Capítulo 21

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~LEXA~

Estoy imaginando cosas. Me quede quieta en silencio y me concentré atentamente en los sonidos que me rodeaban. Estaba en todas partes.

Contuve la respiración superficial, negándome a dejar que el sonido de mi propia respiración me distrajera en mi búsqueda.

Lo oi otra vez. Definitivamente un hombre. ¿Llorando? No, algo más.
Había gritos, sí, algunos de ellos con reminiscencias de dolor, pero estaban en la onda de un sonido mucho más primario.

El sudor formaba gotas en mi piel recalentada que se hacían más grandes y corrian a través de los contornos de mi cuerpo. Agudicé el oido, pero me esforcé por no sentir.

Escuché con más atención y capté el inequívoco ruido sordo de algo golpeando repetidamente lo que sólo podía ser una pared o algún otro objeto duro inmóvil. Me quedé quieta, tomando rápidas inhalaciones mientras intentaba asimilar todo lo que me rodeaba.

Alguien estaba practicando sexo. ¿Era... Clarke? ¿ Con un hombre?. Incluso aunque me preguntaba a mi misma, sabia la respuesta. Por supuesto. Clarke estaba practicando sexo. Hija. De. Puta.

El calor brotó a través de mi cuerpo. No podía respirar. No podía gritar. Pero el sentimiento había vuelto. Me habia atado desnuda un poste de la cama. Para que sufriera.

Y ella estaba en algún lugar de la casa follándose a algun hombre hasta reventar. Ella no estaba pensando en mi. En el dolor que sufria por su culpa. Tan solo lo hacia. No. Le. Importaba.

Lágrimas calientes se derramaban por mi cara. No podía sino preguntarme si ella estaba siendo amable con él. ¿Estaba la cara de él enterrada entre sus piernas como ella había hecho conmigo?.

El pensamiento me provocó cosas inusuales. Nunca antes había tenido un orgasmo. Nunca. Pero ella lo había forzado en mi. ¿Qué quería eso decir? Entré en pánico, frenética, e intentando soltarme con las fuerzas que me quedaban... nada.

Ahora se escuchaban mas los gritos de Clarke. Los suyos eran más ruidosos y más guturales. De hecho, mientras escuchaba, atentamente, sus sonidos alternaban entre suaves y bajos ronroneos y fuertes y penetrantes gritos. Suaves, luego fuertes, sin cesar.

Me quede por un momento paralizada por los sonidos de  ella, parecía capaz de discernir. Ella parecía estar disfrutando.

De pronto, los sus gemidos se volvieron más intenso, me recordaba esos gemidos de antes, cuando me había lamido con su lengua. El calor estalló por todo mi cuerpo con el recuerdo, más sudor, más vértigo, más gemidos, vergüenza, placer y no había dejado de pensar en ello. Cerré los ojos. ¿Por qué coño no podía simplemente desmayarme?.

Los sonidos de ella se volvieron un poco diferentes, más furiosos y más trabajosos, como una corredora intentando terminar una carrera.

Rechiné mis dientes y me incliné hacia delante de un modo inconsciente para mí. Mis hombros ardían. Mis dificultades no se habían aliviado. El hombre gritó, con voz ronca, gritos ásperos que parecían venir de lo más hondo de su garganta.

Estaba chillando algo. Me pregunté sí podría ser su nombre. El pensamiento me irritó totalmente por alguna razón. Aquí estaba yo, en este lugar, atada a un jodido poste de la cama como una cosa mientras un hombre gritaba su nombre. Sin duda durante intensos orgasmos.

Mientras tanto, yo tenía que llamarle Ama. No se me permitía decir su nombre. Ni siquiera cuando me corría, no es que fuera a hacerlo de todas formas, esa no era la cuestión .

Él chilló otra vez y esta vez no pude evitar gimotear su nombre en voz alta, no en extasis como él, sino en agonía. No habia dicho su nombre antes, y no me había dado cuenta hasta ahora. Lo habia pensado cada dia desde que había llegado aquí.

Ella era Clarke en mi cabeza, siempre, pero no había dejado que su nombre saliera de mis labios. Lo dije otra vez, atreviéndome a llamarle por su nombre un poco más alto, dispuesta a superar la competición.

