Capítulo 33

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~CLARKE ~

Tal vez porque pensaba que si me tocaba, por su propia y libre voluntad, podía dejar de sentirme culpable por empujar en ella antes. O tal vez, sólo necesitaba ser tocada por ella.

Hubo un momento en que no quería ser tocada por nadie, sólo la crueldad, pero ahora, bajo las circunstancias correctas, más bien me gustaba.

-¿Y luego qué?, ¿Qué vas a hacer?.

Lexa estaba casi enfadada, molesta. Entonces comprendí qué suponía. No tenía ninguna razón para creer que no me aprovecharía de ella. Si era honesta, y yo lo era en su mayor parte, no estaba segura tampoco.

Sin embargo, yo era una mujer de palabra. Raven se había asegurado de eso por lo menos.

-Voy a mantener mis manos aquí. Le doy unas palmaditas a la cama a cada lado.

-A menos que me pidas lo contrario. Mi sonrisa se hizo más traviesa y yo lo sabía, pero no podía evitarlo. Traté de no reír abiertamente cuando ella dio un resoplido poco burlón y entornó los ojos.

No me creyó, ni un poquito. Vigilada, pero curiosa. La sala quedó en silencio durante unos instantes, y yo la valoro con mi mirada firme, mientras ella contemplaba qué hacer o qué decir.

Mi corazón se aceleró, al igual que mi respiración. ¿Estaba realmente ansiosa? Era un palpable afrodisíaco.

Se mordió el labio varias veces, sus dientes blancos pequeños cavaron en la carne suave. Sus dedos inconscientemente presionados en la colcha.

Había lugares en la que deseaba su boca, otros lugares que no le importaría la sensación de sus pequeños dientes presionando en mí.

Se aclaró la garganta, despertandome de mis pensamientos tortuosos

-Así que, um, si no lo hago... entonces tengo que volver a mi habitación a la derecha?

La forma en que se planteó la pregunta fue casi guiando y yo asentí con la cabeza. Me di cuenta de que los hombros de ella cayeron ligeramente, como si estuviera más relajada. Ella quería esto. Ella lo quería. Me negué a sonreír.

-Está bien. Lo haré. Pero tienes que prometer mantener las manos en la cama. ¿Lo prometes?.

No podía luchar por más tiempo mí sonrisa, asentí.

Ella no había pedido incluso lo que iba a aceptar con respecto al pacto. Tenía la cara enrojecida, pero su voz era casi segura. Una vez más me maravilló de sus facetas. Tímida un momento, una leona al siguiente.

- Cierra los ojos. No creo que pueda hacer otra cosa.

Me eché a reír, sobre todo cuando ella se sonrojó profundamente, pero a regañadientes, accedí.

...

Era tarde, lo suficientemente tarde como para ser casi temprano dependiendo de cómo uno lo mirara.

La niña dormía plácidamente a mi lado, su trasero apretado contra mi ingle. Me asombraba la facilidad con que se había quedado dormida, aunque se supone que yo le había hecho pasar muchas cosas.

Cierro los ojos y aspiró el aroma de su pelo, su olor debajo de ella. Pensé en sus dedos curiosos y pequeños por su pelo rubio y ondulado.

Había sido la primera cosa que hizo. Su cuero cabelludo había tenido un hormigueo, una sensación que cursaba en la parte posterior de su cuello, a lo largo de su columna vertebral y que irradiaba hacia cada uno de sus miembros.

Un simple toque y ya dudaba que fuera capaz de cumplir su promesa. Pero yo me había quedado quieta. Había querido saber lo lejos que iría. Me había dicho también, que era parte de su entrenamiento.

Captive in his armsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora