Capítulo 42

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~ LEXA~

No sabía encajar aquella actitud de la altiva mujer. ¿De verdad quería ayudarla? Miré a Marcus, que intentaba escuchar la conversación que ambas manteníamos.

-No quiero destrozar a Clarke.

-Buena chica -asintió más relajada.

- Yo me ocupo de ti. Llevas un vestido precioso.

Becca deslizó mi bestido por las piernas y las acarició con suavidad mientras me quitaba la prenda por los tobillos.

Llama a su cría, y le dice algo en su oído. Ella sale unos minutos y cuando vuelve trae un corsé. Becca me lo pone con delicadeza.

- Te lo voy a dejar puesto, ¿te parece?. Yo asintió. Agradecía no exponerse más de lo que ya lo hacía; y aquel era todo un detalle del ama. «¿ Estoy temblando?». Sí, estaba temblando.

-Bonitas botas y bonitas piernas. Admiró ella como mujer, acariciándome los muslos.

- Y, definitivamente, bonitas bragas. S6onrie al ver las braguitas negras de látex con cremallera por delante y por detrás que Clarke me había puesto minutos atrás.

- ¿ Me tienes miedo, Heda?.

-No, no te tengo miedo.

-Yo creo que sí. Pega su mejilla a la mia.

- Oye... Cubre su propia boca con la mano para ocultar sus palabras de las camaras y me dice al oído.

- ¿Es la primera vez que haces esto?

-No.

Becca entrecerró los ojos color caramelo. No me creía, y ambas lo sabíamos.

-No te voy a hacer daño. Pero yo no le contesté. Estaba concentrada en Clarke. Sara le había quitado la ropa y solo le había dejado sus bragas negras.

Sus brazos y sus piernas estaban extendidos, sujetos con correas marrones. Respiraba agitadamente y sudaba. Parecía que sufría muchisimo. Yo quería calmarla y decirle que estaba bien, que iba a estar bien.

Cuando acabara esa noche, y ganarán, pediría que la abrazara y que se calmaran mutuamente y todo estaría solucionado... ¿Verdad?

-Te ayudo a subir a la mesa. Becca me sostuvo con fuerza mientras yo me quedaba de rodillas sobre la fría superficie. Solo el calor de la piel de Clarke podría quitarme la destemplanza.

Sin embargo, ella también temblaba, pero de la rabia.

-Ponte a horcajadas sobre ella. Lrdenó Becca.

Yo obedecí, pasando una pierna por encima del  vientre de Clarke y anclando las rodillas a cada lado de sus caderas. No podía apoyarme con las manos porque las tenía atadas a la espalda.

Pude observar el modo de proceder y de ordenar de Becca. Dulce y, a la vez, convincente. Seda y acero.

Beccca me tomó de las caderas y me obligó a posicionarme casi sobre las rodillas de Clarke.

-Sara, descubre a Wanheda.

-No...  tragué saliva y me mordí la lengua. No podía decir «no la toques o te sacaré los ojos», que era justo lo que me apetecía hacerle.

-Chist. Ordenó Becca.

Yo asiento y parpadeó mientras miro cómo los dedos de la cría de Becca deslizan las bragas hacia abajo y descubrían la intimidad de Clarke.

Clarke  estaba un poco excitada, no lo podía negar.

-Ayúdala a que se moje más. Becca guió mi cabeza hasta la vagina de Clarke y me obligó a que la lamiera y la excitara.

Yo cerré los ojos y obedecí. Siempre había considerado que tenía una gran habilidad para abstraerse de las situaciones que no le gustaban.

Aquella no le desagradaba; esa era la realidad: el hacer algo prohibido y sensual con Clarke como aquello tenía su punto de excitación. Pero estaba siendo observada por Becca y Marcus, que eran una especie de eminencias en aquellos lares, y por la otra cría, que sonreía feliz de presenciar sus habilidades.

En cambio, lo único que me molestaba era que vieran a Clarke desnuda. No me importaba si me veían a mí; pero lo que yo no quería era que la tocaran a ella o que disfrutaran de su cuerpo como yo lo había hecho.

Estaba descubriendo que era muy celosa. Pero no podía evitar sentirme así.

- Ponle el dildo doble. Tiemblo de miedo y rabia al ver como esa cria penetra con la parte más pequeña a Clarke y queda el resto para mi. Becca me ayuda a bajar con cuidado sobre ese dildo morado. Siento como interior se abre.

Becca se puso el cinturón pene de color negro, y ajustó un consolador fálico de color rosa en la parte frontal de su braguita. Echó lubricante por el largo y ancho de su falso miembro.

Yo la miraba por encima del hombro y mis ojos verdes echaban chispas; pero Becca sonreía divertida y provocadora.

-Seguro que nunca has visto un pene rosa... -murmuró Becca riéndose de mi.

Me ayudó a pegar mis pechos sobre los pechos de Clarke y llevó los dedos a mi parte trasera.

Yo hundí el rostro en el cuello de Clarke. Empezaba a sentir cosas. Clarke me llenaba por delante y los dedos de aquella mujer me tocaban por atrás... Ay, señor. Ay, Señor...

-El tiempo empieza ya. Decretó Sara girando el reloj de arena que calculaba los quince minutos. Y lo que vino durante los quince minutos siguientes fue una especie de catarsis.

Sara utilizaba el encendedor eléctrico y electrocutaba sus cuerpos con el: los brazos, el interior de los muslos, los pechos, las nalgas desnudas...
Después se pasaba al flogger, y los azotaba sin remisión.

Clarke  movía las caderas arriba y abajo y me penetraba con fuerza, aunque su cabeza iba de un lado al otro, como si negara aquella situación...

Yo levanté el rostro para mirarla,  y, sin pedirle permiso a nadie, cogi la cremallera de la máscara de Clarke con los dientes y la abrí para liberar la constricción de sus labios.

-Clarke... Susurro sobre ella.

-¡Te mataré, Marcus! ¡Te mataré!. Gritaba descontrolada, con la voz completamente desgarrada y llorosa.

Marcus, que estaba cruzado de brazos en la pared, miró hacia otro lado con gesto serio. Yo la besé para que se callara y acarició su lengua con la de ella.

-Por Dios, Clarke... No es Marcus -murmuraba improductivamente. Clarke no la oía.

-No es él... Cálmate. La besó de nuevo para que dejara de gritar.

Captive in his armsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora