~LEXA~
Fuera estaba lloviendo. Podía oírlo. Tomando una profunda respiración, abrí lentamente los ojos, olvidando por un momento dónde estaba, pero entonces la tristeza me consumió.
No sabía exactamente qué dia era. Clarke me mantenía en la oscuridad, siempre, con solo las luces de la noche para guiarme por la habitación.
No sabía por qué hacia las cosas así. Si era para desorientarme, estaba fincionando. Nunca me di cuenta de cómo la incapacidad de contar el tiempo podía hacer estragos en la comprensión de la realidad. Era fácil perderse en la oscuridad sin fin y en el paso de las horas.
Pensé mucho en mi casa, en mi madre y en lo que ella podría o no estar pasando. Quizás se lamentaba por todas las veces en que no me dijo que me quería. Quizás se arrepentía de no haberme dado aquellos abrazos que necesitaba tan desesperadamente.
Ahora era demasiado tarde. Me preguntaba si tenían alguna idea de dónde podría estar o si mi padre le abría inventado alguna excusa para no ir a visitarla.
Conté los días revisando mis comidas. Había comido seis desayunos hasta el momento. Queria irme de aquí. Pero no regresar con mi padre o mi madre.
El día, las horas, cualquiera que fuera la longitud temporal que había pasado después de esa primera paliza había creado un cambio en la relación entre mi captora y yo.
Mientras dormía, Clarke se había hecho mi nueva ama, a partir de ahora era ella quien manejaba mi destino, y ni yo ni mi padre podemos hacer nada para impedírselo.
No me miento, prefiero seguir aquí que regresar al lugar donde me sacaron. Prefiero estar solo con Clarke que seguir siendo violada a diario por hombres.
Abrí los ojos al día siguiente y en ese momento ella estaba entrando en mi habitación con el tarro de crema fría que me había echado después de mi castigo.
Su rostro habia estado más serio. Desprovisto de la constante insinuación de sonrisa. Había sabido al instante que no debía poner a prueba su paciencia.
Había dormido sobre mi estómago, exactamente como Clarke me había dejado, sin fuerzas ni ganas de moverme.
Mi piel, desde mis nalgas hasta el tobillo, se sentía dolorosamente tirante y picaba. Cada vez que movia quemaban y dolían.
Era un dolor que se extendía hasta mis piernas. Clarke se quedó quieta sobre mi, al lado de la cama, respirando profundamente y exhalando lentamente. Me pregunté si sentía alguna vergüenza por lo que me había hecho.
-¿Puedes levantarte?. Inquirió. Su voz sonaba distante, indiferente a mi respuesta.
-No lo creo. Dije, mis ojos ardian con lágrimas.
- Me duele Ama. Mantuve la cabeza baja, esperando que ella entendiera lo difícil que había sido para mi solo dirigirme a ella como deseaba. Su voz bajó, suavizándose.
-Apuesto que lo hace, pero mira lo que ha pasado por tus modales.
Apreté la mandíbula, sin decir nada. Ahora, todos esos días después, temía y esperaba con impaciencia su compañía, por ninguna otra razón que odiar mi soledad y la oscuridad.
Me deslicé fuera de la cama y por primera vez en unos días no sentí aquel horrible dolor punzante. Me levanté cuidadosamente, hice una mueca.
Los dias, no sé exactamente cuántos quizás tres, a raíz de ese horrible encuentro me los había pasado acostada boca bajo con Clarke a mi lado.
Ella me había ayudado a levantarme cuando tenía que ir al baño, negándome intimidad con el pretexto de ser de utilidad. Ella me había bañado, alimentado, y colocado cada pedazo de comida en mis labios para que yo lo tomara cuidadosamente de su mano.
A veces me sentia como una muñeca. Cuando me resistía o mostraba indecisión, la palma desmuda de su mano golpeaba contra mi trasero en carne viva convirtiéndose en estímulo suficiente para obedecer.
Renunciar a mi voluntad, era el precio que había pagado para conseguir estar bien con ella.
La fría crema era aplicada al menos dos veces al día y siempre agitó las más extrañas emociones en mí.
Ella me tocaba mientras me extendía la crema. Aunque trataba que pareciera hacerlo de manera casual a mi me parecía precisa, calculado.
Ella empezaría por mis tobillos, que por lo general hacía que me mordiera el labio de puro éxtasis. Nunca antes había tenido a alguien masajeándome y nunca había sabido que mis tobillos necesitaran tanta atención.
Cuando ella me tocaba, hacía que las cosas se sintieran mejor sin ser yo consciente de sentirme tan mal. Yo yacía completamente inmóvil, intentado tan fuerte como podía, no darle ninguna indicación de que sus atenciones me resultaban embriagadoras.
Entonces ella me agarraba las panlorrillas y masajeaba mi carne con sus dedos hasta que yo dejaba escapar un largo y bajo suspiro en mi almohada.
Siempre se las arreglaba de alguna manera para fisgonear en mis siempre tan levemente separadas piernas, frotando tan cerca de mis regiones inferiores que yo luchaba por no gritar: Basta!.
Sin embargo, ella habla conmigo cada vez que masajeaba mis nalgas. Creo que le entusiasmaba de manera inimaginable el hacerme sentir incómoda.
Un día resultó ser aún peor por su incesante interrogatorio.
- Así que nunca has estado con un hombre de forma vaginal.
Eso fue más una declaración que una pregunta, como si estuviera hablando de cosas que ya sabía. Me pregunté cómo hice para que resultara tan obvio.
-No Ama.
-¿Mujeres?.
Negué con la cabeza rápidamente.
-No Ama. Pero había mentido. Yo había estado con una mujer antes, bueno, una niña.
No sé si yo lo definiría como sexo, principalmente ella me dejaba tocarla, besarla.
Costia y yo nunca habíamos estado con un chico. Ambas teníamos 13 años, fue en la época que me puse rebelde, aún vivía con mi madre.
Supongo que estábamos experimentando con cosas. Su piel era tan suave, rosada, y siempre olía ligeramente a vainilla.
Me encantaba la sensación de sus pequeños pezones poniédose duros en mi boca mientras chupaba suavemente, de vez en cuando los mordisqueaba con mis dientes.
Ella no estaba totalmente desarrollada aún. Sus pechos eran mucho más pequeños que los mios, pero no menos hermosos. Su hoca era muy diferente a la de mi novio.
Era más blanda, suave y delicada. Había sido extraño estar pensando en ella mientras Clarke me frotaba.
Un pequeño nudo de presión se formó entre mis piernas y solo por un momento, mientras mi piel se rendía a sus caricias y mi mente se adentraba en las fantasias, quise que Clarke me tocara allí.
-¿Alguna vez te has tocado?...
Nota: Si llega a 30 estrellitas hoy mismo, subo el próximo capítulo ;)
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Captive in his arms
FanfictionMuchos los capítulos son adaptación de una saga llamada "Captive in the dark". Contiene situaciones muy perturbadoras, consentimiento dudoso, lenguaje fuerte y violencia gráfica.Si no te gustan estos temas no leas.