Nuevos dolores me embistieron, fuertes, cálidos y húmedos entre mis piernas. Las apreté una contra la otra.

- Clarke. Gemía yo.

-¡Clarke!. Gritaba él.

Me empujé hacia delante entre mis correas, ignorando el dolor, ignorando el ardor en mis piernas, cualquier cosa que me distrajera de escuchar atentamente. Podía oirle.

-Clarke... -empujé hacia delante.

Ella estaba jadeando, alto y fuerte. Sus sonidos se abrían camino incluso cuando los gemidos del hombre se hacían más duraderos y extraños.

El pánico creció dentro de mi. El sudor. El jodido sudor, pegándose a mi, irritándome, llevándome hacia un frenesí que nunca había sentido. Si pensara que podría tener el más minimo éxito, habría intentado morderme el brazo como un coyote para liberarme.

-¡Déjame ir!. Grité.

- ¡Déjame ir!. Lloré lastimosamente, jadeando y aspirando aire tan rápido y fuerte como pude. Susurré su nombre. Mis músculos se contrajeron con espasmos.

Mis gritos se mezclaron con los de él, con los de ella. Les oí llegar juntos en sinfonía de placer alto,  en un solo grito agudo que apenas supero el mío propio. Me desmayé.

Al fin. No sé cuánto tiempo permanecí allí, vulnerable mientras colgaba, olvidada por todo el mundo. Lo que sí recuerdo es despertarnme con la sensación de calidez y de un peso denso sentado a horcajadas sobre mis muslos.

Ni siquiera sentí una punzada de pánico. Mi pelo estaba mojado pero limpio, oliendo a la familiar lavanda.

Unas manos fuertes presionaban mis hombros contra el suave colchón que tenía debajo y no pude evitar gemir de alivio ni lloriquear recordando el dolor. Sabía que eran sus manos, no importaha quien me tocara en un futuro, siempre reconocería sus manos suaves y delicadas.

Lo que no sabía, era como interpretarla. Sus pulgares presionaban cada lado de mi columna vertebral entre mis hombros y recorrian mi carne hasta la base de mi cuello. Sus dedos se clavaron entre mi pelo mojado y tiraron de él suavemente.

Mi cuero cabelludo se estremeció y mi cuerpo le siguió. Sentí que debía decir algo, hacer algo. Despotricar contra ella, darle un puñetazo, chillarle, hacer algo violento para infligir un dolor inimaginable contra su  persona, pero sus manos se sentían demasiado bien y mi cuerpo dolorido las necesitaba desesperadamente.

Además, nunca ganaría contra ella de ninguna manera. Sus suaves manos presionaban los dos hombros. Solté una larga exhalación. No. No podía luchar contra ella.  Luego, ahora tenía que preguntarle la pregunta que me hago a casa segundo.

-¿Por qué estás haciendo esto? ¿Por qué yo? Inhaló bruscamente y exhaló. Ella no dejó de frotarme, ni pretendió que no sabía lo que le estaha preguntado

-¿Por qué no tu, Gatita?

-¿Habrías escogido a alguna otra para ocupar tu lugar?. La suavidad empezó a convertirse en rudeza.

-Si aceptara dejarte marchar a cambio de alguna otra chica o chico, ¿eso estaría mejor?. Quería gritar que sí. Pero guarde silencio. Sólo sus manos amasando mi carne.

-¿Qué va a pasarme? Pregunté en voz baja, casi esperando que no me hubiera oído. No estaba segura de querer una respuesta. No hubo respuesta, luego:

- Lo que yo quiera.

Nota: Chicas creo que no me explique bien, la trama de la historia es muy diferente a la original, los primeros capítulos son míos, en la historia original trata de un secuestro de una chica virgen que no ha sufrido violación y el protagonista es un delincuente. En mi historia Lexa ha sufrido ya de violación con anterioridad y es comprada

Resumido mi decicion, voy a dejar las partes sexuales como la original pero la trama va a seguir como tenía pensado desde el inicio. Una Clarke pervertida pero con corazón.

Las que quieran leer más golpes y maltratos lean la original. ;).

Captive in his armsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora