Capítulo 23

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~LEXA~

-¿ Pero qué diablos?. Le oí murmurar. El alivio fue breve cuando me di cuenta de que era Clarke quien había entrado en la habitación.

- Oh, Gatita, ¿qué hemos hecho ahora?se burló.

-Lo siento. Dije, pero no creo que me oyera. La puerta se cerró. Escuché... sólo los latidos de mi corazón. Había crujidos. Sabía que se movía por la habitación pero no podía discernir donde estaba exactamente hasta que oí sus zapatos contra las baldosas del suelo del baño.

Me mordí el labio tan fuerte que noté el sabor de sangre en mi boca. Su voz llenó la habitación.

-Dime una cosa Gatita... Sus pasos se sentían cerca

-¿Cuándo exactamente te imaginaste a ti misma como...?¿ Mi amante? El latido de mi corazón hizo vibrar mi cráneo.

-Fue la primera vez que hice que te corrieras con mi boca? O una de las muchas veces desde entonces, que te he puesto sobre mis rodillas? Parece que eso te gusta.

Sentí la cama descender sobre mí con su peso. Desafortunadamente era en el lado hacia el que yo no miraba. Ahora estaba llorando abiertamente. Ella sabía dónde estaba y estaba jugando conmigo.

-Lo siento, Ama. Susurré.

Ella se mofó, burlándose de mi patética naturaleza sin decir una palabra.

-Si te saco a rastras será muy doloroso. Es mejor que te las arregles tú misma.

Sollozando, le dije que iba a salir, rogándole ya que no me hiciera daño. Me sentí ridícula, reptando sobre mi barriga como un animal. Llorando, suplicando, incapaz de mostrar ninguna emoción excepto miedo. Y frustrada porque de nuevo, me lo había buscado yo misma más que nada.

Una vez que estuve fuera, Clarke me levantó y presionó mi cabeza contra su pecho, acunándome con cuidado una y otra vez.

Me agarré a ella con fuerza, ambos brazos abrazando firmemente su cintura. Se había convertido en algo natural para mí el buscar refugio en sus brazos, incluso si ella los había usado para sujetarme y azotarme. Le dije que lo sentía.

Ella suspiró y me sostuvo más cerca, sus labios contra mi oreja.

- Lo sentirás, Gatita.

En un instante me empujó boca abajo sobre la cama Lloriqueé pero no forcejeé. Quería mostrarle lo obediente que podía ser, lo sincera que era mi promesa de no decir su nombre nunca más. De no suponer nunca que había ese nivel de intimidad entre nosotras.

Con dedos hábiles consiguió atar mis muñecas juntas entre los barrotes del cabecero. Su peso dejó la cama.

Luego le oí desvestirse. Mi cuerpo se tenso. Esto era diferente. Muy diferente Empujé contra mis ataduras.

-No, por favor. No pude evitar decirlo. Fue lenta en sus preparativos. Miré fijamente a la negra oscuridad del entorno, intentando captar una visión clara de ella.

La sangre me golpeaba las orejas y mi miedo era casi tangible en el aire que me rodeaba. Su peso desplazó la cama e instantáneamente supe que no había forma de evitar lo que iba a ocurrir.

Se tumbó con sus pecho desnudo contra mi espalda descubierta, su peso prácticamente aplastándome.

-¿Quieres ser mi amante, Gatita?, ¿Es por eso que me llamas por mi nombre?.

Me rebelé con furia, intentando sacármela de encima y tirando de las correas de mis muñecas. Fue menos que inútil.

Le sentí abrazarme desde atrás. Me quedé tumbada sin moverme. Ella estaba completamente desnuda. 

Nunca antes ella había estado completamente desnuda. Sollocé entre las sábanas. Clarke no sonaba falta de aire en absoluto, mientras continuaba hablando contra mi oído.

- Te he hecho correrte muchas veces, pero ni una sola te he hecho devolverme el favor. Tienes que ganarte el derecho a llamarme por mi nombre.

-Ama, por favor. Grité en la oscuridad. Se apretó contra mí, restregando su humedad en mi muslo, ella estaba muy caliente.

-No, no me llames así, no esta noche. Llámame por mi nombre ya que estás a punto de ganártelo.

Tan solo lloré más fuerte. Clarke suspiró, áspera, enfadada o decepcionada?

Rodó quitándose de encima, pero manteniéndose cerca.  Yo no podía dejar de llorar, aunque me inundó el alivio. ¡Por qué estaba haciendo esto!.

Me acarició el pelo durante un buen rato, tocándome la cara con la punta de los dedos. La cama crujió otra vez mientras recolocaba su cuerpo para masajearme la
espalda, los brazos y las piernas, despacio, con cuidado... como una experta.

Lloré sin hacer ruido sobre la cama, luego no tanto cuando consiguió apaciguarme con una sensación irracional de seguridad.

Me tensé por todas partes cuando Clarke se tumbó de nuevo con todo su cuerpo sobre el mío. Me dijo que me relajara una y otra vez.

Me besó por todas partes, no como antes, no enfadada. Y que Dios me ayude, eso no debería haber marcado una diferencia, pero de algún modo lo hizo.

Nunca antes había estado así de cerca de ella. Nunca había sabido como el calor de su cuerpo desnudo presionando el mío podría afectarme. Luché contra ella en acto reflejo.

Mi cuerpo quería curvarse contra ella y mi mente me decía que sería un horrible error. ¿Cómo sería tocarle de la forma que ella me tocaba a mí?.

¿Estaría tan absolutamente hechizada como yo parecía estarlo con ella? A pesar de mis esfuerzos me perdí a mí misma en sus dulces caricias, dejando salir suaves gemidos de mis labios.

Su mano palmeó mi trasero, apretándolo curioseando con cuidado. No luché contra ella. Ni siquiera cuando sus dedos siguieron el pliegue sobre la curva de mi trasero y desplegaron los labios exteriores de mi sexo.

El miedo me traspasó, pero me forcé a mí misma a calmarme bajo sus caricias.

Me había hecho eso antes, usado sus dedos contra esa traidora abertura para llevarme hacia la cima del éxtasis. Y ella tenía razón: nunca había pedido lo mismo de mí. Ni una sola vez. Necesitaba esto.

Necesitaba olvidar todo, incluso por unos pocos minutos. Clarke me hacía sentir bien, muy bien y era difícil resistirse cuando ella me habría forzado de todas formas.

NOTA

Pido disculpas por no actualizar antes. He tenido unos días muy ocupado, les prometo que esta semana hay maratón con el mayor número de capítulos. ;)

Captive in his armsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora