Capítulo 43

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~LEXA~

Becca hacía su trabajo, introduciéndose con sus dedos en ella con movimientos rítmicos, acariciando sus caderas con una manos y estremecida por los gritos de Clarke.

Yo me sentía completamente rellena. Clarke tocaba un punto tan a dentro de mí que me volvía loca, y hacía que me moviera con un vaivén mucho más rápido e intenso.

-Cinco minutos.Gruñó Marcus. !Zas! įZas! Latigazos. Y, después, quemazones leves de la electricidad.

El dolor duraba tan poco que no sabía si era dolor. Y, a continuación, toda la trasladaba de golpe a sus sexos. Parecía que iban a estallar, a energía volar las das por los aires.

-Vamos, Lexa. Estás a punto. Córrete y Clarke se correrá.
Me apresuró Becca, controlando el reloj de arena.

Al ver que no llegaba llamo a su cría.

- Toca a Wanheda.

-No, no..., Clarke le pertenecía.

-Becca, tocame a a mi. Con decisión le hable.

Su mano fue a la parte delantera y colocó un dedo en mi clítoris, para moverlo haciendo círculos con suavidad.

Me centré en Clarke y olvidé lo demás; o, al menos, eso intenté, porque mientras me penetraba con Clarke, Becca  me acariciaba el clítoris con una mano y después me hacía inclinarme y descender para...

- ¡Bajale la cremallera de atrás de la braguita!

«Muy bien, Lexa. Tú piensa que es Clarke. No, pero Clarke la tengo debajo... ¡No importa, mente perversa! ¡iHay otra Clarke igual detrás de ti! », se repitió.

No obstante, las manos de Becca no eran como las de Clarke. Eran más suaves y pacientes, y le acariciaban de otra manera.

Además, Becca olía bien... Como a melocotón. Era agradable. De repente, sentí que dejo de tocarme y acariciaba mi trasero con dos manos. Siguiendo su forma.

Becca me ayudó a salirme completamente del dildo, dejando un reguero de flujo en el.

Yo me tense, incómoda, por no poder apartarme de todo esto. No podía echarme atrás. La cremallera de atrás se deslizó con lentitud.

-Relájate, Lexa. Susurró Becca en tono calmante.

- Vas a disfrutarlo. Solo piensa en que estás... experimentando.

Llevó una mano a mi parte delantera y terminó de bajar por completo el cierre con cuidado. Después, con movimientos hipnóticos, me obligó a incorporarme y a colocarme de nuevo sobre el dildo doble.

- ¿Cómo estás por aquí abajo?. Me preguntó cuando me tocó levemente con los dedos.

- ¿Necesitamos ayuda?. Sara le ofreció el bote de lubricante que Marcus había tirado al suelo y Sharon se huntó los dedos con él.

Sin muchas ceremonias, pero con un cuidado exquisito, embadurnó dildo doble con la resbaladiza crema, y después me untó por delante y por detrás. Yo gemí y sacudí la cabeza.

Me estaba calentando. Aquello era un juego, una competición donde Clarke podría liberar a su madre.

Bien, esas eran las consecuencias. Y el efecto de tener que aceptar lo que te hacían, era que el cuerpo se relajaba muy poco a poco y aceptaba el contacto y las caricias. Yo no me iba a tensar; no quería que me doliera. Prefería que fuera esa mujer a Marcus.

-Apuesto a que estás pensando que prefieres que sea yo una mujer, ¿verdad?. Preguntó Becca.

-El cuerpo reacciona diferente a los estímulos hechos por hombres que los hechos por una mujer.  «¿Ahora eres telépata?», pensé avergonzada.

-Muy bien. Dijo Becca pegando su torso a mi espalda. Me tomó de la cintura y me instó a que bajara poco a poco para empalarme de nuevo en Clarke.

- Así. Clarke ya esta mojada.

-No la mires espeto sin querer. Sara soltó una exclamación ahogada. Becca arqueó una ceja  y me azotó en la nalga derecha. Yo apreté los dientes, rabiosa.

-Vuelve a darme una orden, Heda, y le diré a Marcus que ocupe tu boca.

Becca me empujó por los hombros, poco a poco, para que sintiera la penetración con más potencia. Yo gemí con fuerza. Notando cada centímetro de dildo doble estirándome, quemándome y ensanchándome.

Oh, qué bien. Era muy grueso, pero lo necesitaba. Lo necesitaba en ese momento. Anhelaba el calor de Clarke; y no quería sentirme sola.

-Ahora yo te llenaré por detrás, Heda.

¡Zas! Me dio una cachetada en la otra nalga.

Sentí como me llenaba y me tense.

- Tranquila, Lexa, piensa que es solo Clarke. Susurro en mi oído.

Al principio tanto Clake como Becca lo hacían suave, esperando que logrará adaptarme a la doble penetración. Él tiempo pasaba lento. Pero las pe estaciones ahora eran rápidas y fuertes por ambos lados.

-No, no...

-Sí, Lexa. Claro que sí. Déjate ir. ¡Ahora!. Dijo Becca llevando una de sus manos a mi clitoris.

-¡Oh, Dios!. Yo cerré los ojos, morduendo la barbilla de Clarke y empecé a correrme con el consolador de Sharon y el dildo doble de Clarke en mí interior, haciendo estragos.

-Diioooossssss!. Rugió Clarke furiosa, echando la cabeza hacia atrás y estirando todos los músculos del cuello.

Intentaba mover brazos y piernas. Ella se corría junto conmigo.

- ¡Hijo de putaaaaaa! ¡Marcus! ¡Hijo de putaaaaaaa!¡ No te bastó con Helena y mi madre!

Becca detuvo sus caderas y retiró su mano de mi sexo. Al escuchar los gritos de Clarke.

~BECCA~

Doy un paso atrás, impactada por esa última frase, y salió del ano de la chica. Ya había hecho su trabajo. Había logrado que Marcus no tocara a ninguna de las dos, había calmado interior de Clarke.

Ahora debía irse de ahí y, corriendo. Porque si se encaraba con Helena entonces, ¿qué pasaría? Sabia que ella sería la siguiente en participar, aunque ya habían ganado Clarke junto a Lexa el concurso.

Odiaba cómo la miraba, cómo la juzgaba, cómo la rebajaba a menos que una mierda. Y le dolía, y era tan injusto todo...

Con el rostro pálido por completo, guardó el consolador y se dispuso a irse de allí, pero Marcus la tomó del antebrazo con fuerza y la detuvo antes de que desapareciera de su vista.

-¿Qué te vas?. Ahora toca tu zorita, y a esa si la voy a partir en dos.

Yo fije mi mirada color caramelo en los dedos que, como auténticas esposas, rodeaban mi piel, y la quemaban con solo rozarla.

-No dice nada.

-Maldita sea, suelta me. Dije con rabia.

Los ojos de Marcus se oscurecieron y la desafiaron.

- ¿O prefieres ser tú quien la domine?.

Yo le sonrió con tristeza e inclinó la cabeza a un lado.

-No me importa lo que suceda ahora.

Captive in his armsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora