de que digas que no..

La interrumpí al tocar con mis labios salados su suave flexible boca. Se apartó un poco ante mi impulsiva audacia. Pero entonces la oí suspirar y se volvió a inclinar.

Inhalé profundamente ignorando la presión de cualquier tipo de emoción que intentara infiltrarse en mi aturdimiento. Me esforcé para que el beso pareciera natural, luchando contra el impulso de apartar la cara.

Su actitud se suavizó. Ella nunca había sido amable cuando me besaba. Parecía raro, pero sentí algo dentro de ella cambiando.

Gimió muy levemente, un sonido que nunca había oído proviniendo de ella. Alargó la mano hacia mi pecho, pero luego retiró los dedos. Una vez más, restringiéndose a sí misma.

Sin previo aviso sentí el más minimo aumento de algo similar al control. Había estado impotente en cada encuentro con ella, pero en este momento sabía lo que Clarke quería. Me quería a mí.

No solamente mi cuerpo, sino a mí. Y aunque, me controlaba por el momento mientras ella dictaba mí futuro, en este único beso... yo la poseía. De repente, me empujó.

-Buena chica. Dijo en voz baja, pero el vacilar de su voz revelaba una pizca de confusión.

Se puso de pie, mirando hacia abajo para encontrarme mirándole directamente a los ojos. Me sonrió y agarró un puñado de mi pelo.

-No debes mirarme a menos que te lo diga Gatita, sólo te harás daño a ti misma.

El momento había pasado. Ella estaba al control de nuevo, pero enfadada. Al haberse perdido, ¿incluso por una fracción de segundo?.

Yo no podía dejar de sonreír no lo aculté lo suficientemente rápido. Con una sonrisa burlona, me llevó por mi pelo al baño y me banó rápidamente en silencio.

Después de que ella me secara y me cepillara el pelo, volvió a unir mis muñecas esta vez al frente.

- Levanta los brazos. Dijo con severidad. La repentina energía en su voz me hizo saltar. Ella puso sus manos alrededor de mi cintura y levantó mis muñecas atadas sobre el poste de la cama. Estaba un poco angustiada en esta posición, mi cuerpo se estiraha con fuerza de puntillas.

Me estremecí de nerviosismo, esperando que otra salvaje paliza comenzara. Mi ansiedad alcanzó la cima mientras ella colocaba una gruesa venda de cuero sobre mis ojos.

-Por favor, no Ama, por favor. Me duele mucho.

Ella pasó las manos sobre mis pechos, apretando mis pezones hasta que se convirtieron en pequeñas piedras duras entre sus dedos. Hice una mueca y cambié mi peso tratando de liberarme.

- Me gusta hacerte daño Gatita... es lo que me excita. Me quedé inmóvil, sin decir nada, esperando lo peor.

- No voy a amordazarte, pero si no te quedas callada, te pondré una mordaza tan grande, que olvidarás cualquier dolor que hayas sentido antes.

Me mordi el labio inferior. Todavía estaba allí de pie, con la mente en blanco, mucho después de que ella hubiera dejado la habitación.

Si me concentraba, podía mantenerme de puntillas, lo que aliviaba la insufrible tensión de mis hombros y mi espalda. Yo era dolor puro y nada más.

Sin pensamientos, sin emociones, solo un cuerpo pidiendo a gritos ser liberado. Mis pantorrillas se retorcieron de dolor y sufrí un calambre. Empujé mi peso contra el suelo, para aliviar el fuego de mis piernas.

Me giré de un lado al otro, esperando encontrar una posición que doliera un poco menos que la anterior. Los minutos se alargaron hasta interminables horas. El dolor saturó cada músculo de mi tenso y estirado cuerpo.

Empecé a gimotear en voz baja, que fue volviéndose más alta con cada respiración. Pánico entraba, pánico salía. Había temido ser golpeada. Ahora le dejaría golpearme si tan sólo me dejara marchar.

Un pensamiento horrendo cruzo mí mente. ¿qué pasa si ni siquriera está aqui? ¿Qué pasa si no vuelve por mucho tiempo? ¿Cómo podría aguantar este tipo de tortura durante otra hora, abandonada sola durante toda la noche? Si es que era de noche.

Intenté dejar de sentir el dolor, intentando dejar que mi mente venciera a mi cuerpo. Me centré en el sonido del cuero que ataba mis muñecas chirriando contra el poste de la cama. Mi respiración. El modo en el que el calor de mi cuerpo había calentando el hierro forjado de la cama a mi espalda.

Intenté encontrar la paz más allá del dolor, más allá del sufrimiento. Tal y como había hecho cuando ella me había azotado, pero el truco no me funcionó esta vez.

Cada aliento que tomaba parecía estrechar más mis ataduras. Lloré. En silencio al principio, luego en ruidosos quejidos.

Mi estomago se retoreció y de pronto entendí por qué no me había amordazado... Iba a vomitar. Luché por seguir respirando, y pensando en cosas relajantes que pudieran mantener los calambres del estomago a raya. La historia de mi vida, manteniendo lo inevitable a raya.

Gotas de sudor caían por el hueco entre mis pechos y se acumulaban en mi ombligo. Me agitó, esa sensación de sudor pegajoso por todas partes. Mi pelo se me pegaba a la cara, espalda y costados. Me estaha llevando al delirio.

Me agité violentamente con la frustración, cada músculo convirtiéndose en dolor fundido. Lo último que esperaba. Entonces por un momento, la escuché como un producto de mi imaginación.

No podía recordar cuan a menudo en el pasado me había despertado en la oscuridad pensando que había escuchado algo.

Nota: Chicas tengo dos opciones, la historia original como se pudieron dar cuenta es " Fuerte" y aunque me gusto al principio creo que no me gusta que Clarke sea tan violenta con Lexa. Así que hay dos opciones

1. Sigo la historia tal y como esta en el libro original.

2. Edito las partes violentas según mi criterio.

Ustedes deciden.

Captive in his armsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora