capítulo 5

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~CLARKE ~

Mi voz era azúcar, mezlada con arsénico:

-Ahora, por favor ve a buscarle a mi invitada una aspirina, parece que tiene un buen dolor de cabeza.

Bellamy sale de la habitación sin decir nada más, con la tensión forrando su cuerpo, por fin sonrio una vez a solas.

Lexa se derrumba por completo en mis brazos.

-Por favor, por favor, te lo ruego, no dejes que me haga daño. Juro por Dios que no palearé más. Exasperada, dejo escapar una risa irónica.

- ¿Ahora no te gusta pelear? ¿Qué te hace pensar que yo no voy a hacerte daño?. Le pregunto con intriga.

- Dijiste que no lo harías. Por favor, no lo hagas. Escucho que dice través de los distorsionados sollozos.

Ella puso énfasis en la palabr "por favor". Al escucharla oculto una sonrisa en su pelo.

Yo ya no estoy dispuesta a mostrar sus hermosas curvas a Bellmay, me inclino sobre mi cautiva para retirar el borde del edredón.

Al hacerlo, le apreto la cara contra colchón y mi monte de venus presiona contra su trasero, aún cubierto por la seda.

Lexa se acude tan ferozmente, que me pregunto cómo puedo soportar su cuerpo, logra  sueltar sus muñecas y cubre su cuerpo.

-Necesitas calmarte. No quiero que entres en shock.
Ella sólo gime en respuesta. Me rió y le acarició el pelo.

-Te prometo Lexa, que si haces lo que te digo, siempre saldrás mejor parada de lo que piensas.

Bellamy regresa sosteniendo los articulos que yo le había pedido.

Los temblores de mi Lexa se intensificaron. Obviamente, todavía enojado, Bellamy me tira la aspirina.

-¿Algo más? dice mordazmente. Tomando la botella con una mano,  sacudo la cabeza y chasqueó la lengua. Sacó una aspirina y otra pastilla de aspecto similar de mi bolsillo.

Hago un gesto para que Bellamy se acerque, y le entregó las pastillas.

-No seas tan sensible Bellamy. Sólo te hace menos atractivo aún. Digo y él gruñe.

-Pero estoy seguro de que nuestra invitada cree que eres mono. Accedió a portarse bien siempre y cnando no le hagas daño.

Por debajo de la manta, Lexa deja de temblar y su cuerpo se tensa como un arco. Aprovecho eso para levantarme de la cama.

-Vamo hagan las paces. Ofrécele los regalos que has traído.

Bellamy camina, me observa con una mirada suspicaz, pero se acerca a la cama y le tiende el vaso de agua.

Sus hermosos ojos verded se encontraban muy abiertos, llenos de una angustia que yo ya no entendía.

- Vamos, Alycia. Dijo Bellamy.

Los ojos de ella salieron disparados hacia los mios, su expresión ya no era de enfado, sino de un apropiado miedo.

Él hizo un punto al usar su supuesto nombre, no me sorprendió al saber que Lexa no hizo ningún comentario para corregirlo.

Sus temblorosa mano finalmente alcanzaron las pastillas y el vaso. Ella estaba extremadamente atenta de no tocar a Bellamy.

Eso fue inteligente. El vaso repiqueteó contra sus dientes mientras tragaba, pero se la arregló para no derranar nada. Cuando el vaso estuvo vacío, se lo devolvió a Bellamy, una vez más con cuidado de no hacer contacto con sus dedos.

Sus ojitos miraban más allá de Bellamy hacia mi, podía verlos llenos de pena.

- Da las gracias puta. Espeta el idiota de Bellamy cuando ella simplemente se acurruco en posición fetal. Vuelvo a fruncir el ceño, pero dejo pasar el comentario, sus ojitos una vez más se encuentran con los mios en busca de orientación.

-Gracias. Finalmente murmura débilmente, antes de tirar del edredón envolviéndoselo más apretadamente a su alrededor.

Ante mi mirada desdeñosa, Bellamy sale de la habitación. Y una vez más me quedó a solas con mi desconcertante adquisición.

Con sumo cuidado me acerco a la masa cubierta de algodón de la cama, me siento y me inclino cerca de su cara.

-Eres muy orgullosa. Tan amable como he sido, te has portado como una mocosa. Pero hacia el hombre que te violaría, no le has mostrado nada más que obediencia.... Eso dice mucho. Susurro en su oído.

- Jódete. Es su pequeña y áspera respuesta que logran que suelte una carcajada.

- Bueno, no eres nada sino interesante. Digo, esa era la verdad. Por alguna razón, lo había sabido desde el principio, y sin embargo, no había esperado esto.

Mi risa muere lentamente y la siguicnte siguiente vez que hablo, mi voz es fria pero suave como terciopelo.

- Pera sabes... me gustaría mucho más follarte a ti.

El montículo de algodón tiembla, y luego se contorsiona violentamente mientras se gira iba y se escurre hacia atrás, agarrando el edredón contra su pecho como si fuera suficiente para detenerme.

No podía dejar de reir. Sus ojos le dispararon dagas, pero podía ver que sus pupilas estaban dilatadas.

Su estómago estaba vacio y los medicamentos trabajaban rápido. Teniendo en cuenta la dosis que le había dado, estaria volando como una cometa.

Qué mona, su cabeza cayó, pero ella la levantó rápidamente, atrapándose a sí misma con movimientos erráticos. Me encontre sonriendo, aunque brevemente.

-¿Qué. me.. pasa?. Dice arrastrando las palabras. Su cuerpo se relajaba contra su voluntad. Y ella segue luchando, luchando contra la droga.

- Vas a dormir ahora Lexa.  Digo simplemente.

-¿ Qué? ¿Por qué?.

Sus ojos se abrieron cómicamente con estupefacción y tira de labio.

- Mi cara está adormecida, paralizada, entumecida. Dice.

Lexa deja escapa una risita extraña, pero pronto se desvaneció, respirando pesadamente.

Me dirijo hacia la puerta, con una lenta sonrisa curvando mis labios a pesar de mi mismo. 

Necesito hacer esos exámenes, ya quiero poder difrutar de Lexa. Me vuelve loca pensar que otros pudieron tocarla antes que yo.

Captive in his armsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora